Entrevista | José Esteban Lorenzo Portavoz de la Asociación de Productores de Pitaya de La Palma (Pitapalma)
José Esteban Lorenzo, agricultor: «Los intermediarios son los que roban y se llevan las ganancias»
El agricultor asegura que «muchos canarios han tenido una mala experiencia con las pitayas porque son de supermercados»

José Estaban Lorenzo con una pitaya en su finca. / LP/DLP

José Esteban Lorenzo defiende que la pitaya puede convertirse en el fruto complementario de las fincas canarias y pieza clave de la gastronomía de las Islas. Asegura que la calidad del producto isleño es reconocido internacionalmente.
¿Desde cuándo está en funcionamiento la Asociación y con qué objetivo nace?
Empezó por la idea de no competir entre nosotros. La pitaya no era rentable y uno de los fundadores tuvo la idea de aglutinarnos en una asociación. Buscamos clientela que sea respetuosa con la producción, con el esfuerzo en el campo. Somos ya 48 asociados con cultivos de diferentes tamaños. No es un cultivo extensivo, es algo complementario. No se tiene como cultivo principal.
¿Cómo ha evolucionado el cultivo de pitaya en las Islas?
No te puedo dar datos de superficie, son muchos cultivos pequeños. Empezamos en 2003, fui de los primeros que se interesó por la pitaya a la misma vez que el Cabildo de Tenerife que empezó con investigaciones. Hemos aprendido a base de tropezar y levantarnos.
¿Y ahora?
Ahora somos varios cosecheros y nos unimos para comercializar juntos, para buscar la mejor salida al exterior. Al ver que había competencia en Tenerife nos dimos cuenta de que no merecía la pena, después fuimos a Península y no pudimos seguir porque vimos que nos hacían controles aduaneros y suponía más costes. No era rentable. Hace unos cuatro años logramos un cliente en República Checa que nos está resolviendo muy bien la producción. El 90% se envía allí. Al final, son unos 10.000 kilos al año.
¿Es una producción que se da bien en el Archipiélago?
Necesita muy poca agua. Puede pasar perfectamente un año sin lluvia. Escapa bien, es un cactus. Pero una cosa en vivir y otra es producir. Para producir sí necesita un pequeño riego y un poco más de atención. Y, además, la polinización es manual.
Por su color es muy llamativa, pero ¿el sabor es tan bueno?
Es un mundo. Es un fruto que no madura después del corte. Si se corta y todavía no tiene los sabores adecuados, no va a tener sabor nunca. Hay gente que no es consciente de ello y corta la fruta verde. Entonces cuando llega a los supermercados, no sabe a nada. Y, obviamente, el cliente la rechaza. Si se corta a su momento de madurez, es una fruta bastante dulce. Algunas variedades tienen acidez. La combinación de dulce y ácido hace que sea una fruta exquisita.
¿El canario consume pitaya o prefiere frutas más tradicionales?
Muchos han tenido la mala experiencia de los supermercados, pero una vez que prueban la verdadera, gusta mucho.
¿Puede ser la pitaya la oportunidad para diversificar la agricultura canaria?
Creo que sí. Como cultivo principal, lo veo complicado. Más que nada porque la fruta solo tiene un periodo de producción. Dentro de 15 días empezamos a recolectar y termina en octubre. Y el resto del año no hay. Vivir solo de esto es complicado, puede funcionar como complemento.
¿Y tiene calidad como para compararse a las pitayas de otras partes del mundo?
Nuestro cliente de Chequia, que compra a otras partes del mundo, nos dice que sus clientes solo quieren la de La Palma. Por algo será. Si nosotros tuviéramos más oferta, nos comprarían más. Pero somos pequeños cosecheros y preferimos que sea así. Que se quede como algo selecto, algo exclusivo. Es más fácil de comercializar, porque cuando llegas a grandes superficies ellos ponen las reglas.
Uno de los grandes problemas del sector es la falta de relevo generacional. ¿La pitaya tiene futuro en las Islas?
Hay negocios que son más rentables, con menos esfuerzo, con más seguridad, más estabilidad y un sueldo fijo. Uno de los problemas es el de los intermediarios. Nosotros tenemos la suerte de negociar directamente con nuestro cliente y eso es una ventaja grandísima. Si hubiese intermediarios no podríamos ni pagar los costes de producción. El intermediario es el que roba, el que se lleva la ganancia por hacer una gestión nada más.
Entiendo que esa es la principal traba del sector...
La traba principal es el papelero. Se va mucho dinero ahí. En el caso del plátano vemos que es un robo continuo. Los agricultores están desapareciendo y se están abandonando fincas y tarde o temprano la administración se va a dar cuenta de lo importante que es un pequeño agricultor o un agricultor de verdad. Espero que no llegue el momento, pero si siguen dándole este trato al agricultor, van a acabar con esto. Y no solo me refiero a la administración pública, también a los peces gordos de las empresas.
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