Los hijos engullen la mitad del salario de los padres y madres isleños
Los gastos vinculados a la maternidad se disparan un 60% en las últimas dos décadas

Una madre pasea de la mano con su hijo. / E.D.
Llega septiembre y los gastos desbordan la economía de muchas familias. Un desembolso que se multiplica si se tienen hijos, que si bien traen muchas alegrías y gratificaciones a sus progenitores también se notan, y mucho, en el bolsillo de aquellos valientes que deciden dar un paso adelante hacia la paternidad, convirtiendo todos los meses en una auténtica cuesta de enero. Cada descendiente le supone a sus padres unos 930 euros al mes en el periodo que va desde su nacimiento hasta su emancipación. Una cantidad que representa el 50% del salario medio en Canarias.
La factura de la maternidad cada año que pasa se abulta más y más, ya que los gastos de alimentación, higiene, estudios o celebraciones no han parado de crecer. Si se hace la suma, el montante total alcanza la friolera de 335.000 euros, en el periodo que va desde los cero a los 31 años. Y eso teniendo en cuenta que el vuelo del nido cada vez se realiza más tarde y que más allá de esa edad habrá muchos que todavía seguirán costándoles dinero a sus padres. Lo cierto es que la cifra necesaria para sacar adelante a cada vástago -calculada por la plataforma europea de ahorro Raisin- se ha incrementado un 60% en las últimas dos décadas. Y para darse cuenta de lo que esto supone en la economía de cualquier hogar basta con analizar cuánto han subido los salarios. No hay que ser vidente para intuir que, efectivamente, ha sido mucho menos. En quince años los salarios en el Archipiélago han aumentado solo la mitad, un 30%. Por lo que a nadie debería extrañarle que al mismo tiempo las tasas de natalidad estén cayendo en picado.
Canarias se encuentra además entre las regiones del país donde se ha producido un mayor descenso de la natalidad en los últimos años. En 2024 nacieron solo 11.671 bebés, la cifra más baja de la historia y que representa un descenso de casi un 40% si se compara con los niños que llegaron al mundo en el Archipiélago dos décadas atrás.
Diferencias
Sacar adelante a un hijo supone una inversión de 335.000 euros, que si se reparten de manera mensual en esos 30 años de cuidados paternos dan como media esos 930 euros al mes. Un dinero significativo para la mayor parte de las economías domésticas que, sin embargo, no puede afrontarse igual en aquellas regiones con salarios más altos frente a las que cuentan con sueldos más exiguos. Y en esto, los padres canarios tienen las de perder. Siendo la segunda región en la que sus ciudadanos tienen unos ingresos más modestos, el gasto asociado a la maternidad se come la mitad del salario medio de los isleños, que se sitúa en 1.872 euros al mes.
Este sería el caso de aquellas familias monoparentales, pero si como es más habitual los hijos se tienen en pareja, el desembolso que se debe realizar para darles todo lo necesario alcanzaría el 25% de los ingresos familiares. Aunque si se va a por la parejita, el gasto volvería a alcanzar la mitad de lo que gana la unidad familiar. Y eso es en el mejor de los casos, si ambos miembros de la pareja percibieran un salario medio, pero se debe recordar que el sueldo más habitual que se cobra en las Islas no alcanza los 1.300 euros.
Teniendo en cuenta que los gastos se han disparado, las madres y los padres han tenido que agudizar el ingenio para tratar de atenuar el impacto de su descendencia en su economía, sobre todo en uno de los momentos que concentra un mayor nivel de desembolso y que abarca desde el nacimiento hasta los dos años de edad. En ese periodo -según el estudio de Raisin- son necesarios 32.624 euros para sacar adelante al nuevo miembro de la familia. Así, cada vez son más habituales los carritos que pasan de unos a otros, las tronas que se heredan, la ropa de hijos de primos o amigos y los juguetes de segunda mano.
Estrategias
«Hemos hecho malabarismos para tratar de controlar el gasto, pero ha sido bastante difícil», explica Natalia Díaz que hace unos meses se convirtió en madre por primera vez. La falta de experiencia, el deseo de darle lo mejor a la criatura y una industria que presiona para que creas imprescindibles muchas cosas que realmente no lo son, acaban por engordar la cuenta final. Y esto a pesar de que en este primer tramo de vida suelen abundar los regalos de amigos y familiares para dar la bienvenida al bebé. «Y gracias a ellos, si no, no sé cómo lo hubiéramos podido hacer», reconoce.
