Necrológica

Fallece Benicio Alonso, referente de la industria isleña

Exdiputado autonómico y exconsejero en la Junta de Canarias, fue pieza clave en la génesis de las Regiones Ultraperiféricas

Benicio Alonso Pérez.

Benicio Alonso Pérez. / Efe

Benicio Alonso Pérez (La Laguna, Canarias, 25 de agosto de 1942-ibidem, 8 de noviembre de 2024) falleció ayer en Tenerife. Lo hizo casi de tapadillo, algo que, paradojas de la vida, nunca fue su forma de conducirse. Ni en la empresa ni, claro, en la política, lo que le granjeó no pocas antipatías entre propios -entre las filas de un Partido Popular (PP) en el que, por convicción, asumió el papel de verso suelto- y, por supuesto, entre extraños -en su día el grupo socialista en el Parlamento regional, donde las maneras y los usos propios de las pieles más finas ya se habían asimilado por unos y tragado por otros, pidió su expulsión de todo puesto representativo por referirse a Eduardo Madina como «el cojito de la ETA»-. Y sí, Madina cojea porque los asesinos de ETA casi lo matan con apenas 25 años. No, lo de ir de tapadillo nunca fue lo suyo. Tal vez por eso en el mundo empresarial se lo despedirá con más afecto que en el político: los versos sueltos rara vez dejan su foto en las sedes de los partidos -ya se sabe: el que se mueve...-.

Benicio Alonso se forma en la Escuela de Ingenieros Técnicos Industriales de Gijón. Su promoción es la de 1967. En 2022, más de medio siglo después, la Asociación Industrial de Canarias, su Asinca, la misma que presidió y que ayer se vestía de luto, le entregaba su máxima distinción: el Premio a la Labor Industrial. Porque Alonso lo fue todo en un sector secundario que en el Archipiélago es doblemente secundario, siempre opacado por las sombrillas del duopolio turismo-servicios, siempre en ese papel de actor de reparto con más posibilidades que aspiraciones. 

Presidió Asinca y fue miembro fundador de la CEOE-Tenerife, donde su labor fue más allá del sector industrial

Víctor Portugués, secretario general de Asinca en Tenerife, recordaba ayer que Benicio sentía como un particular fracaso propio el cierre de cualquier fábrica isleña. «Y sí, de algún modo, con su desaparición se cierra una de las principales industrias de Canarias», lamentaba. De hecho, Alonso fue y será para siempre el primer consejero de Industria de la región, responsabilidad que asumió en aquella Junta de Canarias desde la que, en 1981, se habló tanto del sector secundario como del terciario. O casi. Fue mérito suyo. «Si no existiera industria en las Islas, habría que crearla». No se cansó de repetirlo hasta sus últimos días. Era un convencimiento más vital que profesional, y si Benicio se destacó por algo, por algo más allá de por su alergia al silencio acomodaticio tan propio de estos tiempos, fue por sus convicciones. Lo dejaba claro cada vez que defendía la implantación de la energía nuclear en el Archipiélago. Al día siguiente reaccionaba la troupe, esa que poco o nada sabe de energía -era la materia que Alonso más dominaba- y que siempre ha encabezado algún alcalde o presidente institucional. Le importaba poco. No: le importaba nada. Estaba convencido de que era lo mejor para Canarias, lo creía y lo defendía. Y lo decía, claro.

No fue distinto en su labor pública. Quizá sea su contribución menos conocida, y desde luego que se han escrito sobre ello menos palabras que de la anécdota de Madina o de su opinión sobre las nucleares -a Benicio se la traería al pairo-, pero Alonso fue un personaje clave para que la Comunidad Económica Europea (CEE), que acabaría por diluirse entre las distintas instituciones de la Unión, reconociese las singularidades del Archipiélago, lo que a la postre daría lugar al surgimiento del estatus de Región Ultraperiférica de la UE.

Pedro Alfonso: «Puso a Canarias en Europa y fue uno de los grandes valedores de la cohesión empresarial»

En el ámbito institucional, y siempre bajo las siglas de un PP en el que comienza a militar en 1984 -en 2016 dio un paso adelante para pedir públicamente una «limpia» en el partido-, Benicio Alonso se desempeñó como concejal en el Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna, como consejero del Cabildo de Tenerife y como diputado del Parlamento de Canarias, donde ocupó un escaño durante la IV Legislatura.

Pedro Alfonso, presidente de la Confederación Provincial de Empresarios de Santa Cruz de Tenerife -la CEOE-Tenerife de la que Benicio fue líder y fundador-, resumía ayer el sentir en la patronal: «Puso a Canarias en Europa, fue uno de los grandes valedores de la cohesión empresarial y, más allá de su papel en la industria, fue un engranaje fundamental para la construcción de la actual CEOE»

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