El bazooka de 200.000 millones de euros en ayudas públicas anunciado el pasado jueves por Alemania para rebajar la factura energética de hogares y empresas en 2023 y 2024 ha caído como un jarro de agua fría entre algunos socios del Eurogrupo como Francia que han alertado este lunes del riesgo de “fragmentación” del mercado único ante la posibilidad de que tamaño blindaje termine distorsionando la competencia. Aunque Berlín ha lanzado un mensaje de calma, calificando de “proporcionado” y “razonable” el macropaquete de ayudas, el aviso del Eurogrupo es claro: dado el gran riesgo de contagio en los mercados energéticos europeos los gobiernos deben coordinarse y evitar poner en marcha ajustes fiscales que puedan ser perjudiciales.

De la reunión no ha salido un reproche directo hacia Berlín. “Dadas las fuertes repercusiones en los mercados energéticos europeos, coordinaremos nuestras medidas para preservar la igualdad de condiciones y la integridad del mercado único, entre otras cosas, absteniéndonos de realizar ajustes fiscales perjudiciales”, aseguran los países de la Eurozona en una declaración conjunta sobre la respuesta fiscal a los altos precios energéticos y la presión inflacionista que ha sido adoptada por unanimidad, según ha destacado el presidente del Eurogrupo y ministro irlandés de finanzas, Pascal Donohoe. Es decir, con el apoyo también de un gobierno alemán que ha aprovechado la reunión, lo mismo que varios Estados miembros, para explicar el contenido de las medidas adoptadas a nivel nacional.

“Si se compara el tamaño de la economía alemana y el del amplio escudo de protección, es proporcionado. No es nuestra intención impulsar la demanda de la economía, ni eliminar completamente todas las cargas de los hogares privados. Se trata solo una medida para proteger la estructura clave de nuestra economía”, ha defendido Lindner a su llegada a la reunión que considera el plan alemán similar al que han adoptado otros socios europeos. “No es el momento de culpar a nadie, a ningún Estado miembro. Estamos en un momento en el que tenemos que aumentar la solidaridad común”, ha recordado al término de la reunión el comisario de asuntos económicos, Paolo Gentiloni, haciendo hincapié, eso sí, en la necesidad de evitar la fragmentación. "Hemos podido evitar el riesgo de la fragmentación en las semanas más oscuras de la pandemia (de covid19) y debemos hacer lo mismo hoy” en un contexto económico “completamente diferente”, ha insistido.

Las primeras voces críticas con el plan alemán estallaron ya la semana pasada. “Frente a las amenazas comunes de nuestra época no podemos dividirnos en función del margen de maniobra de nuestros presupuestos nacionales”, criticó el primer ministro italiano en funciones, Mario Draghi. “La Comisión estará vigilante en cuanto al impacto de esta iniciativa sobre las condiciones de competencia justa en el mercado interior”, se sumaba el pasado viernes el comisario de mercado interior, Thierry Breton, que admitía que mientras países como Alemania pueden disponer de 200.000 millones otros no pueden.

Pese a la subida de todo del ministro francés, Bruno Le Maire -“es esencial que las ayudas financieras estén focalizadas…si queremos condiciones de competencia justa entre los estados miembro”-, el Eurogrupo ha evitado hacer sangre con este tema y ha puesto el foco en la necesidad de dar una respuesta coordinada, unida y solidaria. “Todos los gobiernos están tomando medidas para responder a la crisis energética. Sabemos que es necesaria una mayor coordinación de las medidas nacionales y tener una respuesta común a las consecuencias crecientes de la guerra” ha dicho Donohoe. “Es importante que mostremos unidad, que actuemos como bloque. Que hoy, en estos tiempos de crisis, creemos predictibilidad aunque estemos en tiempos inciertos”, ha dicho por su parte el ministro belga, Vincent van Peteghem.

La declaración suscrita por los Diecinueve países del euro hace hincapié en que las políticas fiscales en 2023 deben seguir centrándose en la protección de los más vulnerables sin olvidar la sostenibilidad de la deuda. “Nos comprometemos a proteger a los necesitados, pero también reconocemos que los gobiernos no pueden proteger totalmente sus economías de los efectos de los aumentos sin precedentes del precio de la energía, ya que la Eurozona es un importador neto de energía. Por lo tanto, nos proponemos centrar nuestro apoyo en medidas de ingresos que sean excepcionales, temporales y dirigidas a los más vulnerables”, sostienen haciendo un llamamiento a evitar políticas que aumenten las presiones inflacionistas. El mismo mensaje que ha lanzado el vicepresidente Valdis Dombvrovskis que ha recomendado cautela con el mix de políticas económicas que se implementen para asegurarnos que las medidas fiscales que estamos tomando nos devolverán a una inflación del 2%", en línea con las orientaciones del Banco Central Europeo.