El nuevo ‘boom’ inmobiliario: el sector suma 22 empresas cada mes
En el último año la actividad relacionada con la compraventa de viviendas ganó 269 negocios frente a los apenas 17 que sumó la restauración en las Islas

Dos personas pasan frente a una oficina inmobiliaria en las Islas. / Andrés Cruz
Si en los años de la burbuja el boom inmobiliario hizo crecer como la espuma a las constructoras y elevó el empleo en el sector hasta cotas nunca vistas, en esta nueva época de fiebre por la vivienda son las inmobiliarias las que están proliferando de forma exponencial. No solo se abren nuevas oficinas en todo el Archipiélago, sino que la actividad atrae cada vez a más personas que la ven como un nuevo filón económico. El sector incorpora 22 nuevos negocios cada mes en las Islas y el año pasado ganó más empresas que la restauración.
Solo durante 2024, el número de negocios dedicados a la compraventa o alquiler de bienes inmobiliarios aumentó en 269. En el inicio de 2025 había en las Islas un total de 7.424 empresas enfocadas en esta actividad. Así lo refleja el Directorio Central de Empresas (Dirce) que actualiza cada año el Instituto Nacional de Estadística (INE) y que recoge la evolución del tejido empresarial de todo el Estado. El pasado ejercicio, el número de restaurantes y puestos de comida apenas se incrementó en 17 nuevos negocios. ¿Significa esto que se abrieron más inmobiliarias que cafeterías en Canarias? No, ni mucho menos. Pero sí que la diferencia entre las que abrieron y cerraron fue menor y, por lo tanto, la apertura de nuevos negocios sí engrosó más el cómputo final, situándolo por encima del de la restauración. O lo que es lo mismo, se abrieron muchas más inmobiliarias de las que bajaron la persiana, mientras que la diferencia en el caso de los restaurantes no fue tan importante. Algo que evidencia la pujanza que experimenta este sector en las Islas.
Las empresas inmobiliarias viven un auténtico boom en el Archipiélago auspiciado por la fiebre compradora, el incremento del número de operaciones y los altos precios, tanto de compra como del alquiler. Aunque los datos de compraventas ya están dando avisos de moderación en ciertas estadísticas, llevamos cuatro años al alza en los que se han alcanzado registros que recordaban a los de la burbuja inmobiliaria. Los precios no paran de crecer, los arrendamientos son ya un 7,4% más caros que hace un año y el coste de la vivienda en venta se incrementó un 13% en el segundo trimestre. Y con ello, crecen los beneficios de los negocios del sector que se nutren de las transacciones que se sellan entre propietarios e inquilinos y vendedores y compradores.
«Sí se puede decir que hay un boom», reconoce Isidro Martín, delegado de la Asociación Profesional de Expertos Inmobiliario (APEI) en Canarias. No solo la actividad lleva aumentando varios años, sino que la previsión, atendiendo a la gran demanda de vivienda que existe, es que siga en ascenso. «Hay mucho comprador extranjero y Canarias continúa siendo un paraíso en la rentabilidad de las compraventas», explica. Una situación que está atrayendo a grandes empresas del sector inmobiliario que aterrizan en Canarias e incluso los bancos –que todavía tienen stock acumulado de los años que precedieron a la burbuja– están montando franquicias inmobiliarias para darle salida a sus propios activos. También los grandes portales online de anuncios inmobiliarios quieren un trozo del pastel y se han apuntado también enseñar las propiedades y realizar toda la gestión en alianza con inmobiliarias locales.
Pero, la verdadera efervescencia del sector se está viviendo en la proliferación de profesionales inmobiliarios autónomos que se han lanzado a montar su propio negocio. Muchos han sido formados por las propias franquicias como agentes externos y tras años de experiencia deciden emprender su camino en solitario. «Por eso está creciendo de manera exponencial este mercado», detalla Martín, quien señala que tanto a estos trabajadores como a los que llegan nuevos a este negocio se les debe exigir profesionalidad y los requisitos que se les pide a cualquier agencia. «Como mínimo un seguro de responsabilidad civil», concreta.
La existencia de tantos profesionales también está generando una fuerte competencia dentro del sector para hacerse con la compraventa de propiedades. La escasa oferta empuja a los agentes a competir entre ellos para convencer a los propietarios de escogerles para llevar a cabo la venta de su casa. Y así, algunos caen en indicarles a los interesados en desprenderse de su propiedad que el inmueble vale más de lo que vale en realidad. Algo que empuja todavía más hacia arriba los precios y que echa para atrás muchas compraventas, a las que se les niega la financiación tras arrojar la tasación un valor notablemente inferior al precio de compra.
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