Aeronáutica | Un sector que despega

La nueva regulación lleva las operaciones con drones a cifras récord en Canarias

El Archipiélago roza los 4.000 profesionales autorizados para volar este tipo de aparatos

Un operario utiliza un dron del Instituto Tecnológico y de Energías Renovables (ITER) durante la erupción del volcán Tajogaite.

Un operario utiliza un dron del Instituto Tecnológico y de Energías Renovables (ITER) durante la erupción del volcán Tajogaite. / E.D.

El sector de los drones vive un boom en el Archipiélago, auspiciado por la agilización de los trámites necesarios para volar este tipo de aparatos que ha traído la entrada en vigor de la nueva normativa europea. Ahora es más fácil la tramitación de los permisos y las Islas han alcanzado un récord en el número de operaciones anuales, llegando a las 1.444 el año pasado. Así lo atestiguan los datos facilitados por Enaire, el gestor de navegación aérea de España y el encargado de tramitar y autorizar el vuelo de drones para garantizar la seguridad respecto a la aviación tripulada. 

Pero, ¿qué ha cambiado con la puesta en marcha de la regulación europea? «Ha sido un antes y un después», explica Domingo Fernández, presidente de la Asociación Canaria de Operadores y Pilotos de Drones (Ascadron) para quien la nueva normativa ha abierto las puertas al verdadero despegue del sector. En Canarias se da una situación que es inédita en la mayor parte del resto del país, existen siete aeropuertos internacionales, con lo cual buena parte del territorio del Archipiélago se ve afectado por el espacio aéreo vinculado a estas infraestructuras. Un perímetro en el que el vuelo está restringido por motivos de seguridad. Antes de su entrada en vigor, los operadores necesitaban solicitar una autorización específica que podía tardar hasta un año y medio en ser concedida. «Ahora es mucho más ágil», expone. Ya que se han facilitado a los operadores una serie de escenarios «estándar». En ellos, se dan unos requisitos de seguridad en función de la situación y el tipo de aparato a los que los profesionales pueden acogerse. «Hemos pasado de tener que demostrar que era seguro a saber que es seguro si se cumplen estas condiciones», valora. Es decir, las autorizaciones específicas han pasado a ser declaraciones operacionales, cuyo trámite apenas dura una semana. 

El Archipiélago es tras Cataluña la segunda comunidad con un mayor número de vuelos

Fernández alaba el trabajo que ha realizado Enaire en favor de la coordinación con el sector. «Es mucho más fluida», señala, ya que han puesto «una plataforma y recursos específicos para nosotros». Y recuerda como su primer trámite con el organismo en 2018 duró nueve meses, en la actualidad, apenas diez días. «Ahora te dan una plantilla, pones tus datos y te dicen si cumples o no cumples». 

Una agilización que ha trabajado en favor de la profesionalización de un sector al alza con múltiples aplicaciones. «Antes no podías decirle a un cliente cuándo íbamos a volar, ni siquiera una fecha aproximada, ahora es totalmente diferente», detalla. 

Bajo su punto de vista, este es el gran cambio que está detrás de que se hayan multiplicado las operaciones en Canarias. Aunque recalca que esas 1.444 registradas por Enaire no son todas las que se han realizado en el Archipiélago, ya que las solicitudes para volar en cualquiera de las islas no capitalinas se tramitan a través de otro organismo.  

Canarias es además la segunda comunidad autónoma tras Cataluña en la que el número de operaciones autorizadas es mayor. Algo que se explica precisamente por ese espacio aéreo influenciado por los aeropuertos en el territorio, lo que ocasiona que se deba solicitar autorización para volar en buena parte de las Islas. 

