Negociación colectiva | Reducir las horas de trabajo, a debate
La estructura productiva de las Islas dificulta el recorte de la jornada laboral
La patronal exige hablar primero de productividad y absentismo
Las centrales sindicales quieren un marco legal para negociar
Los expertos lo ven «factible»

Camareros sirviendo bebidas en una terraza. / EFE
El debate sobre la reducción de la jornada laboral se encuentra en una encrucijada ante las posiciones enfrentadas que han estancado un posible acuerdo entre el Ministerio de Trabajo, la patronal y los sindicatos. En Canarias su estructura productiva y las particularidades de su tejido empresarial complican el panorama para que esta medida pueda generalizarse, debido al predominio del sector servicios con empresas y negocios que abren las 24 horas y siete días a la semana –caso de los hoteles y apartamentos– o la proliferación de microempresas y autónomos. Los empresarios exigen primero hablar de productividad y absentismo, mientras los sindicatos ven factible la medida en el marco de la negociación colectiva porque el Gobierno solo aprueba el marco legal. Expertos en Derecho Laboral consideran que este tipo de medidas requieren de un obligado consenso para ir adaptándolas a la realidad del mercado canario.
En Canarias ya hay experiencias en jornadas laborales semanales de 37,5 horas e incluso de 35 horas, pero se trata de situaciones minoritarias. El grueso de la actividad económica del Archipiélago dista aún de tener la disminución por convenio de los horarios de trabajo en el marco de las negociaciones colectivas. En el sector económico predominante, el turístico, el presidente de la patronal de Las Palmas, José María Mañaricúa, es claro: una medida de este tipo encarecerá los costes laborales en un 7%, que serán trasladados a los precios de los productos y servicios. «El Gobierno puede aprobarla por ley pero después aumentarán los precios porque subirán los costes, tenemos un 12% de absentismo laboral por lo que no tendríamos problemas de personal si esos trabajadores se incorporaran», añade. Cuestión distinta es la restauración, que sí tiene problemas para atender los picos de servicio de fines de semana y festivos con medias jornadas.
El comercio se está viendo lastrado por la escasez de personal y por los costes fijos y salariales que se han ido incrementando en los últimos años. El presidente de la Federación de Empresarios del Comercio (Fedeco), Raju Daswani, advierte de las «complicaciones» que acarrearía imponer la reducción de la jornada laboral, sobre todo en los pequeños comercios y en las islas no capitalinas. Por ello Daswani reclama que haya acuerdo porque el sector comercial «no está pasando por un buen momento».
Sin imposiciones
Más contundente se muestra el vicepresidente ejecutivo de la Confederación Canaria de Empresarios (CCE), José Cristóbal García, que advierte que cualquier modificación de la jornada laboral se tiene que regular en la negociación colectiva entre empresarios y sindicatos y no por imposiciones políticas de la Administración. García cuestiona que el Gobierno quiera hablar de reducir la jornada mientras elude negociar sobre la productividad y el absentismo como reclama la patronal: «Este país está a la cabeza de absentismo laboral en Europa y Canarias a la cabeza de España, con unos niveles de absentismo del 26 y 27% ¿cómo es posible que no hablemos de esto? Para hablar de cualquier modificación de los horarios y dar más flexibilidad a la jornada primero hay que hablar de estos temas», advierte García.
El dirigente de la patronal de Las Palmas también avisa que aplicar una medida de este tipo en Canarias tiene más dificultades por su estructura productiva, ya que en las Islas hay más empresas de menos de cinco trabajadores que en el resto del país o proliferan los autónomos sin trabajadores. «Somos diferentes porque estamos orientados al sector servicios, los hoteles no cierran, por lo que los efectos son peores y Canarias tiene sus propios problemas por ser también una región alejada», añade.
José Cristóbal García asegura que «no se puede mejorar la productividad trabajando menos, se puede ser más feliz pero se producirá menos». Por ello reitera la necesidad de que cada sector se autorregule a través de la negociación colectiva para adaptar la jornada en función de diversos criterios porque «por imposición no se soluciona nada». También se opone a posibles bonificaciones a las empresas que apliquen esta medida porque «no servirá para nada».
Desde el punto de vista sindical la visión es diametralmente opuesta. La secretaria de Acción Sindical de CCOO Canarias, Montserrat Cosano, cree que es perfectamente viable que en Canarias se pueda reducir la jornada laboral pese a que predominen las pymes porque se trata de dos horas y media menos a la semana. La dirigente sindical sí está de acuerdo en que cada sector o empresa regulen el horario laboral en la negociación colectiva y que sea en la jornada anual donde se fije si la reducción se aplica de forma semanal, trimestral o de cualquier otra forma.
Cosano admite que la situación actual «está en el aire» ante la confrontación que existe entre el Ministerio de Trabajo y la patronal. «Lo que salga de esa mesa de negociación es lo que va a determinar de qué hablamos en los convenios sectoriales o de empresa», indica. Para la representante de CCOO «si esto lo dejamos solo en manos de los convenios entre empresas y sindicatos la reducción de la jornada no va a salir porque estará al libre albedrío de los empresarios, pero si la medida está mandatada en una ley será de obligado cumplimiento y cada sector la adaptará a sus particularidades».
Según las últimas cifras de la Encuesta de Población Activa (EPA) en Canarias se ha superado el millón de personas ocupadas, de las cuales unas 800.000 trabajan en el sector privado y unas 200.000 en el sector público. El sector servicios es el que ocupa a la mayor parte de los canarios, con más de 650.000 en el sector servicios, 74.000 en la construcción y poco más de 50.000 en la industria. Son cifras que demuestran el potencial que tendría una medida de este tipo en la actividad económica de las Islas.
En este sentido, la dirigente de CCOO advierte que el sector turístico es al que menos le afectaría la reducción de la jornada laboral ante los elevados beneficios que tiene debido al importante incremento de turistas tras la pandemia.
Dámaso: medida viable
Desde una visión como experto en la materia, el abogado y especialista en Derecho Laboral José Ramón Dámaso Artiles sí ve «factible» que Canarias se pueda ir adaptando a una reducción de la jornada. «El futuro está cada vez más cerca porque la pandemia supuso un cambio de mentalidad y ahora los trabajadores prefieren más el tiempo libre y la conciliación familiar que el trabajo en sí e incluso subidas de sueldo», explica Dámaso, que sí defiende que esta adaptación de la jornada de trabajo al mercado laboral se haga «sin imposición» y que se base en la «autonomía colectiva».
José Ramón Dámaso advierte que en este tipo de medidas no se puede hablar de «tarifa plana» porque hay muchas actividades en las que para aplicarla se tendría que reducir plantilla o subir los precios, mientras que si se negocia se podría adaptar un modelo de cómputo anual de las horas trabajadas, aumentar los días libres o de vacaciones y otras fórmulas que supondrían reducir la jornada aunque no sea de forma semanal. «Desde el momento en que se impone es como un modelo de tarifa plana, hay estudios que dicen que si se aplica discrecionalmente se puede perder un 1% del empleo y la economía no está para eso», añade el experto.
Dámaso ve sectores donde es casi imposible cumplir con una disminución de la jornada como es el caso de transporte terrestre de mercancías.
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