Purga de 12.601 empresas fantasma en Canarias
Un cambio de la normativa europea destierra de la estadística a un 8% de las firmas isleñas por falta de actividad, es la tercera comunidad que más ‘adelgaza’

Un local comercial a la venta. / Andrés Cruz
De un día para otro Canarias perdió 12.601 empresas. No, no es que se haya producido un parón de tal magnitud que millares de sociedades hayan tenido que echar el cierre de sopetón, ni tampoco la actividad económica se va a ver resentida, la reducción se notará solo sobre el papel. El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha purgado de sus cifras a un 8,3% del tejido empresarial que constaba en el Archipiélago. ¿El motivo? Un cambio normativo impuesto por la Unión Europea (UE) obliga ahora a incluir en el Directorio Central de Empresas (Dirce) –que elabora anualmente este organismo– solo a aquellas que estén activas. Una decisión que reduce de forma repentina más de 223.000 empresas en toda España. Canarias es la tercera comunidad más afectada por este ajuste. Solo la superan Madrid y Navarra, con una caída del 10%. Una corrección que arrebata a la capital del país el podio como el territorio con mayor número de compañías, que ahora ocupa Cataluña.
De manera que a 1 de enero de 2023 –los datos se publican cada año en diciembre pero hacen referencia a principios del ejercicio– el Archipiélago pasó a tener 139.245 sociedades, cuando un año antes la cifra ascendía a 151.846. El INE advirtió de que los datos no podían compararse con los de años anteriores debido a este cambio metodológico por la entrada en vigor del Reglamento EBS 2019/2152, que busca homogeneizar la recopilación de datos estadísticos en todo el territorio comunitario. En él, se establece que solo podrán recopilarse en los registros estadísticos nacionales de empresas y en el Registro EuroGroups aquellas que, «total o parcialmente, ejerzan una actividad económica». Entendiendo esta actividad como la oferta de bienes y servicios en un mercado determinado, la oferta de servicios que contribuyan al Producto Interior Bruto (PIB), o que a su vez tenga la titularidad directa o indirecta de sociedades que sí estén activas.
Pero, ¿qué es una empresa inactiva y por qué se ha decidido sacarlas de la estadística? Puede haber diferentes casuísticas. «Se trata de sociedades mercantiles que no ejercen ninguna actividad económica, están en un estado de letargo en el que las obligaciones pasan a ser mínimas, pero no son inexistencias», explica Jorge Hodgson, fundador y socio director del despacho JH Asesores Financieros&Bancarios. Aunque este tipo de empresas no facturan ni reciben ningún tipo de ingresos, salvo que sean extraordinarios o pasivos, sí que tienen la obligación de presentar cada ejercicio el impuesto de sociedades y las cuentas anuales. Si lo incumplen, después de varios años, Hacienda se comunica con el Registro Mercantil para que les de baja. De manera que, antes engordaban el Dirce hasta que se podrucía esa comunicación y ahora quedarán fuera de la estadística desde el primer año de incumplimiento.
Entre ellas hay sociedades que esperan en un cajón para agilizar trámites o empresas zombies
Algunas sociedades que se encuentran en esta situación de inactividad pueden ser también aquellas que dejan de ser rentables, empiezan a acumular deudas, y sus socios optan por dejar en estado de latencia. Se convierten, por tanto, en empresas zombies. Existen, sí, pero están sentenciadas a morir, solo que no se han dado los pasos necesarios para su disolución y liquidación. Otro ejemplo de empresas inactivas puede aparecer cuando finaliza un proyecto empresarial pero los socios no se deciden a disolverlo y se deja en stand by por si en algún momento se quiere reactivar. Entre las empresas inactivas purgadas puede haber además casos de sociedades latentes que esperan su turno en un cajón para agilizar los trámites en algún negocio o inversión que tenga cierta urgencia o también entre ellas pueden encontrarse aquellas sociedades creadas solamente para la tenencia de bienes.
El INE no específica cuál es la tipología de las sociedades purgadas, que simplemente han desaparecido de la estadística sin dejar rastro. Entre las empresas expulsadas del censo en Canarias hay un poco de cada una de ellas. Así lo cree el economista Juan José Hernández, que por otro lado considera que no se debería demonizar la existencia de estas sociedades sin actividad. «No es ilegal tenerlas, ni todas sirven para fines oscuros», sentencia. Su existencia puede responder a algunas necesidades, como la agilización de proyectos empresariales o conseguir beneficios fiscales.
Eso sí, reconoce que meterlas en el mismo saco estadístico de aquellas que sí cuentan con actividad, que generan empleo o inversiones, sobredimensiona las cifras. «Claro que infla los datos, por eso hay que currarse más estadísticas», aclara. Hernández apunta que con la tecnología actual y los sistemas de Big Data, más que sacarlas del Dirce, lo que se debería hacer es que dar la posibilidad de que se pudieran disgregar pero sí que estuvieran incluidas. «Los sistemas podrían actualizarse y poner indicadores más refinados», valora.
Una estadística más depurada debería permitir disgregarlas pero no eliminarlas de la recopilación
A su juicio, existe desde hace años una cruzada contra este tipo de sociedades. Aunque cree que su cantidad es mucho mayor en España si se compara con otros países de nuestro entorno, sostiene que solo se debería ir contra aquellas que no cumplen con sus obligaciones legales.
Hodgson, en cambio, recomienda no dejar a la deriva sociedades inactivas sin una estrategia clara, ya que puede acumular deudas y sanciones si no cumple con sus obligaciones.
Termómetro económico
El cambio en la metodología del Instituto Nacional de Estadística (INE) para contabilizar las empresas en España hace cuestionarse si la contabilización del número de sociedades es un buen termómetro para medir la marcha de la economía. Mientras el Directorio Central de Empresas (Dirce) incluía –hasta ahora– un buen número de empresas inactivas, los datos que publican de forma más frecuente otros organismos suelen tener en cuenta solo aquellas con trabajadores o se basan exclusivamente en las nuevos registros. Sin embargo, no se tienen en cuenta aspectos como la mortalidad empresarial, ya que buena parte de las que se constituyen no cumplen los cinco años. | D.G.
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