Los megaarrastreros amplían su dominio en la UE
Bruselas ya se ha negado a determinar el impacto que generan los buques de gran tamaño

El ‘Annelies Ilena’ es el buque de pesca de mayor tamaño del mundo. / ED
Lara Graña
Cada salto generacional conlleva una reducción del número de pescadores artesanales. Aparte de la dureza del trabajo, tienen que enfrentar la competencia de buques de gran tonelaje. Bruselas se decanta en sus políticas por la sostenibilidad, pero en la práctica no deja espacio para los más pequeños.
A veces el mar, aún en la actualidad, se parece a un relato de Homero. Y no solo por la épica de quien lo trabaja: persisten y afloran los gigantes, los titanes, que en esta historia son pesqueros con esloras imposibles. A veces el mar, todavía ahora, se asemeja a un absurdo cuadro de Dalí: buques de palangre de fondo, que parecieran de juguete, buscando dónde largar anzuelo entre tanto veto, viendo operar a sus costados a esos colosos treinta veces más grandes.
Annelies Ilena. El mayor buque de pesca del mundo. Con 145 metros de eslora, pertenece al grupo polaco Atlantex, que lo adquirió a la holandesa Parlevliet & Van der Plas para hacer surimi. En lo que va de año, de acuerdo a sus datos de posicionamiento satelital –dispositivo AIS (Automatic Identification System)–, ha faenado durante 1.950 horas en aguas comunitarias.
Puede pescar y procesar 400 toneladas diarias de especies pelágicas; los ocho barcos de altura que esta semana subastaron su faena en la lonja de Vigo, la de mayor peso por valor del continente, venían con 128 toneladas en sus bodegas. Ocho contra uno, y perdieron.
Este, el Annelies Ilena –Parlevliet lo ha reemplazado por el Annie Hillina, de menor eslora (111 metros) pero idéntica capacidad de procesado– es uno de los once buques factoría y megaarrastreros pelágicos que han faenado este año y el anterior en aguas comunitarias, sometidas a un régimen de cuotas (TAC).
Y lo han hecho, también sin excepción, en el caladero de Gran Sol. Puede resultar paradójico, teniendo en cuenta el adelgazamiento de la capacidad pesquera europea, que este tipo de embarcaciones tengan libertad para largar aparejos frente a la Bretaña francesa o el oeste de Irlanda.
Mismas zonas donde trabaja la ahora pírrica flota de altura española, la misma que ha tenido que adaptarse a las prohibiciones a la pesca de fondo, aún sin evidencia científica sobre la huella que dejan los plomos del palangre en el lecho marino. Estos buques enormes no tocan el fondo, así que pueden seguir.
Son datos registrados solo en los días que esta docena de superpesqueros han faenado en aguas de la UE, porque es habitual que también operen durante algunos meses en aguas del norte de África —pescan en el caladero mauritano y reparan en ocasiones en Canarias— o en la costa del Pacífico sudoriental.
Las horas de pesca efectiva de este comando oceánico se han incrementado un 19,8% en 2025, hasta las 19.467,5 conjuntas, en relación al mismo periodo del año pasado. Utilizan las cuotas asignadas a los países donde están matriculados, cumpliendo la legalidad vigente.
El Willem van der Zwan ha sido el más prolífico, con más de 3.307 horas desde el 1 de enero. Pertenece a la compañía W. van der Zwan & Zonen, con base en La Haya. Es inmenso: 142 metros de eslora, más de 8.700 toneladas de peso muerto (deadweight tonnage).
Construido en las gradas de Freire Shipyard, solo él tiene más capacidad –medida en toneladas de arqueo bruto (gross tonnage)– que toda la flota cerquera de Galicia, compuesta por 143 embarcaciones a día de hoy.
Y esta, la del cerco, es la que sufrirá el abismal recorte en los cupos de caballa, del 77%, que los científicos del ICES (Consejo Internacional para la Exploración del Mar) han recomendado para el año que viene.
Es una de las especies comodín para los titanes como Helen Mary, Maartje Theadora, Afrika o los mencionados Annelies Ilena y Willem van der Zwan. Los niveles de biomasa que han aflorado de las prospecciones técnicas son malos.
¿Y ahora, qué? Otros colosos como el Margiris, Carolien, Dirk Dirk, Zeeland, Frank Banefaas y Alina —completan el listado de los once megaarrastreros analizados— están diseñados para operar incluso en aguas internacionales, donde rige anarquía legal.
Los cerqueros gallegos, no. No tienen otro sitio donde pescar. Los buques factoría y los grandes arrastreros pelágicos no están prohibidos ni tienen vigilancia específica por parte de Bruselas.
La Comisión Europea (CE) no prevé otorgarles una categoría distinta pese a sus dimensiones. Solo figuran en el apéndice de barcos que usan «redes de arrastre», como señaló el excomisario de Pesca, Virginijus Sinkevicius.
A comienzos de 2022 fue interpelado por tres eurodiputados franceses —France Jamet, Hervé Juvin y Hélène Laporte— sobre este tipo de embarcaciones. «¿Podrá la Comisión facilitar por fin criterios objetivos para definir los “superarrastreros”, junto con una evaluación de impacto sobre los recursos marinos?», preguntaron. El comisario dijo: «no».
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