Los vinos canarios en peligro por Trump y su política de aranceles
El gobierno canario pide a Europa que se fije en Estados Unidos y China y aplique medidas restrictivas a los productos exportados

Imagen de archivo de una vendimia en Cumbres de Abona. | | / ANDRÉS GUTIÉRREZ

No hace ni un mes desde que Donald Trump ganara las elecciones de la presidencia de Estados Unidos (EEUU) -tomará posesión el 20 de enero de 2025- y ya ha anunciado la primera medida que llevará a cabo: un arancel de 25% a «todas» las importaciones de México y Canadá, además de incrementar en un 10% los impuestos ya aplicados a los productos importados de China. Lo hace para «cerrar fronteras» debido a los «extranjeros ilegales» y el «aumento del crimen y las drogas» de quienes «las cruzan». La medida no es nueva. Esta decisión, aunque parezca lejana y no afecte a Canarias, se ha convertido en un quebradero de cabeza para el sector primario en las Islas, concretamente, para el mercado de los vinos canarios.
Hace 20 años, algunos bodegueros del Archipiélago se aventuraron a conquistar a los estadounidenses y lo consiguieron. Sin embargo, ahora peligra su futuro. Los importadores de caldos isleños en Nueva York, Boston o la Florida tendrán que pagar el arancel que se traduce, por ejemplo, en que si la importación está valorada en 100.000 euros, deberán abonar un impuesto de 25.000 euros solo para que las botellas pueden pasar la aduana.
El consejero de Agricultura, Ganadería, Pesca y Soberanía Alimentaria del Gobierno de Canarias, Narvay Quintero, pone el foco en las consecuencias que acarrearía esta medida de llevarse a cabo. «El producto se encarecerá notablemente y perderá competitividad en precios», recalca. Únicamente en la cantidad porque la calidad «la tenemos y no va a variar» dado que, según aclara, «es el valor añadido y la peculiaridad que nos hace distintos».
Los agricultores y ganaderos se manifestaron en las Islas durante febrero y marzo de este año, dentro del marco de la revuelta agrícola europea, contra las políticas agrícolas restrictivas puestas en práctica por la Unión Europea (UE) que dificultan su trabajo y la rentabilidad económica. Quintero recuerda que «Europa va al contrario del mundo» porque, según el consejero, «mientras China y Estados Unidos protegen sus productos, aplicando duras medidas para el que proviene de fuera, Europa los baja y perjudica a los locales». Una política que se viene llevando a cabo «desde hace 20 años» en los plátanos, por ejemplo.
«No estamos en contra de los acuerdos ni de los protocolos internacionales» contra «esos países», comenta Quintero, pero «si países como EEUU o China ponen aranceles a los productos europeos, quizá Europa debería planteárselo». Esto implica una situación que ya se ha adoptado como normal, para el consejero autonómico; que Europa baje sus producciones.
Miedo a repetir la historia
Por su parte, los bodegueros canarios se toman el anuncio de Trump con cierta cautela. El presidente de la comarca vitivinícola Valle de Güímar, en Tenerife, José Bruno Albertos, especifica que lo pasarán peor «los vinos de Península» que, según aclara, «sí tienen mayor presencia en EEUU» y les llevará a que cueste «un poco más» introducir los caldos en los mercados americanos.
Canarias tiene Canary Wine, la denominación de origen protegida (DOP) de las Islas, para poder comercializar internacionalmente estos productos pero «son muy pocas las bodegas» que se adentraron en un mercado «que está a más de 8.000 kilómetros». El motivo pudo estar, para este presidente, en un «mal asesoramiento» que tuvieron los dueños y empresarios del sector en aquel momento.
Albertos continúa explicando que las bodegas comarcales centran su venta y comercio en las Islas. Es más, añade que el 95% de la producción se vende en el Archipiélago y el 5% en Península. «Buscamos el mercado local, que se queden y se conozcan aquí», alude. En este sentido, indica que hay empresas de distribución que se encargan de repartir estos caldos canarios en territorio peninsular e, incluso, alguno sale a países como Francia.
Para este presidente comarcal, de aplicarse la política de aranceles, «algo que aún no está claro», incrementaría «mucho» el precio del vino y sería «muy complicado» que fueran competitivos. Sin embargo, recalca que «solo afectaría a muy pocas».
La estancia anterior de Donald Trump en la Casa Blanca no fue nada halagüeña para la relación comercial entre EEUU y Canarias. De 2017 a 2020, la factura de los intercambios de productos y mercancías entre las Islas y el país norteamericano se redujo en un 63%.
El primer año en que llegó el magnate al poder, el montante del comercio entre los dos territorios, ascendió a 191,5 millones de euros según datos de ICEX España Exportación e Inversiones, la empresa pública estatal encargada de promover la internacionalización del tejido productivo. En 2018, se redujo a solo 70,8 millones de euros. Es decir, menos de la mitad, o más bien, a mucho menos de la mitad.
Es cierto que la pandemia rebajó el comercio internacional en 2020 a mínimos históricos pero no fue la razón principal de la caída del tráfico de mercancías entre Canarias y EEUU. En 2019, el declive ya era evidente cuando, entre Washington y el Archipiélago ya se había aminorado un 47% coincidiendo con el endurecimiento del proteccionismo de la Administración de Donald Trump.
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