La crisis de la vivienda ‘corta’ el flujo del crédito en Canarias

La falta de oferta de vivienda y los mayores controles financieros mantienen los préstamos en las Islas por debajo de los 40.000 millones

Varias personas miran ofertas inmobiliarias.

Varias personas miran ofertas inmobiliarias. / Andrés Cruz

Santa Cruz de Tenerife

Las empresas y familias canarias tienen contraídas con las entidades bancarias deudas por valor de 38.262 millones de euros. Una cantidad que, aunque tiene demasiadas cifras para lo que una economía doméstica suele manejar, no es tanto como parece. La deuda de los isleños está estancada desde hace años, a pesar de las voces que advierten de que la situación actual se parece mucho a la que existía durante la burbuja inmobiliaria. 

Sin embargo, los datos no dicen lo mismo. La deuda de los residentes isleños –aunque se debe recordar que una mínima parte de ella pertenece también a las administraciones públicasse ha mantenido por debajo de los 40.000 millones desde mediados de 2021. De hecho, de acuerdo con los datos más recientes publicados por el Banco de España, las cantidades que se deben a las entidades bancarias incluso bajaron en el primer trimestre del año, un tímido 0,5%. 

Y todo ello, en un contexto más propicio que el de hace unos años para solicitar un crédito. Por un lado, la bajada de los tipos de interés ha hecho más atractivo pedir un préstamo y, por otro, la vorágine inmobiliaria parece no tocar techo y tendría que estar empujando hacia arriba las cifras. 

Peso inmobiliario

 Aunque se debe matizar que no todo el volumen de crédito que piden familias y empresas es para la compra o construcción de vivienda, se puede solicitar un préstamo para comprar un coche, salir de vacaciones o realizar alguna mejora en el negocio. Pero basta con ver lo que pasó durante los años de la burbuja para constatar el peso que tiene la actividad inmobiliaria en el volumen total de crédito.  

A principios de siglo, en diciembre de 2001, los canarios debían a las entidades financieras 20.079 millones de euros. Con el mercado inmobiliario a pleno rendimiento y miles de ciudadanos endeudándose para adquirir una vivienda, el volumen de crédito en diciembre de 2007 –cuando ya había saltado la alarma por las hipotecas basura que desencadenó la crisis financiera en 2008– el volumen de crédito había alcanzado ya los 55.888 millones de euros, es decir, casi se había triplicado en apenas seis años. 

Sin embargo, la situación actual es muy diferente. Pero, ¿por qué se está conteniendo el crédito en un contexto que huele a boom inmobiliario? Ahora en el Archipiélago no solo hay mucha más población que estaría en predisposición de solicitar una hipoteca sino que los precios, tal y como ocurrió en aquel momento, están por las nubes. El coste del metro cuadrado –si no se descuenta el efecto de la inflación– ha superado ya al que existía entonces, y los niveles de operaciones inmobiliarias han experimentado años con buenos datos en las Islas, aunque en los últimos meses comienzan a anotar síntomas de agotamiento.

 ¿Qué ocurre entonces? Como con casi todo, la respuesta es una amalgama de factores. Por un lado, los altos precios que han alcanzado los inmuebles imposibilitan que muchos ciudadanos puedan ni siquiera pensar en convertirse en propietarios. Al ahorro inicial con el que se debe contar para plantearse solicitar una hipoteca hay que añadirle unos precios absolutamente desbocados en los últimos años. Pero el estancamiento no se produce solo porque los canarios no puedan comprar por el encarecimiento de los inmuebles, sino que aquellos que sí pueden hacerlo tampoco encuentran oferta disponible. El stock de vivienda en venta ha caído tanto en los últimos años que las inmobiliarias se las ven y se las desean para encontrar alternativas, porque lo que hay en el mercado, muchas veces, no cumple con las necesidades de los interesados. 

Construcción

Una situación que acaba siendo la pescadilla que se muerde la cola. A menor oferta, precios más y más altos. Pero la construcción de nuevas viviendas, que podría aliviar la saturación del mercado, tampoco es ahora mismo una empresa fácil. Los promotores llevan tiempo quejándose de la lentitud de los trámites, que demora los proyectos años y años, mientras los expedientes duermen el sueño de los justos en los cajones de los ayuntamientos. Algo que, a su vez, también contrae el crédito porque sin licencias para construir las empresas tampoco se lanzan a las entidades bancarias a solicitar financiación. 

Otro de los factores que incide en esa contención del crédito e impide que los niveles de financiación ni siquiera se acerquen a los que se registraron durante los años de la burbuja inmobiliaria son los mayores controles bancarios. En este tiempo se ha pasado casi del café para todos a exámenes más rigurosos, lo que también contribuye al freno de los niveles de financiación. 

Ahorro

En el lado contrario de la balanza tenemos el ahorro de los canarios. Y si el crédito no aumenta, el dinero que atesoran los isleños sigue la tendencia contraria. De acuerdo con los datos del Banco de España, en el primer trimestre del año los canarios –ciudadanos, empresas y también administraciones públicas– tenían guardados en sus cuentas un total de 46.857 millones de euros, una cifra que si bien se ha reducido desde los 46. 953 millones del cierre de 2024, se mantiene en máximos históricos. 

Porque si se pone la lupa en estos datos, puede comprobarse como los niveles de ahorro no han hecho otra cosa que subir, sobre todo después del estallido de la pandemia. Si a finales de 2020, el primer año de convivencia con el covid, los bancos guardaban 34.613 millones de euros del ahorro de los canarios, poco a poco esta cantidad se ha ido incrementando y hoy en día es un 35% superior a la que había entonces. La menor capacidad de gasto debido a las restricciones que imperaron durante varios años, y la incertidumbre económica que ha venido después, han provocado que muchos decidan guardar por lo que pudiera pasar.

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