De acuerdo con este mismo estudio, una mujer canaria tendría que ahorrar un 20% de su salario durante 7,2 años para disponer del dinero necesario para hacer frente a la totalidad de los pagos que debe realizar durante los dos primeros años de vida de su pequeño.
El nivel de gasto se mitiga entre los tres y los once años de edad -aunque aún así asciende a la nada desdeñable cantidad de 98.740 euros en total- para volver a dispararse en plena adolescencia. Los pañales, los potitos y los juguetes dan paso a un mayor gasto en estudios, móviles, consolas o salidas con sus amigos, que unidos a la ropa, la alimentación o las vacaciones eleva el desembolso a unos 1.218 euros al mes por cada hijo.
«Es una época difícil porque se comparan mucho con sus amigos, quieren lo que tienen otros y muchas veces hay que hacerles entender que no se puede», detalla Carolina Martín, madre de dos niños. Ante la imposibilidad de llegar a todo, los padres priorizan las necesidades de sus pequeños. «Ya no suelo comprarme nada, si antes me gustaba ir de compras para mi ahora busco casi siempre cosas para él», comenta María Castro.
Juventud
La etapa en la que los hijos encaran la educación superior -entre los 19 y los 24 años- también acarrea muchos pagos para sus padres, más si cabe si deciden estudiar fuera de casa. En estos años se puede llegar a invertir hasta 73.000 euros en cubrir todas sus necesidades.
Por partidas, la más abultada es la de alimentación, que se lleva un 39% del coste total de tener un hijo. Más si cabe con el importante aumento de los precios de la cesta de la compra de los últimos años, que provoca que para llenar la despensa se tenga que invertir ahora mucho más. Un 16% del gasto asociado a la descendencia se lo llevan aspectos no esenciales, vacaciones, regalos y otros detalles para los niños. La educación y la ropa y los zapatos es lo siguiente. Hasta 41.000 se eleva la factura educativa de los menores españoles, mientras que vestirlos y calzarlos cuesta a sus padres 35.000 entre los cero y los 31 años de vida. Cumpleaños, navidades y otras celebraciones se llevan un 9% y pueden conllevar hasta 30.000 euros. El estudio detalla además cuánto cuesta a los padres la paga semanal que es costumbre dar a los niños en muchas familias: más de 15.000 euros.
Tener descendencia en España se está convirtiendo cada vez más en una carrera de obstáculos en un país en el que la paternidad, y sobre todo la maternidad, no se premia en exceso. Las ayudas para incentivar la natalidad brillan por su ausencia y a los limitados permisos por nacimiento de un bebé –que obligan a las madres a pagar una cuidadora o guardería para incorporarse al trabajo cuando el niño tiene menos de seis meses de edad– se unen ahora ocho semanas más –que pueden disfrutarse hasta que el menor cumple ocho años– aunque, eso sí, no están retribuidas. Ahora los nacidos a partir de agosto de 2024 dispondrán de dos semanas pagadas más de permiso parental para sus cuidado.
La falta de medidas de conciliación aboca a muchos progenitores, en su mayoría mujeres de acuerdo con las estadísticas, a solicitar reducciones de jornada, excedencias o incluso abandonar sus puestos de trabajo para poder encargarse de sus hijos. De hecho, la tasa de empleo de las madres de menores de doce años es inferior a la de aquellas que no tienen descendencia. En 2024, un 79,3% de las mujeres entre 25 y 49 años que no eran madres estaba trabajando, frente al 71,8% de aquellas que sí tenían hijos. En el caso de los hombres pasa todo lo contrario, la tasa de empleo es mayor –del 90,4%– en aquellos que se han convertido en padres.
Las madres son también el 80,6% de quienes solicitaron en 2024 una excedencia para el cuidado de hijos o familiares en el Archipiélago –de acuerdo con los datos del Ministerio de Igualdad– y suponen más del 80% de las solicitudes de reducción de jornada debido a la necesidad de conciliación. Medidas que provocan un coste económico para las madres y por consiguiente para las familias, que deben afrontar todos los gastos asociados al cuidado de los pequeños con menores ingresos que los que entraban en casa antes de convertirse en padres.
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