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Tensa calma accionarial en Naturgy

A la espera de resucitar el proyecto Géminis, las acciones del grupo energético se negocian cada vez menos en Bolsa mientras sus accionistas observan expectantes

Tensa calma accionarial en Naturgy.

Tensa calma accionarial en Naturgy.

Martí Saballs Pons

El 28 de marzo, la junta de accionistas de Naturgy renovará por cuatro años a Francisco Reynés (Palma de Mallorca, 1963) como presidente y CEO de la empresa. Reynés es el primer ejecutivo que más poder acumula entre las grandes empresas del Ibex 35 al mantener ambas posiciones, desdobladas en el resto. En su renovación de poderes están de acuerdo los cinco grandes accionistas de la energética, que controlan el 86% de las acciones. Por debajo de Reynés, un comité de dirección formado por 10 personas, todos hombres.

Reynés accedió a la presidencia de Naturgy el 6 de febrero de 2018 sustituyendo en el cargo a Isidro Fainé, actual presidente de Fundación Caixa y Criteria, principal accionista de la compañía con un 26,7% del capital. Desde aquella fecha, la acción de Naturgy se ha revalorizado un 51%. El grupo vale en Bolsa 26.100 millones. En 2022 ingresó 33.965 millones y ganó 1.826. 

El actual presidente procedía del grupo de infraestructuras Abertis, donde fue su vicepresidente y CEO; y era presidente de Cellnex, antigua Abertis Telecom, que lideró su salida a Bolsa en 2015. Hoy Abertis es 50% más una acción propiedad de la familia italiana Benetton a través de su fondo Atlantia y el resto de ACS, controlado por Florentino Pérez.

Desde su llegada a Naturgy, Reynés ha tenido que lidiar con la reestructuración industrial de la empresa y con la accionarial. Como resultado de la compra de Unión Fenosa por Gas Natural, rebautizada como Naturgy, reenfocó sus negocios e inició su particular transformación en el sector de la energía, impulsado primero por los efectos de la pandemia y afectado, posteriormente, por los efectos de la invasión rusa de Ucrania. El proyecto estrella, Géminis, que debía servir para dividir Naturgy en dos: separaba los negocios regulados -y de alto dividendo- del resto, liberalizados y de mayor crecimiento, está en barbecho. "Las circunstancias geopolíticas han obligado a paralizarlo hasta un cambio del contexto", informan fuentes de la compañía. Tampoco ha facilitado la operación las dudas expresadas por la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera.

La separación en dos de Naturgy era la mejor herramienta para poner fin al complejo entramado accionarial de Naturgy y despejar su futuro. La irrupción con el lanzamiento de una OPA del fondo australiano IFM en el capital tambaleó el statu quo que se había logrado con los otros cuatro accionistas: los fondos GIPRioja/CVC -donde participa el grupo financiero Alba propiedad de la familia March- la empresa estatal argelina Sonatrach y, sobre todo, Caixa. Para esta fundación, accionista histórico, Naturgy es esencial como proveedor de dividendos para su obra social: 331 millones en 2022 y 1.686 en cinco años.

IFM no logró su objetivo de alcanzar el 22%, pero sí llega ya al 14% y no niega su interés en seguir comprando si el mercado lo permite. Como contrapeso, Caixa aumentó su participación desde el 24,8% hasta el 26,7% actual, posición que no quiere aumentar. Durante la irrupción de IFM no prosperó la búsqueda de un caballero blanco industrial para entrar en el capital.

La entrada de IFM ha tenido un efecto no deseado: un menor 'free-float' -el grupo cuenta con 50.000 accionistas minoritarios- en Bolsa y una brusca caída del volumen de negociación de las acciones, que sitúan a Naturgy muy por debajo de las grandes empresas del Ibex. Ocupa la posición 27 entre las más negociadas del índice, con una caída de casi un 50% en volumen en un año, según informa Bolsa y Mercados Españoles.

Ni desde la empresa ni desde la Bolsa consideran que hoy por hoy peligre la presencia de Naturgy en el Ibex salvo que IFM (¿o algún otro fondo?) decida seguir comprando en el mercado. A la espera de resucitar el proyecto Géminis para reordenar la situación accionarial, la empresa que preside con un poder total Reynés vive en tensa calma ante las próximas amenazas. 

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