Ciudades

El agujero negro del alquiler: Madrid y Barcelona pierden jóvenes sin parar; Valencia y Bilbao, los ganan

La vivienda, el retorno a las provincias, la atracción de fortunas internacionales y el envejecimiento de la población propician esta tendencia | La diferencia de precios de alquiler entre estas dos grandes urbes y una capital de provincia es notable: en Barcelona, la más cara, se pagan 1.164 euros al mes por un piso de 60 metros cuadrados, mientras que en Valladolid se pagan 444€

Una joven camina hacia uno de los accesos a la Plaza Mayor de Madrid.

Una joven camina hacia uno de los accesos a la Plaza Mayor de Madrid. / Unsplash

Ana Ayuso / Nacho García

Al más puro estilo Yolanda Díaz y su repetidísimo "le voy a dar un dato", la concejala del Ayuntamiento de Madrid Enma López, del PSOE, le proporcionó al equipo de Gobierno durante la Comisión de Empleo del pasado mes una cifra alarmante: "Han desaparecido 25.800 jóvenes entre 25 y 34 años que hace un año estaban trabajando y ahora no se sabe dónde están. Han tenido que irse porque este Madrid no les genera oportunidades". El Periódico de España, del grupo Prensa Ibérica, ha solicitado al Consistorio de Almeida las estadísticas de la Encuesta de Población Activa (EPA) del último trimestre de 2022, a las que hacía referencia la edil socialista. Los números varían con respecto a los que aportó López, pero no para mejor. Y es que los jóvenes españoles tienen dificultades a la hora de acceder a vivienda de alquiler a un precio asequible.

Según el documento relativo a ese trimestre, Madrid contaba al cerrar el pasado año con una población activa de entre 25 y 34 años de 357.400 personas. En el mismo periodo de 2021, sin embargo, esos jóvenes ascendían a 375.100, es decir, 17.700 más.

En el trimestre previo a la pandemia, que ha sido una de las causantes de esa pérdida de ciudadanos, la cifra total era aun mayor, de 390.000, y, en el trimestre de las elecciones que terminaron en el cambio de Gobierno en el Ayuntamiento de Madrid, el segundo de 2019, era de 372.100 jóvenes, casi un 4% menos que en 2020, como se puede observar en el siguiente gráfico. Cada uno de los gráficos de este reportaje presenta una escala diferente para que resulte más sencillo observar la progresión de la población en cada ciudad a primera vista.

Desde el Consistorio no han respondido a la petición de este periódico para que valorasen estas cifras, que muestran que la capital ha perdido desde 2020 a 2022 un total de 32.600 habitantes entre 25 y 34 años. Y lo hace pese a que Madrid cuenta, según los datos del padrón por municipios del INE, con 14.000 habitantes más en 2021 -el último ejercicio medida- que en 2018.

Este fenómeno de salida de jóvenes no es, sin embargo, exclusivo de Madrid. Las cifras de Barcelona son todavía más preocupantes. En el inicio de la segunda legislatura de Ada Colau, en el segundo trimestre de 2019, vivían 220.700 jóvenes en la Ciudad Condal de esa misma horquilla de edad. Antes del covid, la población de entre 24 y 35 años descendió a 204.200. Luego, en los últimos trimestres de 2021 y 2022, continuó la caída libre: 201.200 y 171.300 ciudadanos, respectivamente.

Supone un éxodo de 49.400 jóvenes trabajadores entre 2019 y el año pasado y de 32.900 entre la pandemia y 2022, un 16,11% menos. El Ayuntamiento considera que lo que se observa es simplemente una "estabilización" después de que la ciudad perdiese población entre 2015 y 2020. "Barcelona tiene un problema muy gordo", valora, en cambio, el sociólogo urbano José Ariza de la Cruz. Y es que la población de la ciudad, según el padrón, se mantiene estable. Entre 2018 y 2021, ha perdido poco más de 500 habitantes.

A pesar de que el demógrafo urbano Toni López-Gay apunta a que es probable que este descenso de jóvenes se deba a un problema de la pirámide poblacional, ya que "las generaciones nacidas alrededor de 1995, que son las que entran en tu grupo de estudio, serán menos abundantes que las de 1985, que son las que salen del mismo", la población en Barcelona también baja en la horquilla de edad de 35-39 años, la inmediatamente posterior. Pasa de 128.00 habitantes a 104.500 desde el segundo trimestre de 2019 al último de 2022.

