Tres de cada diez camas turísticas ya no están en hoteles sino en viviendas

El alquiler vacacional acapara cada vez más oferta en las Islas, suma 7.300 nuevas plazas en un año y supera los 40.000 inmuebles dedicados a esta actividad

Turistas con maletas en una parada de guaguas.

Turistas con maletas en una parada de guaguas.

La vivienda vacacional va comiendo terreno y ocupando de forma paulatina un mayor porcentaje de la oferta turística que existe en el Archipiélago. Se trata de un modelo al alza, que se ha reactivado tras el paso de la pandemia. Quienes buscan hospedarse en este tipo de inmuebles tienen cada vez más opciones y ya pueden quedarse en casi cualquier rincón de las Islas. Tal ha sido su crecimiento en los últimos años que las plazas vinculadas al alquiler vacacional representan ya el 30,7% del total de la oferta del destino, o lo que es lo mismo, tres de cada diez camas ya no están en hoteles sino en viviendas particulares.

Canarias cuenta con 172.773 plazas repartidas en las 40.935 viviendas vacacionales que el Instituto Nacional de Estadística (INE) estima que existen en el Archipiélago. Desde que este organismo comenzó a publicar esta estadística –en plena pandemia– no se habían superado los 40.000 inmuebles dedicados a esta actividad. Y la cifra no ha dejado de crecer. Solo entre febrero y agosto del año pasado –el último dato disponible– esta modalidad sumó 2.167 alojamientos y más de 7.300 nuevas camas. El dato todavía dista mucho del sector que mantiene el liderazgo en la oferta turística, el hotelero, que cuenta con 257.656 plazas, pero la vivienda vacacional ya ha superado al extrahotelero, que en noviembre contaba con capacidad para alojar a 131.284 personas al mismo tiempo.

La expansión del alquiler vacacional parece imparable y debido a esto son varias las propuestas que intentan analizar sus efectos en la economía canaria. La Universidad de La Laguna (ULL), de la mano de la Asociación Canaria de Alquiler Vacacional (Ascav), ha creado la primera cátedra universitaria dedicada a la vivienda vacacional en España. Se lanza con el objetivo de profesionalizar el sector en Canarias, crear un observatorio sobre vivienda vacacional en el Archipiélago y realizar una medición de su impacto en el ámbito local.

El debate de los efectos de esta actividad en las Islas ha entrado también la Cámara regional. Nueva Canarias (NC) ya ha pedido que la comisión sobre el reto demográfico aborde el impacto que tiene sobre las dificultades para el acceso a la vivienda.

Presencia en todos los municipios de Canarias

En los últimos años el goteo en la puesta en funcionamiento de nuevas viviendas turísticas ha sido incesante y ya tienen presencia en todos los municipios del Archipiélago. La oferta es tan amplia que ha servido para llevar turistas a barrios en los que, antes del boom de esta modalidad, no estaban habituados a ver a visitantes cargando maletas hasta llegar a su alojamiento.

En Santa Cruz de Tenerife los interesados pueden quedarse en barrios como el de La Salud, Añaza o Ofra, que antes de la expansión de las VV no solían ser territorio de turistas. Y en la zona norte de la isla el alquiler vacacional ha llegado también a zonas como Santo Domingo, en el municipio de La Guancha, o El Escobonal, en Güímar. En Gran Canaria el crecimiento de este modelo también ha llevado turistas a zonas antes pocos frecuentadas por ellos. Hay viviendas vacacionales en Las Huesas, Telde, en el barrio de El Trapiche del municipio de Arucas o en el Cruce de Arinaga, en Agüimes. Y cada vez hay más. A medida que los propietarios se han ido dando cuenta que pueden obtener mayor rentabilidad por sus viviendas que si la dedican al alquiler tradicional.

Rodrigo García es uno de los canarios que en los últimos meses se ha decidido a poner en marcha una vivienda vacacional. Tras rehabilitar una antigua casa heredada ya ha iniciado el papeleo para poder comenzar la actividad. «Tengo familiares que han recurrido a esta modalidad a los que les ha ido muy bien y quiero probar suerte», comenta. Su intención es poder obtener un ingreso extra que le permita complementar su economía y valora que, con el alquiler vacacional, pueda tener acceso a su propiedad con más frecuencia para realizar las limpiezas y hacer el mantenimiento.

García opina que la expansión del alquiler vacacional ha permitido a las familias canarias de a pie poder obtener ingresos directos a través del turismo, ingresos que a su juicio antes solo se quedaban en los hoteles. «Los turistas llegan se alojan en los pueblos, consumen en el supermercado y van a comer en los bares y restaurantes de la zona, el gasto está más repartido», insiste. Pero lo que para unos es como maná caído del cielo, otros lo ven como un enorme problema que reduce la oferta de vivienda disponible, menoscaba la convivencia entre visitantes y locales y supone una competencia desleal con el sector hotelero.

Una vivienda vacacional en Tenerife.

Una vivienda vacacional en Tenerife.

Si bien es cierto que las viviendas vacacionales, según la estadística del INE, apenas representan el 3,9% del censo de inmuebles del Archipiélago, este porcentaje se eleva mucho más en algunas localidades. La cantidad de residencias turísticas en La Oliva, en Fuerteventura, alcanza el 30%. Por encima del 14% se encuentran también Haría, Yaiza o Adeje.

Quienes ven un problema en la expansión del alquiler turístico respecto al acceso a la vivienda lo vinculan a la subida del precio del alquiler debido a la disminución de la oferta. Algo que descartan sus defensores que apuntan a la retirada de propiedades del mercado tradicional del alquiler por otros motivos y a la falta de un parque público más amplio que ayude a regular los precios.

Lo cierto es que la oferta de alquiler vacacional supera con creces a la que existe para el arrendamiento de larga temporada. De un rápido vistazo a las principales plataformas online de ambos mercados se puede comprobar como la disponibilidad de viviendas turísticas es muy superior. En el caso de Santa Cruz de Tenerife 110 ofertas de alquiler tradicional frente a más de medio millar si lo que se busca es una reserva para pasar unos días de vacaciones. Similar situación en Las Palmas de Gran Canaria. 288 anuncios de arrendamientos residenciales por más de un millar que representa la oferta de alquiler vacacional.

Para acabar con lo que consideran un vacío normativo en el ámbito del alquiler vacacional, los ayuntamientos ya preparan una ordenanza que busca poner límites a la actividad. No solo proponen disponer de un régimen sancionador que incluya multas para los que incumplan las normas sino que también estudian la posibilidad de poder limitar la existencia de nuevos pisos turísticos en casos «extremos», si se ve menoscabado el derecho a la vivienda de los residentes.

La actividad también se ha encontrado de frente a los hoteleros que ven en ella una fuerte competencia que se ha visto reforzada tras la pandemia. Los empresarios consideran que la regulación que existe para poner en marcha y gestionar uno de estos establecimientos es mucho más laxa que la que deben cumplir los alojamientos hoteleros y que no generan ni la misma riqueza ni los mismos puestos de trabajo que la actividad turística al uso.

Ascav rechaza de plano todas estas cuestiones y pone números sobre la mesa. Asegura que la actividad genera en las Islas 37.000 puestos de trabajo directos, da de comer a 70.000 familias y genera un impacto económico de 1.500 millones de euros. 

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