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Crisis energética

Galicia aglutina casi una cuarta parte de la eólica pendiente de construir en España

Galicia concentra casi el 25% de la eólica pendiente de instalar en España

Parque eólico en Cabo Vilán. MARTA G. BREA

El calendario de subastas de potencia renovable para acelerar la descarbonización de la economía y combatir la grave crisis energética que azota a toda Europa se reactiva el próximo 25 de octubre. Habrá 520 megavatios (MW) repartidos en dos cupos. La convocatoria recoge 220 MW para solar termoeléctrica, biomasa y otras tecnologías y 140 MW para fotovoltaica distribuida de plantas de menos de 5 MW de carácter local con criterios más flexibles para favorecer “la participación social”. El apoyo específico a este tipo de fórmulas de autoconsumo permite mejorar la eficiencia “porque precisan menos infraestructuras de red y reducen las pérdidas de energía en ellas” al acercar el consumidor al punto de generación. “También se ha considerado la necesidad de democratizar el sistema eléctrico –justifica el Ministerio para la Transición Ecológica–, buscando la participación de los ciudadanos, así como de otros agentes, tal que pymes y entidades locales, en el despliegue de las tecnologías renovables”. El departamento dirigido por Teresa Ribera trabaja ya en otra nueva puja para el 22 de noviembre que reserva 1.800 MW para fotovoltaica y 1.500 para eólica. Su futura producción ahorrará el equivalente al 2,9% del consumo anual de gas del país.

Además de nuevos proyectos, esta vez podrán concurrir proyectos de ampliación e hibridación –que mezclan fuentes de energía diferentes– de instalaciones ya existentes. Nada se sabe del precio, aunque los concursos anteriores ofertaron retribuciones muy por debajo de los valores actuales de la electricidad en el mercado mayorista, el pool. A la espera de conocer todas las condiciones de la que será la cuarta subasta de renovables de la actual legislatura, no parece que vayan a faltar candidatos. Ambas tecnologías acumulan 144.600 MW con permiso de conexión concedido, pero sin construir todavía. La cartera en el caso de la eólica supera los 42.000 MW y casi una cuarta parte del total se ubica en Galicia.

En la comunidad estaban en funcionamiento 3.771 MW en parques eólicos a 31 de agosto. Con enchufe autorizado y pendientes de puesta en servicio había otros 9.206 MW, unos 300 más que en junio, según el balance que acaba de publicar Redeia, la antigua Red Eléctrica de España (REE). Al operador del transporte le corresponde dar las licencias de acceso y conexión en función de, principalmente, dos cuestiones: la capacidad en el nudo donde el promotor quiere verter la generación del parque o si la subestación vinculada a ese nuevo complejo de aerogeneradores está disponible o figura en las obras a acometer en la planificación de las infraestructuras eléctricas.

Las otras dos comunidades con mayor cantidad de potencia eólica en cola son Cataluña (7.700 MW con enganche garantizado) y Castilla y León (6.800). Destacan también Aragón (3.600 MW), País Vasco (3.400) y Comunidad Valenciana (3.300).

La bolsa de megavatios para aprovechar la buena calidad del viento en Galicia para la generación de electricidad aumentará muy probablemente tras la revisión de los proyectos que ahora mismo tramitan el permiso de conexión. Suman 2.070 MW y cerca de 10.000 en todo el Estado. Otros 2.812 MW en la comunidad –24.800 en el conjunto del país– no pasaron la criba por incumplir los requisitos. Las denegaciones aumentaron un 17% en los dos últimos meses, como reflejan los datos divulgados por Redeia.

Ante la caducidad en masa de muchas de las autorizaciones de conexión a parques que llevan años en el limbo, el Gobierno decidió en diciembre de 2021 relajar los plazos inicialmente previstos en el ultimátum que dio a los proyectos eólicos pendientes para conservar el derecho a engancharse al esqueleto del sistema eléctrico. Lo pidieron las propias empresas y las comunidades por el evidente atasco administrativo en la tramitación del resto de permisos. El Consejo de Ministros aprobó una prórroga de nueve meses. Finaliza ahora.

