Guerra comercial
El sector del cava ve amenazado su segundo mayor mercado exportador
Las empresas del sector confían en que lo que se materialice finalmente sea mucho menor a la amenaza inicial lanzada por Trump y se apoya en la diversificación de sus ventas

Cajas de uvas en una vendimia de cava.
Paula Clemente
La preocupación está, evidentemente, sembrada; la confianza en que todo acabe siendo mucho mejor de lo que parece ahora, también. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha amenazado este jueves con aplicar aranceles del 200% al vino y champán, como respuesta al gravamen impuesto al whisky procedente de Estados Unidos. Esto, que parece que quede lejos, tiene un impacto directo en Cataluña, que ha hecho de Estados Unidos uno de sus mercados exteriores más importantes. En el caso del cava es, sin ir más lejos, el segundo país al que más vende, después de que este año haya escalado una posición. Entre enero y septiembre, esta denominación de origen envió 12 millones de botellas al país ahora gobernado por Trump. Fueron 17,8 millones, en todo 2023.
Así, una medida que encarezca con toda probabilidad el precio de venta en este mercado y que, consecuentemente, aleje aparte de su público, se plantea como un problema serio para un negocio que lleva tres años sufriendo mucho por la sequía. "Esto parecen las 7 plagas", lamentará una fuente relacionada con la industria del vino, que, ante todo, hará un llamado a la calma: "Esto ya lo vivimos con el primer mandato de Trump: luego, muchas de las cosas no acabaron pasando".
El propio presidente de la DO Cava, Javier Pagés, ha reconocido este jueves, preguntado por la agencia Europa Press, que la medida es evidentemente "una amenaza", aunque ha centrado su discurso en intentar que esto no disuada a las bodegas a seguir invirtiendo en el país. "El mercado americano no se puede abandonar", ha sentenciado. "Los mercados tienen estos altos y bajos, a veces dependen de temas políticos y no del propio mercado, por lo que las bodegas que tienen vocación internacional, deben seguir invirtiendo", ha pedido, quien también ha recomendado "diversificación".
De hecho, son varias las empresas que señalan, precisamente, hacia esta diversificación para justificar que asistan relativamente tranquilos al conflicto. "Evidentemente que preocupa, porque una guerra de aranceles no es buena para nadie, y evidentemente que tendrá repercusiones, si esto acaba siendo así", opinan desde Juve&Camps. La cuestión es que "Estados Unidos representa menos del 20% de nuestras exportaciones". "Estamos muy a la expectativa", reconoce esta productora, que no descarta que todo esto se acabe convirtiendo en la oportunidad de crecer en mercados que den la espalda a Estados Unidos. Un ejemplo claro es Canadá, que tiene actualmente una relación muy tensa con el país norteamericano y que lleva tiempo muy receptiva con el vino europeo.
Estrategia de las elaboradoras
"Lo que están haciendo las bodegas es empezar a preparar iniciativas para atacar el mercado canadiense, mexicano... porque si se ponne en marcha estos aranceles, claramente bajarán las ventas en Estados Unidos", explica Joan Gené, director general del Institut Català de la Vinya i el vi (Incavi). Él es otra de las voces que recomienda esperar a ver en qué queda esto antes de que cunda el pánico, porque en las últimas semanas han sido más comunes los vaivenes que las decisiones en firme. En cualquier caso, su gran temor es que esto se acabe convirtiendo en aranceles dirigidos hacia segmentos concretos: por ejemplo que se apliquen sobre el cava, pero no sobre el champán. "Eso nos haría mucho daño", reconoce.
También Familia Torres justifica su tranquilidad con el centenar de mercados a los que envían ya su vino y al trabajo que han hecho sus importadores para hacer acopio preventivo. Aunque lo hace con algo más de tensión que otras fuentes consultadas. "Estados Unidos es un mercado importante para nosotros, y también histórico, ya que empezamos a exportar vino en los años cuarenta y tenemos una bodega en California", explica el presidente de Familia Torres, Miguel A. Torres. "Está claro que esta subida de impuestos, de producirse, nos afectará, pero nuestros importadores ya se habían anticipado avanzando algunos pedidos", concluye.
"El impacto no sería menor", coinciden también desde Corpinnat, sello que agrupa a una docena de productoras catalanas de vino espumoso. "Esperamos que se pueda resolver con medidas coherentes en beneficio de ambos mercados, sus empresas y la ciudadanía", zanjan.
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