Hogares | Las consecuencias de un siglo de crisis

La clase media se desinfla en Canarias mientras ganan peso ‘ricos’ y ‘pobres’

El crac financiero y la crisis de la covid reducen el peso de las rentas medias en el Archipiélago del 40 al 32,8% | Casi la mitad de los isleños declaran menos de 12.000 euros al año

Un grupo de personas hace la compra en un supermercado de las Islas.

Un grupo de personas hace la compra en un supermercado de las Islas. / Andrés Gutiérrez

¿Forma usted parte de la clase media? Tal vez piense que sí. Y tal vez esté equivocado. Hasta un 40% de los españoles que se consideran clase media, cuatro de cada diez, en realidad no lo es. Son datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Una minoría es en realidad clase alta, o al menos media-alta, pero la gran mayoría es parte de la clase baja. Media-baja en el mejor de los casos. ¿Y en Canarias? El CIS no ha afinado del todo la estadística y aún no ha calculado cuántos autoengañados hay en cada Comunidad Autónoma, pero sí sobran datos y cifras que corroboran que la clase media en el Archipiélago, ese gran segmento de la población que resulta clave para la prosperidad de una región o de un país, no solo tiene menos peso que en España en su conjunto, sino que, además, está en franco retroceso. En 2007, el año del crac financiero mundial, cerca de un 41% de los trabajadores isleños integraba la clase media; hoy esa tasa ha caído por debajo del 33%. Ahora bien, ¿qué es la clase media?

La cuestión de las clases tiene más de sociológico que de económico. Así lo ilustra ese 40% de ciudadanos que se autocalifica de clase media sin serlo. De modo que es un concepto voluble y subjetivo. Sin embargo, es la economía la que permite objetivarlo, la que permite conocer que efectivamente hay quienes se creen clase media cuando en verdad son clase baja. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) coloca dentro de la clase media a los trabajadores que ganan el equivalente a entre un 75 y un 200% de la renta mediana –que no media– nacional. Con esta fórmula resulta que la clase media la formarían aquellos empleados, ya sea por cuenta propia –autónomos– o ajena, que ingresan entre 12.632 y 32.086 euros brutos anuales. No obstante, el Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) ha afinado las cifras que se obtienen con esa fórmula de la OCDE a una horquilla entre los 14.000 y los 30.000 euros. Claro que esta sería la horquilla para España, con lo que conviene ajustarla para el caso concreto de Canarias, donde se pagan salarios que están entre un 13 y un 15% por debajo de la media estatal. Así pues, la particular clase media del Archipiélago la conforman esas personas que cobran al año entre unos 12.000 y algo menos de 30.000 euros, un tramo de ingresos en el que se ubican alrededor de 314.000 ciudadanos. La cifra por sí sola no dice gran cosa, pero lo cierto es que supone un considerable paso atrás para una clase media que comenzó a crecer en las Islas en la década de los setenta del siglo pasado al calor del boom turístico.

Hasta un 40% de quienes se consideran parte de la clase media en realidad no lo es

No en vano, el siglo XXI ha transcurrido en su mayor parte con la economía global en crisis, y la clase media, claro, ha pagado el pato. Desde octubre de 2007, cuando estalló la crisis financiera con aquel primer capítulo de las hipotecas subprime o basura en los Estados Unidos, casi no ha habido respiro: las consecuencias del crac se sufrieron en Canarias al menos hasta 2015, y a comienzos de 2020 irrumpía la covid, que ponía patas arriba la economía de medio mundo y paralizaba la industria turística, el motor del PIB autonómico. Y ello sin olvidar que a comienzos de 2021, y a consecuencia de la pandemia, la inflación se disparaba en Occidente a tasas no vistas en décadas. En este escenario, difícilmente podría haber salido indemne la débil clase media de la región.

En 2007, que ha pasado a la historia como el año que marcó el antes y el después de la Gran Recesión, un total de 303.911 canarios ingresaron cantidades entre esos 12.000 y 30.000 euros que definen a la clase media en la Comunidad Autónoma. Representaban poco más del 40% de los declarantes del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) en Canarias. A nivel nacional el porcentaje era del 43,5%, con lo que el peso de la clase media era 3,5 puntos superior en el conjunto del Estado que en las Islas. Ya en 2020, el año I de la pandemia de coronavirus y el último ejercicio del que el Ministerio de Hacienda dispone de datos definitivos, los contribuyentes con ingresos propios de la clase media fueron 313.665. Lo primero que llama la atención es que solo sean unos 10.000 más que en 2007, cuando hubo 758.639 declarantes en el IRPF, mientras que en 2020 –tras trece años en los que el Archipiélago experimentó un notable incremento de la población– llegaron a 954.521. En definitiva, el peso de la clase media se redujo en Canarias de aquel 40% de antes del crac financiero al 32,8% que sobrevivió a los ocho años de profunda recesión y a la posterior irrupción de la covid. Con todo, el peor escenario para el porvenir de un territorio no es la pérdida de clase media, sino que esa pérdida se produzca porque muchos ciudadanos y familias bajen de escalón y se instalen a su pesar entre la clase baja. Y es justo lo que ha pasado.

Las rentas altas han subido 3,6 puntos tras la doble crisis, exactamente lo mismo que las bajas

De aquellos 758.639 canarios que en 2007 declararon ingresos en el IRPF, hasta 110.122 ganaron ese año más de 30.000 euros. Eran el 14,5% del total. Ya en 2020, los isleños que ingresaron sumas superiores a los 30.000 euros fueron 172.957, un 18,1%. Hay aquí, por tanto, un dato positivo: el peso de las clases alta y media-alta ha subido en 3,6 puntos, de modo que una parte alícuota del deterioro de la clase media se debe a que una porción de contribuyentes dio el salto en la escalera de la renta. Dicho de otro modo: eran clase media y ahora son clase media-alta e incluso alta. En este caso no hay problema, aunque es difícil concretar y aun aproximarse al número de canarios que efectivamente mejoró su posición socioeconómica, ya que el mayor peso de las clases alta y media-alta puede deberse en buena medida al establecimiento en la región de nuevos contribuyentes. En todo caso es un dato positivo. Pero ¿qué ha ocurrido con las clases baja y media-baja? Pues que han engordado. Y esto sí es un problema.

En 2007 había 344.606 canarios con ingresos en el IRPF de, como mucho, 12.000 euros. Un 45,4% de los contribuyentes. En 2020 ya eran 467.899, un 49% del total, casi la mitad. Es decir, el peso de las clases baja y media-baja ha subido en las Islas 3,6 puntos, exactamente la misma medida en que han ganado terreno las clases alta y media-alta. Resulta así que esos 7,2 puntos en los que se ha deteriorado la clase media –pasó del 40% de 2007 al 32,8% de 2020– se han repartido por igual entre las clases alta y media-alta y baja y media-baja, cada una de las cuales ha crecido 3,6 puntos.

Aunque los últimos datos de Hacienda corresponden a la declaración de la renta de 2020 –la que se presentó en 2021–, el singular mapa de clases de la región no ha cambiado en demasía en los dos últimos años. En 2021 la crisis de la covid aún persistía, y el récord histórico de empleo y afiliación de 2022 no se tradujo, cuando menos no el año pasado, en una mejora de la productividad. Aun cuando el PIB –que incluye los salarios– hubiera crecido en 2022 el 10% que vaticinan desde el mismo Gobierno de Canarias, la cuantía todavía sería inferior a la de 2019, el último ejercicio precrisis. En este contexto los cambios de clase social serán en todo caso menores.

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