ARCO 2025
Más allá de un Picasso: cómo invertir en arte a partir de 1.500 euros
La asesora de ARCO Elisa Hernando explica que una colección se puede iniciar con poco dinero al año, aunque es fácil llegar a los 100.000 euros si se trata de un artista consagrado

La consultora y asesora de arte Elisa Hernando. / 'activos'
En el imaginario mundial, la compraventa de arte se asocia a la élite y a las grandes subastas donde circulan millones de dólares en cuestión de segundos. A champán. A millonarios. Por eso, cuando se le pregunta a la consultora de arte y asesora por más de 15 años de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (ARCO) Elisa Hernando cuánto se puede gastar una persona en una obra, se le dibuja una sonrisa: "Una de las cosas que nos gusta decir es que para comprar arte no importa ser rico ni superculto".
España representa el 1% de la facturación mundial de arte, con más de 65.000 millones de dólares de ventas totales tanto en subastas como en galerías, según el informe Art market report elaborado anualmente por Art Basel y UBS. Puede parecer un porcentaje menor, pero lo cierto es que es la séptima potencia mundial en este mercado y la cuarta europea, solo por detrás de Francia (7%), Alemania y Suiza (2%, respectivamente).
Gran parte de las transacciones que ocurren en nuestro país se concentran en ARCO. Galerías internacionales y coleccionistas extranjeros, muchos de ellos asiáticos, hacen de esta feria en Madrid una de las 10 más importantes del mundo, algo que se refleja en el volumen de negocio total que se registra al final de su instancia tanto en la ciudad como a nivel individual.
Valor refugio
Como el oro, el arte siempre ha sido un valor refugio para los inversores que debían afrontar tiempos de incertidumbre. Sin embargo, en este segmento existen matices, puesto que "no todo el arte ni todos los artistas son valor refugio": "Los artistas que se revalorizan y tienen mercado internacional son artistas refugio, y dentro de ellos hay obras que tienen más valor que otras".
Es en momentos de crisis o de volatilidad cuando merece la pena invertir es obras de arte. Basta recordar que, en comparación con el S&P500, el índice Artprice 100 -que agrupa los 100 artistas más vendidos en subasta- ha mantenido una rentabilidad mayor en los 25 años que lleva operando. "Cuando entramos en un periodo de recesión económica, mucha gente está dispuesta a vender y es capaz de vender por debajo del precio de mercado por una necesidad de liquidez", expone Hernando.
"Los artistas que se revalorizan y tienen mercado internacional son artistas refugio, y dentro de ellos hay obras que tienen más valor que otras"
Aquellos interesados en coleccionar de manera recurrente en el amplio y diverso mundo del arte pueden hacerlo con 1.500 o 3.000 euros al año en una sola pieza. "Es una cantidad razonable en grabados de artistas consagrados, como Joan Miró, Antoni Tàpies y Pablo Picasso", asegura, porque al ser obras con valor siempre se pueden volver a vender en el mercado por su liquidez y la demanda constante de este tipo de piezas.
A partir de ese precio inicial, la escala de costes no tiene fin: entre 3.000 y 10.000 para pintura de artistas jóvenes, entre 10.000 y 20.000 para artistas jóvenes con más proyección, y hasta 100.000 para los más reconocidos.
Si antiguamente eran los hombres quienes ejercían de mecenas y coleccionaban obras de arte, ahora no existe distinción por género. El 40% de los compradores son mujeres y la cifra no deja de crecer como consecuencia de su incorporación al mercado laboral y a su inquietud cultural. Pero hay más razones. "Muchas quieren entrar en este mercado por inversión como legado a los hijos", apunta la consultora. Así, con tiempo, la obra que decora el salón se revaloriza y proporciona en el largo plazo liquidez cuando se necesite.
Sostenible y digital
El interés por el arte también ha evolucionado con el paso de los años. Mientras que hace cerca de dos décadas la fotografía era más solicitada, con los años la pintura, pese a ser algo más tradicional, se ha ido posicionando hasta copar el 80% de las compraventas.
Dentro de los españoles más cotizados, Hernando resalta a Jaume Plensa, autor de Julia, la escultura de 12 metros situada en la plaza de Colón de Madrid, y de Carmela, de 4,5 metros e instalada junto al Palau de la Música Catalana en Barcelona, y a Cristina Iglesias, artífice de instalaciones y obras que giran en torno al impacto del medio ambiente.
Esta tendencia, la del arte sostenible, junto a la del arte digital, es una de las que se verán cada vez más asentadas en los próximos años por las nuevas generaciones. «A los artistas les gusta hablar de lo que sienten, del mundo en el que están, entonces es normal que el arte se convierta en un vehículo de denuncia», argumenta.
A la hora de escoger una obra en base el criterio sostenible, pesa más que su valor económico está relacionado con el del artista, que su currículo sea coherente con sus valores. Algo parecido ocurre en el arte digital, donde los artistas están logrando poco a poco eliminar la especulación vinculada a criptomonedas de los NFT (en inglés, tókenes no fungibles) .
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