¿Dónde acaban?

Los destinos de los emigrados son variados. Como es lógico, muchos de ellos siguen conservando o han encontrado un empleo presencial en estas capitales, por lo que abandonan la ciudad, pero no del todo. Instalan sus residencias en las 'manchas' urbanas de estas capitales, es decir, en ciudades dormitorio en las que los alquileres son más económicos. 

Lo paradójico es que, de nuevo de acuerdo con el padrón, municipios madrileños como Getafe, Fuenlabrada, Alcorcón o Leganés, todos ellos en el 'cinturón rojo', mantienen o pierden algo de población, pero no la ganan. Localidades como Boadilla del Monte, Majadahonda o Pozuelo de Alarcón, todas ellas en el flanco oeste de Madrid, y Rivas Vaciamadrid, al sudeste, suman habitantes con respecto a 2018, pero no de forma llamativa. Por su parte, en los alrededores de Barcelona, ocurre algo similar: Badalona, Castelldefels, L' Hospitalet de Llobregat, Sabadell o Terrassa ganan entre 300 y 4.000 personas en los últimos cuatro años, muchas menos de las que han salido de la capital.

El Ayuntamiento de Barcelona reconoce que "obviamente el precio de las viviendas aparece siempre como una de las determinantes" para que los jóvenes tengan que abandonar la ciudad, pero también "hay que considerar que es la franja de edad que reúne a gente que termina sus estudios y marcha a estudiar o a realizar sus primeros trabajos en el extranjero", por lo que esta variable es "difícil de cuantificar". El precio de los alquileres a febrero de 2023 en la Ciudad Condal, según informes de Idealista, ha crecido en más de un 20% con respecto al mismo mes del año anterior, un porcentaje muy superior con respecto a localidades vecinas o cercanas, como Castelldefels (17,6%), L' Hospitalet de Llobregat (13,1%), Badalona (10,7%), Sabadell (5,9%) o Terrassa (5,3%).

En Madrid también ha crecido, en este caso, en un 10,9% en el mismo periodo. En las ciudades de la 'mancha' urbana de la capital los alquileres se han encarecido. Destaca Getafe, donde han subido un 11,9%, un punto por encima de la capital. "Las claves más importantes [para evitar la escalada de precios] son poner freno y controlar el alquiler de pisos turísticos, porque eso genera una presión para quienes buscan piso: esta oferta para el alquiler de referencia habitual y hace que aumente su precio", explica José Ariza de la Cruz.

Este sociólogo urbano propone que se explore la vía de la construcción de vivienda pública, que actualmente, tanto en Madrid como en Barcelona, está poco explotada. "La Ciudad Condal ha hecho avances al respecto, pero tiene menos suelo disponible que Madrid", refleja.

La pandemia cambió el paradigma de pretensiones de cada individuo con respecto a la vivienda. Muchos ciudadanos, especialmente los jóvenes trabajadores, aprovecharon los días previos al estado de alarma para desplazarse a sus provincias de origen, con el objetivo de pasar allí el confinamiento. Aunque algunos acabaron en otras capitales de provincia, otros eligieron destinos lejos de la contaminación y de las aglomeraciones. De hecho, de acuerdo con la estadística de variaciones residenciales interiores, también elaborada por el INE, de las 392.982 personas que se mudaron de una capital de provincia en el año 2021, una cuarta parte, más de 90.000, eligieron un municipio de menos de 10.000 habitantes para reubicarse, en parte gracias a las oportunidades de teletrabajo.

"Para quien prefiere como modo de vida algo más ligado al entorno rural, el teletrabajo se lo permite. Es un tipo de población muy especial la que puede permitirse teletrabajar, y serían esas personas que se van a municipios de menos de 10.000 habitantes", indica Ariza de la Cruz. Pero este interés por la vuelta al pueblo parece una tendencia sólo temporal, comenta este sociólogo: "En 2020 y 2021, a partir de la pandemia, la vuelta a lo rural ha sido muy fuerte, debido al teletrabajo, que se ha estancado un poco. En 2022, las ciudades se recuperarán por la economía de aglomeración: el empleo surge en ciudades que requieren ciertas cantidades de población y con un ecosistema empresarial" al que tendrán que volver quienes marcharon.

