Cuando celebramos el Día Internacional del Turismo, ponemos nuestra atención en lo que está pasando en el mundo y preguntamos a José Juan González, CEO de Canaragua, sobre el impacto que la sequía o la guerra tienen sobre los recursos y de qué manera nos afecta.

En el último año, ¿cómo ha evolucionado el binomio turismo-sostenibilidad?

El concepto sostenibilidad es un tanto complejo y multifacético, y está influenciado por numerosos factores interconectados. Actualmente no se puede hablar de un binomio entre el turismo y la sostenibilidad porque sería limitar mucho los actores que intervienen en él.

Pero sí podemos hablar de un mayor crecimiento de la conciencia pública sobre los problemas de sostenibilidad, incluida la degradación ambiental, el cambio climático, el agotamiento de los recursos y la desigualdad social, que son impulsores del cambio. A medida que las personas se informan más sobre estos desafíos, exigen una mayor acción y cambio.

Y es cierto que el sector turístico se está transformando para dar respuesta a un nuevo perfil de cliente más concienciado. El desafío es integrar la sostenibilidad en toda la cadena de valor que le damos a los que nos visitan.

Medidas como la subvenciones a la investigación e incentivos promueven la innovación en tecnología y prácticas sostenibles

Sin duda, el entorno social y político juega un papel crucial en la percepción de la sostenibilidad. ¿Cómo impacta esto en nuestro día a día?

Es esencial reconocer que el cambio en la sostenibilidad está influenciado por una compleja interacción de factores, incluidas las fuerzas económicas, los avances tecnológicos, los valores culturales, las prácticas corporativas y los acuerdos internacionales. La forma en que el público percibe la sostenibilidad y su importancia puede influir en el comportamiento, las elecciones de los consumidores y las decisiones políticas, si bien la conciencia pública y las políticas gubernamentales son cruciales, no operan de forma aislada, y su eficacia a menudo depende del contexto socioeconómico y político más amplio.

Por ejemplo, la guerra Rusia-Ucrania ha tenido un impacto significativo en el uso de los recursos. Durante un conflicto armado, el agua, la energía y los alimentos se ven comprometidos debido a la destrucción de infraestructuras, la interrupción de las cadenas de suministro y el desplazamiento de comunidades. Por otro lado, la guerra provoca daños ambientales como la contaminación del agua y la deforestación.

Las circunstancias nos están llevando a ser más conscientes y responsables en el uso de los recursos, y en Canarias, tendremos que estar a la altura de su exigencia, apostando por un turismo sostenible, comunicándolo mejor y haciendo partícipes de las buenas prácticas a nuestros clientes, apostando por la coherencia y el rigor, evitando y castigando el greenwashing: un riesgo y una tendencia que resta credibilidad.

En los últimos meses, se ha hablado mucho de la sequía en España. En las islas, ¿podemos decir que la desalación nos mantiene a flote?

La sequía es un fenómeno climático habitual en España, pero hay que diferenciar entre la sequía meteorológica, que se da cuando hay una escasez continuada de precipitaciones; y la sequía hidrológica, que se produce ante la menor disponibilidad de aguas superficiales y subterráneas respecto a los valores medios en un sistema de gestión durante un determinado período y que puede impedir cubrir las demandas de agua al 100%; es decir, la sequía hidrológica tiene que ver con el almacenamiento y la gestión de recursos hídricos disponibles.

En Canarias, la desalación es la principal fuente de abastecimiento, pero no en todas las islas por igual, ya que, en Tenerife o La Palma, los pozos y las galerías son fundamentales para la captación de agua; y se encuentran también en una situación crítica. Por otro lado, la desalación genera unos costes energéticos y económicos muy elevados. Es por eso que la gestión eficiente de los recursos hídricos sea prioritaria para actores públicos y privados, fomentando la colaboración entre ambos para gestionar los recursos disponibles: implementando programas de conservación del agua, mejorando infraestructuras e invirtiendo en tecnologías sostenibles.

Además, es necesario acelerar el cambio a un modelo circular. En los recursos hídricos, esto implica reutilizar el agua, dándole una nueva vida. En el archipiélago, Canaragua es un referente en la reutilización de aguas aplicada al sector turístico: conseguimos producir más de 4hm3 de agua regenerada al año, cuyo uso principal es el riego de zonas verdes municipales. La depuradora de Las Burras, por ejemplo, suministra agua regenerada a tres campos de golf del sur de la isla.

Es hora de acelerar la implantación de un modelo circular para darle infinitas vidas al agua.

¿Cómo se materializa esa colaboración entre agentes públicos y privados?

La conciencia pública, las decisiones políticas, las regulaciones, el comportamiento del consumidor y las prácticas comerciales son factores interconectados que pueden impulsar cambios positivos hacia una utilización más sostenible y responsable de los recursos. A medida que estos factores evolucionan, pueden tener un profundo impacto en la forma en que apreciamos y priorizamos la sostenibilidad en nuestra sociedad.

Medidas como subvenciones a la investigación e incentivos, pueden promover la innovación en tecnologías y prácticas sostenibles, estimulando el crecimiento económico y la creación de empleo.

Todos estamos implicados y tenemos un papel protagonista en este cambio: una percepción positiva de la sostenibilidad conduce a un mayor apoyo a las políticas, productos y prácticas que priorizan la responsabilidad ambiental y social.

CANARAGUA es un referente en la reutilización de Aguas aplicada al sector turístico apostamos por la implantación del modelo circular

Hoy, día mundial del turismo, ¿a qué desafíos nos enfrentamos en términos de sostenibilidad?

Personalmente apuesto por la educación y la concienciación. Es importante informar a los turistas sobre la situación de los recursos hídricos en Canarias y la importancia de utilizar el agua de manera responsable. Desarrollar campañas de concienciación, señalización en lugares turísticos y promoción de prácticas ecoamigables son hoy en día la base del turismo sostenible.

Pero estas buenas prácticas van más allá del uso eficiente en los hoteles, también lo tenemos que hacer extensible a restaurantes y otros establecimientos turísticos.

Debemos fomentar actividades como el senderismo y el ecoturismo, así como la promoción de sectores alternativos como la artesanía o el turismo cultural. La consecución de un destino sostenible implica tanto a turistas, autoridades y empresarios.

El reto para mi es convertir la sostenibilidad en una norma social: la demanda de sostenibilidad por parte de los consumidores puede impulsar a las empresas a adoptar prácticas y productos más respetuosos con el medio ambiente. Las empresas que priorizan la sostenibilidad se posicionan con una imagen pública positiva. Así, la presión social y la demanda de los consumidores de productos y servicios sostenibles pueden impulsar la inversión y la innovación en tecnologías limpias y soluciones respetuosas con el medio ambiente.