La Xunta acumula cerca de 300 expedientes de parques con una potencia de 7.200 MW. Las aprobaciones definitivas salen a cuentagotas y van tres años casi en blanco en nuevas instalaciones, en paralelo a la moratoria de año y medio impuesta por el Ejecutivo regional en la presentación de proyectos. La última de las muchas reformas normativas impulsadas por la administración gallega en el sector contempla la posibilidad de un proceso abreviado en la tramitación a aquellos parques eólicos considerados estratégicos a juicio del Consello da Xunta, mientras que exige al Gobierno estatal que tumbe todas aquellas peticiones de parques de más 50 MW –la competencia en este caso es de Transición Ecológica– que tengan informes contrarios de los órganos regionales.

El acelerón renovable llega al Europarlamento y el Gobierno eleva sus objetivos 

En la política energética se juntan el hambre con las ganas de comer. Había motivos de sobra para acelerar la transición hacia una economía descarbonizada que salvaguarde el bienestar del planeta y ayude a mitigar las consecuencias del calentamiento global ya irremediables –para ejemplo, este verano, uno de los más calurosos de la historia y la gravísima sequía que afecta a casi todo el viejo continente, con muchos países preocupados por el abastecimiento doméstico los próximos meses y problemas en el transporte de mercancías– y la crisis desencadenada por la guerra en Ucrania pone la puntilla.

Bajo el paraguas del Pacto Verde Europeo, la UE se ha propuesto lograr la neutralidad climática en 2050. ¿Qué significa eso? Reducir tanto las emisiones de gases de efecto invernadero que las que queden se puedan compensar con mecanismos de absorción de CO2. La meta volante en 2030 contempla un tijeretazo del 55% hasta 2030. La hoja de ruta para cumplirlo, el “Fit for 55”, incluye una revisión a fondo de la legislación comunitaria en materia de clima, energía y transporte.

Al Europarlamento le toca desde hoy debatir la propuesta para cambiar el directiva de renovables y de eficiencia energética que, entre otros hitos, proponen elevar del 32% al 45% la cuota de las fuentes limpias en el consumo energético total, que, según los nuevos objetivos, deberá ser un 40% más bajo que la demanda que había en 2007. Se da más importancia al hidrógeno verde como combustible alternativo para la industria y la movilidad, las centrales de biomasa que ayuden a la gestión forestal –el caso de Galicia– retendrán los respaldos públicos y habrá más medidas para luchar contra la pobreza energética.

También el Gobierno tiene en marcha una actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 que preveía el recorte de una de cada tres toneladas de dióxido de carbono en España durante la próxima década y una cuota de las renovables del 42% en la energía final. El Ministerio para la Transición Ecológica recuerda que el escenario de objetivos de emisiones, consumo y cuota de tecnologías sostenibles es otro tras la aparición del “Fit for 55” y el Plan REPower EU para acabar con la dependencia de las importaciones de gas y petróleo de Rusia. El plazo de alegaciones está abierto hasta el jueves. 

La comunidad puso en servicio solo 69 MW durante el pasado ejercicio

En toda España se encendieron 842,61 MW durante el pasado año, según la información recopilada por la Asociación Empresarial Eólica (AEE), que considera la cifra “un buen indicador”, aunque “por debajo de los 2.200 anuales que son necesarios durante la próxima década para asegurar la consecución de los objetivos marcados por el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima”. La patronal del sector cree que las dos subastas realizadas en enero y octubre de 2021 y la planificación de nuevos procesos allanarán el camino a que “esta tendencia positiva pueda continuar en próximos años”. “Así, la próxima década se observa con optimismo –señala la AEE en su anuario–, esperando que la actividad instaladora no solo se consolide, sino que crezca”.

A pesar del enorme volumen de proyectos acumulados y del recorrido que todavía tiene la comunidad por la calidad del recurso e, incluso, la repotenciación de las instalaciones actuales, Galicia no figura de nuevo entre los territorios con mayor incremento de potencia eólica. Las tres autonomías que lideran el ranking de nuevas instalaciones son Aragón (275,67 MW), Castilla y León (155,45) y Asturias (126). En Galicia se pusieron en marcha 68,9 MW, con lo que la potencia total actualmente en servicio asciende, según la AEE, a 3.866,64 MW repartidos en 182 parques.

Hace mucho tiempo que la comunidad se despidió de lo alto del podio en el desarrollo eólico en España. Ocupa la cuarta posición por detrás de Castilla y León (6.404 MW), Aragón (4.435) y Castilla-La Mancha (3.954). También es la cuarta región donde la eólica aporta más producción en comparación con la demanda de electricidad. El viento, primera fuente generadora en Galicia en 2021, cubrió alrededor de la mitad del consumo de hogares y empresas y un 40% de todo el mix

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