Boom en Canarias

Pero el boom de esta actividad en Canarias no se centra solo en el número de operaciones, ya que la cantidad de profesionales autorizados para manipular estos aparatos asciende cada año. Si hace ocho años apenas había dos personas registradas en Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) como operadores, el año pasado la cifra ascendía a 3.977. El incremento ha sido espectacular y continúa año a año. Solo entre 2021 y 2022 el número de operadores autorizados en las Islas aumentó un 79%. Y se ha convertido en la séptima región con más cantidad de personas autorizadas a utilizar estas aeronaves.

Fernández explica que para volar en España estos aparatos, ya sea para uso recreativo o profesional, es obligatorio registrarse desde hace dos años en la AESA. «Todo el mundo tiene que estar registrado por ley y además tiene que tener un seguro de responsabilidad civil», insiste. Solo quedan exentos los drones de juguete «que no pueden pasar de cinco o diez gramos». Para todo lo demás será necesario obtener una autorización.

Entre el 70 y el 80% de los trabajos solicitados con dron en las Islas son de carácter audiovisual

Los drones viven un momento dulce en Canarias pero también en el resto del mundo. Sus múltiples aplicaciones han provocado que deje de ser visto como un juguete con el que salir a pasar el rato a una herramienta a la que cada vez se le saca más partido. En el Archipiélago quedó demostrado durante la erupción volcánica en La Palma, cuando estos aparatos se erigieron como la mejor forma de obtener imágenes del avance de la lava, recoger muestras o realizar mediciones de valores científicos. Incluso durante la crisis volcánica se llegó a plantear el rescate de varios animales utilizando una de estas aeronaves, aunque finalmente no se llevó a cabo.

Estas máquinas, que cada vez son más sofisticadas, pueden llegar a sitios que de otra manera sería imposible, y lo más importante, sin poner en peligro ninguna vida humana y con un coste muy inferior al que tendría, por ejemplo, volar un helicóptero. Fernández opina que el uso que se hizo de los drones durante la erupción ayudó a dejar de demonizar un sector que fue clave para las administraciones y los afectados. 

Pasada la emergencia, el presidente de Ascadron apunta que los trabajos más solicitados en Canarias son los audiovisuales. «Entre un 70 y un 80% de las autorizaciones que se solicitan son para este uso», aclara. Grabaciones publicitarias, seguimientos de obra o mediciones están entre lo más demandado. Pero el uso que se le puede dar a estos aparatos va mucho más allá: la búsqueda de personas, el mantenimiento de cultivos o de redes eléctricas o la vigilancia y seguridad están también entre sus posibles funciones. 

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El sector de los drones también despega en España. Los datos del número de operaciones se elevan de forma notable en todo el territorio nacional. En 2022, Enaire gestionó 10.325 peticiones de vuelo lo que supone un 70% más de solicitudes gestionadas que en 2021. Las estimaciones de operaciones con aeronaves pilotadas por control remoto son de una media de 140 vuelos al día; unos 50.000 al año. En 2021 la media era de 76 vuelos diarios. Este organismo gestiona a través de la página web www. planea.enaire.es las solicitudes de los operadores profesionales para tramitar su estudio aeronáutico de seguridad (EAS/EARO) para volar en los espacios aéreos de responsabilidad de las torres y centros de control y para que, posteriormente, su solicitud sea gestionada por las unidades de la Dirección de Operaciones y el control aéreo implicados en la operación. Al mismo tiempo, el número de operadores autorizados también se ha multiplicado a nivel nacional. La Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) tiene registrados a 71.177 operadores, casi el doble de los que existían en 2021. Esta cifra refleja el crecimiento exponencial que presenta el sector de los drones en España tras la entrada en vigor de la nueva normativa europea de UAS (Reglamentos 2019/947 y 2019/945) en enero de 2021. Esta norma afecta a todos los drones, independientemente de su uso recreativo o profesional o de su tamaño o peso. Además, se requiere el registro como operador si se cumplen una serie de requisitos. La propia AESA reconoce que el registro obligatorio de los operadores recreativos está detrás de la buena evolución del sector pero apunta también a que la nueva regulación aporta mayor flexibilidad. | D. G.

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