La empresa canaria de la construcción

Garantía de profesionalidad, modernidad y capacitación

Óscar Izquierdo, presidente de FEPECO.

Óscar Izquierdo, presidente de FEPECO. / El Día

Desde FEPECO, como patronal del sector en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, estamos muy orgullosos del tejido empresarial de la industria de la construcción. Especialmente de las locales, conformadas mayoritariamente por pymes, microempresas y autónomos. En estos momentos, hay en Canarias, unas seis mil empresas de la construcción, repartidas al 50% entre las dos provincias, lo que significa un 9,8% del total de empresas, entre todos los sectores económicos de nuestra Comunidad Autónoma.

La emprendería se manifiesta en la modernización que se está implantando, aceleradamente en todo el proceso constructivo. Nuevos materiales, sistemas de producción industrializada, seguimiento estricto de la Agenda Verde Europea, donde se fomenta un proceso integral de renovación urbana, para descarbonizar el territorio, incorporando la eficiencia energética, la accesibilidad universal y la digitalización, a través de la reforma, rehabilitación, conservación y mantenimiento, de un parque edificatorio bastante envejecido. Nuestras empresas canarias, apuestan por la economía circular, es decir, “construir sobre lo construido”, para dar mayor calidad de vida al ciudadano y mejor bienestar social, con un respeto escrupuloso al territorio, que provoque un desarrollo sostenible, que se alargue en el tiempo. 

Estamos en pleno cambio en la dirección, gestión y gerencia de las empresas locales, empieza a tomar fuerza la segunda generación, conformada por personas con mucha formación académica, técnica o profesional. Nuevas ideas, formas vanguardistas y maneras actualizadas, de llevar unas empresas del siglo XXI. Somos la vanguardia, siendo motor y locomotora de la economía canaria. Un ejemplo reciente de la competencia de nuestras empresas locales es la labor que estamos emprendiendo en la isla de La Palma, para su reconstrucción, aportando las últimas novedades constructivas, con una aceptación bastante favorable de los vecinos.

Nos encontramos afrontando, pero dando la cara con robustez, a una gran competitividad, sobre todo, dañina por sí misma, como es la economía sumergida, donde están plácidamente establecidos, los listillos de siempre, que amparándose en que no pueden pagar las cuotas a la Seguridad Social o cualquier otra disculpa interesada, nos hacen una competencia infiel y dañina, que pone en peligro la propia supervivencia, del empresariado de la construcción legalmente establecido en el mercado. A lo que tenemos que sumar, las continuas encomiendas o encargos a empresas públicas, como a GESPLAN o TRAGSA, por parte de las Administraciones Públicas, que se llaman canarias y después nos hacen ellas mismas una competencia desleal, utilizando medios propios, por su incapacidad de gestión, haciéndonos un daño irreparable, poniendo en peligro la propia supervivencia de la empresa canaria. Todo un contrasentido.