Los inquilinos canarios pagan el doble de alquiler que hace una década

Con el presupuesto medio de 2014 solo se puede arrendar habitaciones o micropisos

Una pareja mira ofertas en el escaparate de una inmobiliaria.

Una pareja mira ofertas en el escaparate de una inmobiliaria. / E.D.

Santa Cruz de Tenerife

Que alquilar una vivienda en el Archipiélago se ha convertido en una misión casi imposible ya no sorprende a nadie. Pero si se echa la vista atrás puede comprobarse cómo con el paso del tiempo las dificultades para acceder a un arrendamiento en las Islas han ido acrecentándose a pasos agigantados. Hace apenas una década, cuando recién había pasado lo peor de la crisis financiera, los precios que debían pagar los inquilinos por sus casas en Canarias no tenían nada que ver con los que se tienen que afrontar ahora. En 2014, por un inmueble de 80 metros cuadrados la renta media se situaba en 464 euros al mes. Ahora, por esa misma propiedad se habría de pagar algo más de 1.100 euros. Un incremento vertiginoso que supone que el precio de los alquileres en la región se haya más que duplicado en tan solo diez años. 

Tanto se ha complicado la situación que si se quisiera conseguir algo teniendo como presupuesto máximo los 464 euros que se pagaban de renta en 2014, solo se podría acceder a habitaciones en pisos compartidos o a micropisos antiguos sin rehabilitar. De hecho, en el portal inmobiliario Fotocasa –del que proceden los datos de este estudio– apenas hay 16 anuncios de alquileres por debajo de ese precio en la provincia de Santa Cruz de Tenerife y tres en Las Palmas de Gran Canaria. Una oferta demasiado limitada y no apta para familias, que hace diez años y con esa renta sí podían encontrar algún lugar en el que vivir. 

Canarias es además una de las cuatro comunidades del país en las que el precio del alquiler ya se ha duplicado. En primer lugar, se encuentra Baleares, donde los arrendamientos suben un 158%. Le sigue la Comunidad Valenciana, con un incremento de 139% y en tercer lugar se sitúa el Archipiélago, con una subida del 137% desde el año 2014. 

Del estudio de Fotocasa llama la atención que si se compara el incremento de la última década y el de los últimos quince años, este último es inferior. Respecto a los precios que se pagaban en 2009, los inquilinos deben abonar ahora un 92% más. ¿Por qué esa diferencia? A pesar de que ha pasado más tiempo, en 2009 la burbuja inmobiliaria acaba de pinchar y todavía todos sus efectos no se notaban en el mercado. En 2014, varios años después el estallido, el sector inmobiliario atravesaba una crisis sin precedentes que rebajó los precios, con lo que la diferencia entre los que se pagan ahora es mucho mayor. 

Pero es que si se mira la evolución del precio del alquiler en un corto plazo los incrementos también son muy notables. En el Archipiélago, hace cinco años por una vivienda de 80 metros cuadrados se podía pagar 782 euros, frente a los más de mil actuales. Por lo que el alza es del 41%. Asusta también la subida en los últimos doce meses. Ahora se paga un 12% más que en abril de 2023. Canarias es además una de las seis comunidades autónomas en las que el precio medio por un inmueble de estas características supera ya los mil euros. Con el agravante de que a diferencia de el País Vasco, Madrid o Cataluña, los ciudadanos canarios tienen que hacerle frente a estas subidas con uno de los sueldos medios más bajos del país.  

Pero, ¿qué ha pasado en estos años para que el acceso a una vivienda se haya dificultado tanto en el Archipiélago? Las tensiones en el mercado inmobiliario de las Islas beben de varios frentes. Por un lado, la falta de obra nueva –tanto pública como de promociones privadas– que quedó paralizada tras el estallido de la burbuja inmobiliaria y no ha vuelto a recuperarse. Una circunstancia que ha reducido la oferta que existe en el mercado, que cada año merma más. ¿Por qué? El stock de casas existente ahora tiene que compartirse entre más personas debido al incremento de la población en el Archipiélago. De esta manera, existe una brecha entre el número de nuevos hogares que se crean y las viviendas disponibles, lo que hace que suban los precios. Por otro lado, en los últimos tiempos algunas normativas que buscaban precisamente distender el mercado han acabado provocando el efecto contrario, ya que muchos propietarios se lo piensan dos veces antes de poner su propiedad en alquiler. Lo que ha reducido todavía más la oferta. 

Además, desde hace unos años el mercado inmobiliario canario tiene que convivir con un nuevo actor: el alquiler vacacional. Una fórmula en la que casas que anteriormente se destinaban al arrendamiento tradicional pasan a servir como alojamiento para turistas. La oferta se achica más y más. 

Ante la escasez de vivienda disponible y un número cada vez más numeroso de inquilinos –no solo por el aumento poblacional sino porque cada vez es más difícil acceder a una vivienda en propiedad– los precios de los alquileres se han desbocado, dejando a muchas personas sin opciones.

Y las dificultades para convertirse en inquilino no radican solo en los altos precios, sino que los interesados deben pasar toda una gymkhana de requisitos para llegar a ser los elegidos. Procesos de selección en los que ya no basta con ser los más rápidos para contactar con el anunciante, además se llega a pedir trabajo fijo, buenas nóminas, avalista... Todo un proceso de casting en el que salen perjudicados aquellos que tienen menos ingresos o incluso los que, por ejemplo, fuman o tienen mascotas.  

Toda una emergencia habitacional que fue una de las reivindicaciones que sacó a los canarios a la calle en las manifestaciones del 20A y que ha llevado a que los partidos políticos quieran ponerse las pilas para tratar de resolver un problema para el que, de momento, no parece haber solución en el corto plazo. 

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