ANIVERSARIO DE LA INVASIÓN

España dispara un 60% las compras de gas a Rusia en el año de la guerra

Frente al incremento de las importaciones de gas para luego revenderlo a otros países, las compañías españolas cerraron el grifo al petróleo ruso en mayo y acumulan nueve meses de compras cero

Terminal de gas natural licuado (GNL) de Reganosa en Mugardos (A Coruña).

Terminal de gas natural licuado (GNL) de Reganosa en Mugardos (A Coruña). / EP

David Page

La Unión Europea ha lanzado varios paquetes de sanciones contra Rusia para ahogar económicamente al Gobierno de Vladímir Putin y cortar las vías de financiación del Kremlin de la guerra en Ucrania. Entre las múltiples medidas de castigo no se ha incluido de momento el bloque de las compras de gas ruso. Y tras un año de guerra, España sigue recibiendo gas procedente de Rusia y de hecho ha elevado con fuerza estas importaciones.

Desde febrero del año pasado, cuando se dio inicio a la invasión militar de Ucrania, hasta el cierre de este enero, las compras de gas ruso de empresas energéticas españolas se han disparado casi un 63%, superando los 58.000 gigavatios hora (GWh), frente a los 35.650 GWh de los doce meses anteriores, según los registros de Enagás, el operador del sistema gasista español.

En el conjunto de ese año completo, el suministro procedente de Rusia ha concentrado aún más del 13% de las importaciones totales españolas, frente al 8,5% del año móvil precedente. En el año de la guerra, Rusia se ha colocado como el cuarto mayor proveedor de gas de España, sólo por detrás de Estados Unidos, Argelia y Nigeria.

Desde el propio sector energético se apuntan diferentes circunstancias que explican el incremento sostenido de las compras a Rusia durante el último año. Las importaciones responden en muchos casos a contratos a largo plazo firmados con mucha anterioridad a la invasión y que no se pueden romper sin exponerse a sanciones millonarias, justifican las compañías, y una parte del aumento de llegadas corresponde a desvíos de barcos metaneros que tenían por destino otros países europeos que tuvieron que buscar otros destino por problemas en las plantas europeas, singularmente durante el pasado verano.

Con una parte sustancial de la red de gasoductos entre Rusia y Europa en punto muerto, España se ha convertido en un destino prioritario para hacer llegar gas ruso por barco gracias a su enorme parque de plantas de regasificación (que concentra un tercio de toda la capacidad de la UE), para luego revenderlo a otros países. Según los registros de la Corporación de Reservas Estratégicas (Cores), las reexportaciones de gas desde España superaron los 68.200 GWh, lo que supone un fortísimo incremento de más del 90% en sólo un año.

El Gobierno español ha manifestado públicamente de manera reiterada su preferencia de que las compañías energéticas redujeran sus compras de gas ruso, pero asume que las empresas pueden seguir comprando gas ruso dado que la Unión Europea no ha adoptado una decisión coordinada para vetar su importación.

La pasada semana, Naturgy -el mayor operador gasista del mercado español y a través del cual España realiza un tercio de sus compras internacionales de gas- reconoció que sigue recibiendo gas ruso y que no encuentra razones legales suficientes que justifiquen romper el contrato a largo plazo hasta 2042 que tiene con Yamal, una planta de licuefacción controlada por un consorcio en que participan el grupo ruso privado Novatek, la francesa Totalenergies y compañías chinas. “Debe haber una justificación para romperse. Y a día de hoy no hay ningún motivo”, sentenció el presidente de Naturgy, Francisco Reynés, para defender el suministro procedente de Rusia.

Nueve meses sin crudo ruso

Frente al incremento de las compras de gas ruso durante el año de la guerra, las empresas españolas empezaron al inicio de la invasión a reducir drásticamente su exposición al petróleo procedente de Rusia y ahora acumulan ya nueve meses consecutivos en que han cortado por completo el suministro, según los datos de las estadísticas de Cores.

La Unión Europea se marcó en los albores de la guerra el objetivo de reducir un 90% las compras de crudo ruso al cierre de 2022 y ahora ha fijado un precio máximo de 60 dólares por barril del petróleo del país, lo que ha hecho que el Kremlin haya prohibido la venta de crudo a países que impongan topes de precio. España se adelantó con mucho a esos objetivos y paralizó las compras ya el pasado mayo. Desde entonces las importaciones de petróleo procedente de la potencia euroasiática se han quedado en cero mes tras mes.

Durante 2021 las importaciones de España de petróleo ruso registraron un fuerte incremento del 162%. Los aumentos en el nivel de compras se mantuvieron hasta el pasado enero; entre febrero y abril se fueron acumulando recortes en las importaciones; y desde mayo la llegada de crudo ruso ha sido cero. Entre enero y abril del año pasado, España recibió 698.000 toneladas de crudo ruso. Y al cierre de diciembre ese montante sigue igual, lo que equivale a un descenso del 73% en relación con el el año anterior.