A pesar de los múltiples intentos que ha habido en nuestras islas en el camino de expandir nuevos sectores, la industria turística sigue siendo el principal motor económico para los canarios. Una industria que crea más del 40% de los empleos y aporta al PIB del Archipiélago nada más y nada menos que el 35%.

Una industria, por otro lado, que se vio especialmente afectada por la crisis COVID, cuando sufrimos el famoso cero turístico por primera vez en nuestra historia, y que se enfrenta en los próximos meses a una nueva incertidumbre, creada por la inflación generalizada en toda Europa, donde se ubican nuestros principales mercados emisores.

De todo esto hablamos hace unos días con Raúl Domínguez, fundador y CEO de Maarlab, experto en estrategias de transformación digital del sector turístico y asesor de algunas de las entidades más representativas del sector en Canarias.

¿Desde qué enfoque se trabaja actualmente para planificar estrategias en la industria turística?

Nos encontramos en una nueva era donde la única certeza es la incertidumbre y es en ella donde debemos desarrollar nuestro trabajo, lo que ha provocado que la planificación y la toma de decisiones se hayan adaptado a este entorno complejo. Lo que ayer era un dato estable mañana puede dejar de serlo, así que las predicciones ahora son más volátiles. Ya no planificamos nada a largo plazo, ahora es más efectivo ir creando estrategias ágiles que podamos ir iterando casi en tiempo real.

Antes se hacían planes de 1 año, ¿qué periodos se manejan ahora?

Periodos de un mes, incluso de semanas. Una de las consecuencias que ha traído el COVID es que ahora las decisiones de compra de vacaciones se hacen con mucho menos margen. Antes los clientes europeos compraban sus vacaciones con meses de antelación, y ahora esos periodos se han reducido drásticamente en muchos segmentos de viajeros, ganando mucho peso las reservas a menos de un mes vista. Esto que parecía una tendencia post COVID, que dábamos por hecho que se iría corrigiendo según avanzaran los meses, parece que se ha convertido en un cambio de comportamiento del consumidor.

Eso hace que sea difícil acertar con las planificaciones…

Efectivamente, piensa que en un hotel, históricamente los precios para la temporada se marcaban con más de un año de antelación; sin embargo ahora la tendencia es ir hacia modelos de precios dinámicos que den respuesta a la realidad de cada mercado y a la necesidad inmediata de cada establecimiento. También es tremendamente compleja la planificación del personal, por ejemplo, para dar respuesta a escenarios tan variables, porque puedes subir muchos puntos de ocupación en cuestión de días.

Y también al revés.

Efectivamente, también al revés. Otra de las consecuencias de la pandemia ha sido que el cliente ahora busca comprar vacaciones con políticas de cancelación flexibles, por lo que las reservas pueden caerse días antes del check-in, generando situaciones difíciles de gestionar.

 ¿Cómo se logra predecir con unas condiciones de base tan cambiantes?

La clave está en 3 factores: la correcta recogida de datos, el adecuado procesamiento de los mismos y un método de trabajo ágil. Los datos nos sirven para observar y predecir tendencias y hay muchas herramientas y soluciones que nos permiten diseñar posibles escenarios, pero para una correcta activación de los mismos el método de trabajo tiene que basarse en un enfoque dinámico, con equipos ágiles que tengan gran capacidad de adaptación y resiliencia. Sólo así se pueden implementar estrategias al nivel y ritmo de los movimientos del mercado actual.

Finales de octubre de 2022. Ha concluido un verano de gran éxito en el Archipiélago. ¿En qué estado entra la industria turística canaria en la temporada alta?

Efectivamente ha sido un verano explosivo. De hecho, temíamos que, una vez finalizado, llegara el llamado “Efecto Champagne” a las islas, que se refiere a una fuerte caída de la llegada de turistas después de un boom como el que hemos tenido. Por el momento no estamos viendo esa disminución masiva pero sí estamos notando una retracción en algunos orígenes europeos clave.

Las condiciones sanitarias se mantienen y el turista europeo continúa huyendo del frío al único clima cálido asegurado del continente. A esto hay que sumarle que Canarias es un destino maduro para el viajero europeo.

La inflación ha llegado pero, aunque de momento, no parece estar afectando demasiado a los bolsillos de nuestros viajeros y viajeras, he de reconocer que este aspecto es el que más nos preocupa.

Hasta ahora las cifras de llegada de turistas y gasto han sido más que buenas: el gasto por turista y día incluso ha aumentado con respecto al 2019 casi un 10% , aunque ha sido en parte por la inflación, y la capacidad aérea regular para este invierno se anuncia de un 31% más. Pero no debemos olvidar que muchas personas llevaban 2 años sin viajar, ahorrando para disfrutar de sus vacaciones soñadas, y ahora que han ido consumiendo sus recursos podemos enfrentarnos a una situación en la que la subida de precios se vea finalmente reflejada en las intenciones de compra.

Tampoco podemos dejar pasar que toda Europa está perdiendo poder adquisitivo en su día a día, pero además la subida de precios afecta directamente al precio de las vacaciones, que reflejan el aumento del coste de los vuelos por la subida del combustible, de las estancias por la subida de luz, alimentos, etc.

 ¿Qué puede hacer nuestro destino para continuar líder en Europa?

La competencia entre destinos cada vez es mayor. El cambio climático está permitiendo la entrada de nuevos destinos competidores que antes eran sólo de verano y van alargando la temporada, y los nuevos perfiles de viajeros ya no buscan sólo sol y playa a la hora de elegir un lugar de vacaciones.

La única forma de seguir estando en una posición de liderazgo en el futuro es tener una estrategia de destino compartida por todos los actores de la industria. Una estrategia que nos permita construir una Canarias más próspera y sostenible en la nueva era digital.

 ¿Hacia dónde crees que tiene que encaminarse esa estrategia?

El objetivo final, si queremos dar respuesta a las nuevas generaciones de canarios, es la transformación de un modelo turístico basado exclusivamente en la ocupación de sus camas y con una gran presión sobre el territorio, buscando desarrollar un nuevo modelo centrado en el conocimiento y la innovación.

La competitividad digital es hoy por hoy el mayor indicador de sostenibilidad, porque impacta directamente en sus tres vertientes: la sostenibilidad económica, porque hace a las empresas más eficientes y rentables; la sostenibilidad medioambiental, porque hará crecer, al amparo del sector turístico, a toda una nueva industria del conocimiento que podrá generar un desarrollo económico exponencial basado en la exportación de know how, productos y servicios sin la presión sobre el territorio que supone el actual modelo; y por supuesto, la sostenibilidad social, porque esta nueva industria generará una alta demanda de empleo cualificado que permitirá a las próximas generaciones de canarios y canarias desarrollar todo su talento y potencial sin tener para ello que renunciar a vivir en esta tierra maravillosa.

 ¿Tienes esperanza de que se llegue a este acuerdo común para desarrollar el sector?

En un mundo globalizado controlado por las grandes tecnológicas donde los actores cada vez son menos y más grandes, la colaboración es indispensable para diseñar el futuro del destino, pero sobre todo, para construir un destino de futuro. La tecnología es el vehículo que está transformando nuestra sociedad y como insistía, debemos no solo abrazar ese cambio sino liderar dicha transformación.

 ¿Está la industria turística canaria preparada para implementar esa tecnología?

No me cabe ninguna duda. En Canarias tenemos la voluntad, la capacidad y el talento y vamos a contar con los recursos necesarios; la clave está en que llegado el momento tengamos la lucidez suficiente para discernir qué proyectos acometer. Nuestra industria debe cambiar el modelo si queremos dejar una mejor sociedad a las próximas