La economía canaria creará casi cien empleos al día los dos próximos años

Los analistas del BBVA prevén que el PIB crecerá este ejercicio un 2,8%, el doble que el dato nacional, y 69.000 nuevos puestos de trabajo entre 2023 y 2024

José Manuel Martín (izquierda), Miguel Cardoso y Guadalupe Hernández, este miércoles en la presentación del último informe de BBVA Research sobre la economía canaria.

José Manuel Martín (izquierda), Miguel Cardoso y Guadalupe Hernández, este miércoles en la presentación del último informe de BBVA Research sobre la economía canaria. / Andrés Gutiérrez

BBVA Research, el departamento de análisis e investigación de la entidad financiera, insufló este miércoles optimismo a la economía canaria. Los expertos del área de estudios del banco calculan que el tejido productivo regional creará la friolera de 69.000 nuevos empleos en 2023 y 2024. En otras palabras: una media de casi cien puestos de trabajo al día. En el Archipiélago hubo el año pasado una media de 952.250 ocupados, con lo que si se cumplen los pronósticos de los analistas de BBVA, la Comunidad Autónoma despedirá el actual ejercicio con cerca de un millón de trabajadores, un nuevo máximo histórico que incluso se rebasaría en 2024. Un más que notable incremento de la mano de obra que, de materializarse, cobraría más relevancia si cabe por el hecho de que el empleo ya está en las Islas en cifras récord. Sería, por tanto, un récord sobre otro récord.

El optimista escenario que vaticina el think tank de BBVA se cimienta en la previsión de que el Producto Interior Bruto (PIB) de la región crecerá en el actual ejercicio un 2,8%, un porcentaje que podría parecer más bien modesto pero que duplica el 1,4% en que los expertos del banco estiman el crecimiento de la economía española. De cara a 2024, el PIB autonómico –el valor de todos los bienes producidos y servicios prestados en Canarias a lo largo del año– se incrementaría cinco décimas más que en 2023, hasta un 3,3%, en línea con el alza del 3,4% del PIB nacional. El crecimiento en el próximo ejercicio sería así una décima inferior en el Archipiélago que en España, una diferencia residual si se tiene en cuenta que la economía isleña alcanzó en 2022 un nivel de producción hasta un 10,7% superior al de 2021, mientras que el PIB estatal se quedó en un nada desdeñable +5,5%. De hecho, ese 10,7% en el que BBVA Research calcula el alza de la economía regional es la previsión más optimista de cuantas se han conocido hasta ahora, hasta el punto de que supera los ya de por sí optimistas vaticinios de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, que estima la subida en alrededor de un 10%, y del propio Gobierno de Canarias (8,2%). Con todo, también los investigadores de la entidad bancaria corroboran que, en cualquier caso, el nivel de PIB de antes de la doble crisis de la covid y la inflación, esto es, el PIB de 2019, no se recuperará en el Archipiélago hasta 2024.

El turismo es el factor detrás de la mayor caída del PIB por la covid y de la mayor subida actual

La asignatura pendiente de la economía seguirá siendo su baja y hasta bajísima productividad. A tenor de las cifras de BBVA, este problema se agravará en 2023 por cuanto continuarán batiéndose récords de empleo y, sin embargo, la riqueza o renta producida –el PIB es renta– no volverá aún a las cifras de 2019. En definitiva, se produce menos con más trabajadores, una anomalía que no cambiará a corto plazo. ¿A qué obedece esta aparente paradoja? Es una pregunta para la que no hay una respuesta terminante, pero el economista jefe de BBVA Research para España, Miguel Cardoso, explicó que seguramente sea consecuencia de distintos factores, entre ellos la existencia de una bolsa de empresas que aún no ha recuperado el nivel de actividad de antes de la crisis y, por lo tanto, donde se trabaja menos horas, y una cierta redistribución sectorial en la que han ganado peso los servicios clásicos de la economía isleña, como el alojamiento o la restauración. Esto último es relevante porque de algún modo supondría un paso atrás en esa ambición compartida de diversificar el tejido productivo. Un paso atrás comprensible pero un paso atrás.

La economía canaria depende de los servicios en general y del turismo en particular, y ocurre que el sector terciario –servicios– se caracteriza por niveles de productividad por lo general más bajos que los del sector secundario, es decir, que los de la industria clásica o transformadora. A cambio, los servicios y el negocio turístico son muy intensivos en mano de obra, lo que significa que demandan mucho personal. Dicho de otro modo: dan trabajo a muchas personas, lo que por otra parte explica el notable crecimiento de la población en las últimas décadas. La tesis esbozada por Cardoso es que esta característica de la economía regional se ha podido acentuar en la salida de la crisis de la covid, y se habría acentuado, claro, para lo bueno –ahí está el récord de empleo– y para lo malo: la pérdida de productividad. Una tesis que encaja a la perfección en un contexto en el que ha sido justamente el turismo, y por ende los servicios, el que ha hecho posible que el PIB canario crezca por encima del nacional. Además, las economías tratan de restablecerse de shocks como el de la covid mediante lo que mejor saben hacer, que en el caso de las Islas es dar servicios a millones de visitantes.

La urgencia de la recuperación puede haber orientado más aún la economía hacia los servicios

No obstante, y más allá de la pérdida de productividad tras la crisis del coronavirus, el economista jefe de BBVA Research recordó que este es un problema que viene de muchos años atrás y cuya solución en ningún caso será inmediata. «En todo caso será una solución más a medio o largo plazo», ahondó. Eso sí, Cardoso tiene claro cuáles deben ser los dos ingredientes principales de esa solución a la endémica baja productividad: educación y formación.

El informe de la entidad financiera, que Cardoso presentó junto a la directora territorial de BBVA en el Archipiélago, Guadalupe Hernández, y al director regional del banco en las Islas, José Manuel Martín, confirma que efectivamente fue la facturación turística –en máximos históricos– el «impulso diferencial» para ese mayor crecimiento del PIB regional respecto del nacional. Y ello a pesar de la leve pérdida de fuelle desde el segundo semestre del año pasado, agravada por los efectos de la inflación. Una desaceleración que en todo caso juzgan en BBVA pasajera, «corta». De cualquier forma, los principales riesgos para la economía isleña en 2023 están relacionados de algún modo con el turismo: la posible pérdida de competitividad del destino por la subida de los precios, el encarecimiento de los billetes de avión por los costes energéticos y la carga fiscal de la sostenibilidad, la persistencia de la inflación y en menor medida los problemas de las empresas para cubrir determinados puestos de trabajo.