El coste de vivir sin gluten: un carrito de la compra 83 euros más caro
Los productos libres de proteínas de trigo, cebada o centeno en los súper pueden llegar a casi sextuplicar los precios de la oferta convencional

El ajetreo diario en un supermercado del Archipiélago. / LP/DLP
Unos 20 euros más a la semana, 83 euros más al mes y un acumulado de 997,8 euros extras al año. La visita al supermercado de las personas que padecen de celiaquía, es decir, que no pueden consumir productos con gluten, pesa más en su economía que en la del resto de hogares. Se estima que la prevalencia entre la población europea y sus descendientes es del 1% —siendo más frecuente en las mujeres—, aunque un 75% de pacientes está sin diagnosticar, según el Informe anual de precios de productos específicos para personas celíacas que realiza la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE). En el conjunto nacional son cerca de 500.000 las personas diagnosticadas con celiaquía, 2.000 de ellas canarias. Entre las soluciones al sobrecoste que soportan cada vez que van al súper, y por primera vez, el Congreso de los Diputados tramita una ley que permitiría deducciones fiscales en el IRPF de hasta 600 euros al año.
Un producto tan básico en los hogares como la pasta encarece notablemente la cesta de la compra de una persona celíaca. Un paquete de espaguetis sin gluten cuesta un 156% más que el equivalente con gluten, de acuerdo con el análisis de la Federación de Asociaciones de Consumidores y Usuarios (Facua). Si además se desea terminar el almuerzo con un postre, el sobrecoste puede ser aún mayor: productos como las magdalenas alcanzan precios hasta un 305% superiores.
En términos absolutos, la pasta tiene un precio en torno a los 0,8 euros, mientras que la opción apta para celíacos asciende a 2,05 euros. En el caso del dulce, las magdalenas pueden pasar de 3,38 euros a 13,69 euros si no incluyen gluten. La reacción más común entre quienes no tienen más remedio que pagar estos precios suele ser limitar su compra y privarse de algunos alimentos.
Alternativas
«He tenido que dejar de comprar determinados productos, son caros y encima viene poca cantidad», explica Carolina Gómez, diagnosticada con celiaquía desde pequeña. Como remedio, ha adoptado la fórmula de preparar sus propios postres en casa, aunque advierte de lo cara que es la harina que necesita para cocinar: un 338,8% más cara sin gluten, según el mencionado análisis; es decir, el precio pasa de 1,34 a 5,88 euros.
En este sentido, el informe de Facua-Consumidores en Acción concluye que el precio medio de los productos para celíacos es un 153% superior al de los alimentos destinados a personas sin esta intolerancia. Las diferencias son tan marcadas que, en algunos casos, el sobrecoste alcanza hasta un 451% —casi seis veces más— respecto al precio de los productos con gluten.
Así, ante esta elevada disparidad, Facua vuelve a pedir a los ministerios de Sanidad y Consumo que impulsen un programa de ayudas económicas para personas con celiaquía. Además, exponen el ejemplo de países como Francia, Portugal, Italia o Bélgica, donde ya se conceden ayudas desde hace años para hacer frente a la subida de precios de los productos sin gluten.
El Congreso estudia aplicar una nueva deducción por celiaquía, de hasta 600 euros, en el IRPF
En el caso de España, el Congreso de los Diputados aprobó hace apenas dos semanas la toma en consideración de una proposición de ley impulsada por el Partido Popular, que plantea una compensación económica para las personas celíacas. La medida pretende una deducción en el IRPF de hasta 600 euros por cada miembro de la unidad familiar diagnosticado con celiaquía, así como la creación de un registro nacional de esta enfermedad crónica.
La cuantía no alcanzaría a cubrir los 997,85 euros que distan entre el carro de la compra de una persona con celiaquía y el de otra sin esta afección autoinmune. Aun así, el presidente de la Federación de Asociaciones de Celíacos de España, Aarón Santana, reaccionó a esta proposición de ley: «Es un gran comienzo y estamos muy ilusionados».
«No se trata de un capricho, sino del único tratamiento que existe contra esta afección»
Quienes padecen esta enfermedad critican que, además de las restricciones alimentarias que deben seguir, también se vean afectados por el elevado coste de los productos sin gluten. Tras la ingesta de esta proteína —presente en alimentos cotidianos como el pan, la pasta o la bollería—, el organismo ataca y daña la mucosa intestinal, impidiendo la correcta absorción de nutrientes.
Mientras el único tratamiento es la dieta sin gluten, estricta y de por vida, las críticas de los pacientes se mantienen en torno a los altos precios de sus alimentos. «No tendría por qué pagar más por una condición genética que no me permite consumir gluten», defiende Pablo Herrera, diagnosticado hace cuatro años con celiaquía. El joven insiste: «No se trata de un capricho, sino del único tratamiento que existe contra esta afección».
En la misma línea, Carolina Gómez compara los productos eco o especiales para dietas vegetarianas: «En estos casos, este tipo de dietas son una elección; a nosotros no nos queda otra alternativa», defiende.
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