Un esqueleto de hormigón no combina con el paisaje canario. No lo hace si quiera cuando se trata de una obra acabada, cuanto menos si es un edificio inconcluso, abandonado, fantasma. Son varios los casos en el territorio de Canarias en los que un problema burocrático, la falta de los permisos o una crisis económica sobrevenida dieron al trasta con ambiciosos proyectos y dejaron edificios a medias en medio de paraísos naturales.

En Tenerife, el caso más conocido es el del llamado "mamotreto de Añaza", un gigante en la costa de Santa Cruz de Tenerife que estaba llamado a ser un hotel y por el que pasan los años sin que no termine con su hormigón en el suelo, tal y como se ha decretado.

Pero no es el único. Lanzarote también tiene su hotel fantasma y en este caso la situación es aún si cabe más sangrante puesto que a diferencia del chicharrero, que se situa en un entorno de viviendas, este se encuentra rodeado de las piscinas naturales de Los Charcones, cerca de Playa Blanca.

Conocido por la población conejera, la situación del hotel fantasma Atlante del Sol ha saltado a la escena nacional después de un reciente reportaje de La Sexta, que ha reavidado la polémica con esta obra.

Se trata de un proyecto de un inversor alemán, cuya idea era levantar un establecimiento turísitco y un campo de golf. La obra se paró en 1973 y desde entonces lleva abandonado. Fuentes del Ayuntamiento de Yaiza indican que no se ha presentado ningún proyecto ni de demolición ni de reconstrucción, por lo que, a día de hoy, no existe ningún plan de futuro para este complejo hotelero abandonado.

Por su parte, la oficina de turismo de Playa Blanca ha explicado que "es un lugar de difícil acceso que carece de una carretera que lo conecte", es por eso que está mal localizado y que no cuenta con el apoyo de infraestructuras básicas.

Esto ha acarreado varios problemas entre los vecinos del lugar, ya que "si el hotel estuviera en funcionamiento, el entorno sería mucho más distinto y tendría más turismo." Por el contrario, "si el hotel abandonado fuera demolido, daría la sensación de ser un paisaje mucho más natural, sin un edificio que se interponga en ello", comentan.