Sector primario
Guerra sostenible contra los bichos
La resistencia de las plagas a los pesticidas obliga a buscar otras alternativas más ecológicas

Una de las fundadoras de Ecobertura, Iratxe Guerequiz, coloca una de sus trampas de feromonas para plagas. / Ecobertura

Una de las principales amenazas de los cultivos canarios son las plagas de insectos que en cuestión de días, si no se toman las medidas adecuadas, pueden llegar a acabar con fincas completas. En el pasado el único camino para erradicarlas pasaba por el uso de plaguicidas químicos, pero la conciencia por el cuidado del medio ambiente y la legislación europea orientada a reducir los pesticidas ha provocado que surjan iniciativas más sostenibles para combatir la guerra contra los bichos en Canarias. Con ese objetivo nace en 2016 Ecobertura, una empresa que replicando el olor mediante el que se comunican los insectos –lo que se conoce como feromonas– consigue atraerlas hasta unas trampas que comercializa.
¿Cómo? Replican en el laboratorio el «idioma» de cada especie y lo utilizan para atraer a la plaga objetivo. Si se trata de feromonas sexuales, consiguen que los machos caigan al creer que el olor que proviene del difusor pertenece a una hembra. Y si son de agregación, se atrapa a machos y hembras. Con este mecanismo logran acumular mucha información sobre el comportamiento de las plagas para que el productor tome decisiones en base a estos datos y utilice los tratamientos en los momentos adecuados.
La marca también ofrece las feromonas para realizar un «trampeo masivo» que sirve para controlar la población, ya que el objetivo es convivir y «buscar un equilibrio». Y existe un tercer uso de las trampas de Ecobertura. Lo que llaman «confusión sexual», una técnica en la que el insecto no cae en las trampas porque el objetivo es llenar el ambiente de un «olor tan denso» que el macho es incapaz de encontrar a la hembra para reproducirse.
«El uso de feromonas tienen que venir asociado a otras medidas como el uso de enemigos naturales, pero el fitosanitario siempre tiene que ser la última opción», explica una de las fundadoras de la empresa, Iratxe Guerequiz.
Asesoramiento
Ella junto al químico Fernando Pinacho fueron los responsables de crear la única empresa de la comunidad autónoma que se dedica a la síntesis de feromonas y el desarrollo de trampas para el control sostenible de las plagas agrícolas. Trabajan en un laboratorio independiente ubicado en la Universidad de La Laguna y venden sus productos por todo el Archipiélago. Mantienen colaboraciones con las administraciones públicas, pero también comercializan las feromonas y las trampas en su página web y trabajan en fincas privadas a las que ofrecen un asesoramiento personalizado.
Cuentan con un catálogo de productos amplio que les permite enfrentarse a plagas como el picudo negro de la platanera, la polilla Tuta absoluta que ataca al tomate o a la mosca oriental de la fruta. Los creadores de Ecobertura reconocen que no es fácil implementar este tipo de alternativas en el sector primario de las Islas. «Los agricultores están acostumbrados a la inmediatez de los fitosanitarios que matan el bicho», explica Guerequiz. Pero los fundadores defienden que este tipo de trampas son el futuro, ya que la legislación cada vez reduce más el tipo de productos que se pueden utilizar y las plagas, además, se hacen más resistentes.

Interior de una trampa con insectos capturados. / Ecobertura
Desde Ecobertura llevan años trabajando para dar a conocer las ventajas de sus productos. «No hemos parado de trabajar con comerciales, dando charlas y la verdad que hemos recibido mucho apoyo desde las administraciones», reconoce Guerequiz. Su investigación y desarrollo les permitió el pasado octubre lograr el sello de Pyme Innovadora otorgado por el Ministerio de Ciencia e Innovación. «No lo hubiéramos conseguido sin las subvenciones nacionales y regionales y el apoyo de a Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información», recuerda Guerequiz.
Ahora están inmersos en un nuevo proyecto, una trampa inteligente que monitorea los insectos a distancia facilitándole la vida a los agricultores. Gracias a una aplicación móvil en la que se puede controlar cómo avanza la plaga. «Tiene una placa solar que le permite ser autónoma y una cámara que envía fotos de las trampas a los productores», explica la fundadora. Ya trabajan en un prototipo y están a «muy poco» de comercializarlo. El proyecto, además, incluye una novedad que hasta ahora no tenían este tipo de dispositivos. «Se podrán cambiar las trampas a distancia», apunta Guerequiz.
Ecobertura es la única marca canaria que desarrolla este tipo de trampas en el Archipiélago, pero existen otras que se dedican a importarlas de fuera y venderlas aquí. Desde la empresa isleña reclaman a los agricultores canarios que apuesten por el producto canario.
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