Otro de los principales destinos a los que se mudaron fueron a otras grandes y pequeñas ciudades. De acuerdo con las mismas estadísticas de variación residencial de INE, el segundo destino elegido por quienes abandonaban una capital de provincia eran otras capitales de provincia. El 21% de ellos elegían Bilbao, Valencia o Valladolid, entre otras, como lugar de residencia. Los ayuntamientos de estas localidades han aportado datos que evidencian que estas tres ciudades han crecido en población desde la pandemia.

El departamento de la vicealcaldesa de Valencia, Sandra Gómez, ha compartido cifras de la población valenciana de entre 25 y 29 años, que en el segundo trimestre de 2019 albergaba a 35.000 ciudadanos en esa franja de edad, y que a pesar de las caídas en el primer trimestre de 2020 y el cuatro de 2021, cerró el pasado año con 37.900 jóvenes, un 14% más.

De acuerdo con los números de EUSTAT, el Instituto Vasco de Estadística, Bilbao ha ganado entre 2021 y 2022 algo de población activa de 25 a 34 años: ha pasado de 32.700 a 32.800. Además, la estadística de variaciones residenciales entre la población de 25 a 34 años de la capital vizcaína arroja un saldo positivo de 373 personas del total de 4.304 altas en el año 2021, último dato publicado por el INE.

Por su parte, el Ayuntamiento de Valladolid, que no contaba con datos de población activa, ha aportado cifras de población total. En este caso, entre 25 y 34 años, y a pesar también del balance negativo de los años pandémicos, terminó 2022 con 76 jóvenes más que en 2019. A pesar de que los aumentos de población en estas ciudades no son tan llamativos como las pérdidas de Barcelona y Madrid, la evolución es positiva.

¿Por qué se van?

José Antonio, un vallisoletano de 29 años, regresó de Madrid a su pueblo, Medina del Campo, antes del confinamiento. Su empresa le permitía teletrabajar desde fuera de la capital y volvió a casa. Finalmente, en lugar de regresar a Madrid, donde durante un tiempo siguió pagando un alquiler, se quedó unos meses en su localidad de nacimiento para acabar mudándose, hace unos meses, a Valladolid, donde ahora comparte piso con un amigo.

"Lo más gordo de todo es la diferencia de precios del alquiler y de la vida: por mucho ocio que tenga Madrid, no compensa el coste de la vida que supone y es imposible consumir todo lo que ofrece", expresa José Antonio. Durante la crisis del coronavirus, Madrid "no me podía ofrecer lo mismo que antes". El parón en el ocio fue clave para que continuase en casa y allí se dio cuenta de que Valladolid le podía ofrecer una oferta deportiva y cultural que se ajustaba a lo que él buscaba. "El ocio es salvable en las capitales de provincia si se ponen un pelín las pilas. El coste de la vida en Madrid no compensa el consumo de ocio que eres capaz de abarcar", reflexiona.

El precio medio de renta de un piso de 60 metros cuadrados en Barcelona es de 1.164 euros y, en Madrid, de 996 euros, según Idealista. Esto, en las capitales de provincia, cambia. En Valladolid, por ejemplo, es casi tres veces menor al de la capital catalana. "La razón para irme de Madrid fue un salario que no se correspondía con el coste de vida", justifica Diana, una joven de 26 años que volvió a Logroño, después de haberse "sentido exiliada" de su ciudad por ser una chica trans que actualmente mantiene una relación lésbica.

Ambas urbes atraen cada vez más a inmigrantes con poder adquisitivo. "El marketing de la Comunidad de Madrid, con el polémico vídeo, o la intención de Ayuso de rebajar el IRPF a la inversión extranjera van encaminados a atraer inversión de grandes fortunas latinoamericanas y estadounidenses. Compran edificios y pisos caros que encarecen el precio de la vivienda, aunque a Madrid siga llegando gente del resto de España en busca de empleo", señala Ariza de la Cruz. El coordinador del Grado en Sociología de la Universidad de Salamanca resume que Madrid y Barcelona "se están convirtiendo en París o Tokio" por la perspectiva internacional que ahora explotan.