Crisis de precios

España se resiste a aplicar una cesta de la compra antiinflación como la francesa

El Gobierno opta por la rebaja del IVA y no impulsa un acuerdo con las grandes cadenas como la de Francia | Los supermercados apuestan por las ofertas y los descuentos puntuales como alternativa a topar precios

cesta compra antiinflacion

cesta compra antiinflacion / FERRAN NADEU

Paula Clemente

La última vez que se reunió formalmente con el sector, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, se mostró convencido de que la inflación alimentaria había tocado techo. Se amparaba, sobre todo, en la rebaja del IVA de varios productos de alimentación básica que había entrado en vigor con el año nuevo y que en enero parecía haber logrado como poco frena la escalada de precios. Sin embargo, los datos que el Instituto Nacional de Estadística (INE) publica este martes, no dejan lugar a dudas: estos precios están un 16,6% por encima de donde estaban un año antes, una diferencia más de un punto peor a la de enero. Aún así, de momento la postura del Gobierno no cambia un pelo y nada parece indicar que vaya a negociar con el sector la aplicación de instrumentos como una cesta de la compra de precio limitado como la que se ha acordado en Francia o un tope a los precios como se está discutiendo en Portugal. Y, por lo menos ahí, cuentan con el beneplácito de los supermercados, que en general se posicionan rotundamente en contra de una medida así.

Hasta este martes, la negativa se mostraba solo en privado. “Si topas el precio final [de la alimentación], lo único que haces es ahogar al último eslabón”, se lamentaba esta semana un alto cargo de uno de los grandes supermercados de España. “Ya estamos asumiendo un impacto muy grande sobre los márgenes”, sumaba un responsable de otra cadena. "Es una ilusión, es imposible: esto funciona con oferta y demanda, y lo demás son brindis al sol", ha zanjado este martes, en público y sin matices, el presidente ejecutivo de MercadonaJuan Roig. El mensaje está claro: un lote de productos a precio rebajado no es posible en España. Carrefour lo probó durante unos meses, y el grupo Eroski lanzará el suyo este mismo jueves, pero el resto prefiere mantenerse fiel a la estrategia que ha utilizado hasta ahora, que es tirar de descuentos puntuales y de ofertas personalizadas.

Mercadona, por ejemplo, ha implantado una herramienta que ha llamado DPP para calcular la rentabilidad de cada producto y afinar, así, puntería con los costes. Carrefour blande su propuesta de suscripción al supermercado (Carrefour+, una tarifa plana que en teoría permite acceder a descuentos del 15% en productos frescos); Consum asegura que ha activado ofertas especiales para los clientes poseedores de la tarjeta del supermercado (el 80% de los que consumen en esta cadena); y Caprabo, que ha reforzado su programa de fidelización y se ha dedicado a lanzar descuentos con cierta periodicidad.

“Lo que se ha anunciado en Francia no es nada novedoso, en el sentido que las empresas españolas llevan meses invirtiendo en ofertas y descuentos”, apuntan desde ANGEDasociación nacional de grandes empresas de distribución que representa a AlcampoCarrefour o a la propia Eroski, entre otros. “Todas las empresas de distribución están haciendo, sin necesidad de un acuerdo así, un montón de campañas y ofertas dirigidas al mismo resultado -coincide el director general de ACESasociación de cadenas de supermercadosAurelio del Pino-. Y lo están haciendo con un sacrificio importantísimo en márgenes”.

Traslación de costes

Un estudio de Ernst & Young (EY) al que aluden ambas patronales indica que los precios en los supermercados suben en menor medida de lo que lo hacen en partes previas de la cadena. Según esto, los productores y ganaderos pagaron el año pasado un 33% más caro de media el pienso, las semillas, los fertilizantes y demás materias primas; luego, vendieron su producto a un precio solo un 23% más alto y, a continuación el sector de la distribución lo puso a la venta con una diferencia del 16% respecto a 2021, “lo que indica que los agentes de la cadena estarían reduciendo sus márgenes o como mucho, haciendo una mera traslación de costes”, concluye este análisis.

A ello añaden que el sector lleva años estancado en una rentabilidad media (lo que ganan por lo que invierten) de apenas un 1,5%, lejos del 8% que se atribuye a los fabricantes de alimentación. De hecho, un informe que está elaborando el gabinete económico de CCOO a partir de datos de la central de balances del Banco de España, exime en parte a los supermercados de los incrementos: por ahora, este análisis apunta que donde más han crecido los márgenes de beneficios es en terreno mayorista. Y que solo un 20% del problema es atribuible al punto de venta final.

Resultados financieros

De momento, las cuentas de los supermercados con más cuota de mercado en España no permiten sacar muchas conclusiones al respecto. Carrefour no publica sus ganancias en España hasta bien entrado el año; Lidl, tampoco; Dia lleva varios ejercicios con pérdidas (eso sí, en 2022 las redujo casi un 52%, de los 250 millones a los 124) y Bonpreu, la segunda en el podio catalán, todavía no ha presentado sus cifras.

Mercadona, convertida en referencia inevitable por su liderazgo y amplia cuota de mercado en España, ha anunciado este martes que la inflación les llevó a facturar un 11% más el año pasado (31.000 millones de euros), pero también que los costes crecieron en 500 millones y que su margen de beneficio es 140 millones de euros menor. Al final, las ganancias de esta cadena se sitúan en los 718 millones de euros en el último ejercicio, un 5% más que en 2021.

“En España hay un problema de costes y no de márgenes”, mantienen fuentes de Anged. “Todos los sectores han soportado un incremento desproporcionado de todos los costes motivado por las materias primas, la guerra en Ucrania, los nuevos costes regulatorios… cuando todo esto se vaya aminorando, se va a ir bajando la tendencia de la inflación”, confían desde esta asociación. De todos modos, completa el director general de Aces, en España se ha reaccionado mejor que en otros países europeos (Eurostat indica que hay 23 países con peores datos de IPC). “Al final, aquí tenemos un sector de distribución muy competitivo: hay mucha rivalidad entre compañías porque es un mercado menos concentrado, y esa competencia garantiza que todo el mundo tenga que ser lo más eficiente posible”, concluye.

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