Pedro Gil Larrañaga: «La oferta de interior y de costa se complementan»

Pedro Gil impulsó la unión del turismo rural a principios de los años 90 y ahora ve fortalezas y flaquezas en un sector que vuelve a despuntar

Pedro Gil, ayer en el Parador de la Cruz de Tejeda.  |

Pedro Gil, ayer en el Parador de la Cruz de Tejeda. | / LP/DLP

Las Palmas de Gran Canaria

¿En qué situación se encuentra el turismo rural?

Ahora mismo si comparamos con el pasado hay más desconcierto que uniformidad. Sin embargo, y mirando al futuro, es un gran momento para definir las cosas porque estamos pasando de un modelo turístico asentado en personas y lugares concretos a otro modelo en el que los valores son colectivos. ¿Que quiere decir que se esté incrementando el turismo interior? Estamos viviendo algo que viene de lo global para actuar en lo local. Es aquí donde entra la pertenencia como síntoma de este discurso relacionado con el turismo rural. Entender el turismo rural como el turismo que se hace en un lugar donde existe la conciencia de pertenecer a un territorio.

¿El turismo rural está ahora peor o mejor que cuando comenzó su trayectoria en el asociacionismo?

Los problemas que se tienen ahora son más gordos que los de antes pero, afortunadamente, si tenemos problemas es que estamos vivos. El sector está vivo y creo que con el trabajo que se ha hecho hemos tenido éxitos, pero también han surgido otros problemas. Desde que empezamos a principios de los 90 a integrarnos en asociaciones ha sido un buen síntoma darnos cuenta que las dimensiones que teníamos en esos momentos ahora son otras. Tenemos un factor de fragilidad extraordinario que sigue siendo la cohesión de las asociaciones, porque estamos viviendo el riesgo de perder la pertenencia a la asociación ya que mucha gente se asocia para vender y no para producir patrimonio.

Hay una tendencia creciente a visitar y hacer turismo en el interior y en las zonas de montaña ¿Esta situación puede llegar a la masificación como en el sector de sol y playa?

Viene bien a todos. Que la gente vaya al interior no significa que no vaya a la costa, es decir, en vez de ir diez días a la costa pues se reparten entre el interior y la playa. El crecimiento del interior no significa el desprecio de otras alternativas, hoy en día el movimiento es muy rápido y se alternan las dos opciones de tal forma que en una semana de vacaciones los turistas se decantan por repartir su tiempo entre la costa y el interior. Así es mejor porque ganan los dos, pero también es necesaria la oferta complementaria en el turismo rural como sucede en el convencional.

¿Podría pasar como en el turismo de playa que si el rural crece mucho habría que poner límites por una posible degradación del territorio?

Lo mismo que en el turismo convencional. El turismo es uno solo pero diversificado y el problema no está en el sector en sí mismo sino en el contexto que le rodea. El turismo no es el problema sino todo lo que le rodea que hay o no hay. No creo que sea positivo pensar que el problema del turismo en Canarias no lo tiene el turismo rural porque sí lo tiene ya que es una unidad diversificada.

¿El turismo rural es competitivo en calidad, precios o experiencias en relación con los países del entorno europeo?

Sin ninguna duda. Cuando empezamos a finales de los 80 y principios de los 90 la organización más fuerte que había en España era un grupo de 36 casas rurales en Cataluña. En ese momento solo en Francia había 36.000 casas de turismo rural. No significa que en esos momentos no estuviésemos desarrollados porque había mucha oferta anónima, pero desde entonces hasta ahora el camino que se ha hecho en el interior ha sido enorme y ahora mismo en Europa se respeta. La experiencia del asociacionismo rural en España se ha conocido incluso en China, donde estuvimos hace unos años para contar nuestra experiencia, que ahora es mucho mejor sin duda alguna.

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