Hacienda pública

Canarias mantiene a raya su deuda mientras sigue el festín en las demás regiones

El débito público del Archipiélago crece un leve 0,78% el último año y se dispara un 3,3% en el conjunto de las comunidades autónomas

Un camión de bomberos pasa ante la sede del Banco de España en Madrid.

Un camión de bomberos pasa ante la sede del Banco de España en Madrid. / Efe

Santa Cruz de Tenerife

Canarias tiene bajo control una deuda pública que no deja de crecer en la gran mayoría de las restantes comunidades autónomas. Los datos publicados este lunes por el Banco de España (BdE), los correspondientes al cierre de 2024, muestran una vez más al Archipiélago como la excepción que confirma la regla: mientras que el grueso de las regiones continúa engordando su débito a ritmos que no se compadecen con el debido rigor financiero –el caso de Cataluña resulta esclarecedor, con una deuda monstruosa que el Gobierno de Pedro Sánchez va a condonarle en gran medida pero que sigue y sigue aumentando–, las Islas presentan una situación envidiable tras años sin caer en la tentación de endeudarse más de lo estrictamente necesario.

Canarias despidió 2024 con un debe público de, exactamente, 6.569 millones de euros. Son 51 millones más que a finales de 2023, o más bien cabría decir que solo son 51 millones más que a finales de 2023. Un leve incremento interanual, de un 0,78%, que está muy por debajo del 3,3% en que volvió a dispararse la deuda del sector autonómico, es decir, del conjunto de las 17 comunidades del país. A la espera de que se materialice la condonación de 83.252 millones de euros, que es la cantidad que el Ministerio de Hacienda va a quitarle al débito de las regiones para pasarla al débito del Estado –en realidad no se trata de una condonación, sino de una mutualización para que el Gobierno central cumpla el acuerdo entre el PSOE y Esquerra y el Estado asuma parte de la macrodeuda catalana, algo que el Ejecutivo no podía llevar a cabo sin aliviar también la carga de las otras autonomías–, el debe del conjunto de las 17 comunidades ya llega a la friolera de 335.977 millones.

Cumplidores e incumplidores

Como viene sucediendo en los últimos años, resulta así que el Archipiélago, la única región junto con Madrid que cumple el objetivo de deuda –ese que dicta que el débito público de una autonomía no superará la cifra equivalente al 13% de su Producto Interior Bruto (PIB)–, mantiene su debe a raya mientras las incumplidoras históricas no solo son premiadas por el Gobierno de Sánchez, sino que de hecho siguen incrementando su endeudamiento. Frente a esa subida del 0,78% registrada en las Islas, la deuda pública creció en Murcia en el último año un extraordinario 11,36%; en Andalucía lo hizo un 4,86%; en Valencia, un 4,03%; y en Cataluña, un 3,55%. Cuatro comunidades que esgrimen el argumento de que están infrafinanciadas, esto es, de que no reciben fondos suficientes del sistema de financiación autonómica, para justificar un débito a todas luces descontrolado. El mismo argumento que también esgrime una Canarias que, sin embargo, sí ha evitado llevar su endeudamiento a niveles difícilmente soportables. Por eso el debe del Archipiélago –de acuerdo con los datos publicados este lunes por el regulador bancario– apenas equivale a un 11,4% de su PIB, un porcentaje que no solo cumple con creces el objetivo de deuda –13%–, sino que, además, es el más bajo de entre las 15 comunidades de régimen común –todas menos Navarra y País Vasco–. Y por eso el débito de Andalucía ya va, en cambio, por una suma equivalente al 19,1% de su PIB; el de Cataluña alcanza el 29,7%; el de Murcia se dispara hasta el 31,5%; y el de Valencia roza el 41%. Deudas que en parte pasarán ahora a computar en el debe del Estado. Una mutualización del débito autonómico –ese dinero ya no lo deberán los ciudadanos de las comunidades donde se generó la deuda, sino todos los españoles– que también se aplicará a parte del debe de Canarias, por supuesto, si bien la diferencia está en que ni Canarias ni los canarios necesitaban de esta suerte de rescate financiero, como ha vuelto a corroborar el BdE.

Un agravio comparativo que no solo tiene que ver con cómo gestionaron los distintos gobiernos regionales los duros años de la Gran Recesión (2008-2014), años en los que los isleños sufrieron, por ejemplo, una subida del tipo general del IGIC del 5 al 7% para compensar la caída de los ingresos públicos, sino, sobre todo, con cómo se siguió gestionando después. Mientras que el Archipiélago o los territorios forales han sabido embridar su endeudamiento, que han ido recortando hasta cumplir con creces ese límite del 13% del PIB, otras han continuado engordándolo sin remisión. Lo sucedido desde 2019 es clarificador. Desde aquel último ejercicio precovid, la deuda de las Islas se ha reducido un 0,66%, mientras que la de Murcia ha crecido un 41,37%; la de Valencia, un 24,55%; la de Extremadura, un 17,58%; la de Andalucía, un 14,39; la de Castilla y León, un 14,16; la de Aragón, un 13,07; y la de Cataluña, un 12,63.

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