Los embalses que almacenan energía llevan a récord su producción para cubrir los agujeros de las renovables

No es la tecnología con mayor potencia instalada, tampoco la que más electricidad produce. Y no se ha construido ni una sola instalación nueva en los últimos años. Pero está encaminada a cerrar el año con el doble de generación que la media de los últimos 15 años. El aluvión renovable impulsa el protagonismo de las centrales de bombeo hidroeléctrico, una suerte de baterías de energía gigantes que acumulan el agua en un embalse cuando la demanda de electricidad es baja y la utilizan para producir energía cuando el consumo de luz aumenta.

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Hasta finales de octubre, las también conocidas como centrales reversibles generaron 4.747 gigavatios-hora (GWh) de electricidad, un 10% más que el año pasado por estas fechas, según los datos publicados por Red Eléctrica. El 2023 fue el año de mayor producción desde que hay registros (2006), con 5.200 GWh; pero, de mantenerse la tendencia actual, 2024 podría superar ese récord y terminar en el entorno de los 5.600-5.700 GWh de generación, el doble de la media de 2007 a 2022 (2.795 GWh).

Las centrales de bombeo están formadas por dos embalses dispuestos a diferente altura. El agua del depósito inferior bombea agua al superior para almacenarla en las horas de menor demanda y en las horas de mayor consumo esa agua se turbina para producir electricidad. Con 3.300 megavatios (MW) instalados en España desde hace al menos una década, la razón de su despertar ahora se explica por el mayor peso de las energías renovables en el mapa de generación español.

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Solo en los últimos cinco años las tecnologías ‘verdes’ han pasado de una potencia instalada del 50% al 63,5%, gracias al crecimiento de dos tipos de instalaciones: la eólica, con un crecimiento del 22,9%, hasta 31.580 MW instalados; pero sobre todo la solar fotovoltaica, que se ha incrementado en un 238%, hasta un total de 29.646 MW. Y eso se refleja en una producción limpia que ha pasado de representar el 37,5% del total en 2019 al 57,3% en lo que va de año.

El problema es que ni eólica ni solar son gestionables. No pueden ser utilizadas siempre que se quiera, sino que solo generan electricidad cuando se dan determinadas condiciones de viento y sol. Por tanto, su disponibilidad no coincide necesariamente con las necesidades de consumo, lo que provoca que haya momentos en los que sobra producción y otros en los que hay escasez. Y es en esos casos en los que el bombeo encuentra su ventana de oportunidad, al permitir almacenar electricidad cuando sobra para producirla cuando falta.

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Más rentable

Eso es lo que ha empezado a ocurrir en los últimos meses en España. En las horas centrales del día, en las que la producción fotovoltaica supera a la demanda se crea un exceso de energía que deprime los precios de la electricidad durante esas horas, en contraposición a lo que ocurre a primera hora de la mañana o de la tarde, cuando no hay sol y crece el consumo. En ese momento, la tecnología que suele marcar precio de la electricidad son los ciclos combinados, que fueron ideados para producir de manera continuada (carga base), pero que las renovables han desplazado a los picos de consumo, lo que eleva el precio de sus ofertas al requerir un mayor gasto de mantenimiento.

Y eso conviene a las centrales de bombeo, que pueden consumir electricidad para bombear el agua al depósito superior a precios muy bajos (mediodía) y producirla para su venta a precios altos (mañanas y tardes). De hecho, concentrar la producción de este tipo de instalaciones en horas punta impulsa un precio medio equivalente al 130% de los precios medios de la Península Ibérica, según las estimaciones realizadas en el plan estratégico 2024-2026 de Iberdrola, la compañía propietaria del mayor complejo de este tipo, conocido como La Muela y ubicado en el municipio de Cortes de Pallás en Valencia, que cuenta con una potencia de turbinación de 1,7 GW.

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Irá a más

Este fenómeno de exceso de producción renovable en unas horas y déficit en otras “será mucho más importante de aquí a 2030, lo que aumentará la necesidad de renovables gestionables para equilibrar la oferta y la demanda”, según anticipaba el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, durante la presentación del citado plan estratégico en marzo de este año. El objetivo español es alcanzar un total de 62.000 MW instalados de eólica y 76.000 MW de fotovoltaica en 2030, lo que llevaría a las renovables a producir el 81% de la electricidad a principios de la próxima década.

En ese escenario, según Galán, el bombeo no será útil solo para almacenar energía en las horas centrales del día y expulsarla en los extremos, sino también durante otros momentos. “Durante periodos semanales, un menor consumo durante los fines de semana con el mismo recurso renovable también creará una enorme oportunidad de desplazamiento de esta energía para cubrir la demanda de lunes a viernes y los cambios estacionales, debido a la climatología, también requerirán tecnologías para equilibrar el sistema y, como consecuencia de ello, las necesidades de almacenamiento crecerán”, añadía entonces Galán.

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