eldia.es

eldia.es

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Alfredo Medina Moreno Secretario general de Asodiscan

«El ahorro doméstico viene de serie en un comerciante»

«No queda otra que adaptarnos a los cambios normativos, que dicho sea de paso ya llevamos un montón», afirma el secretario general de Asodiscan

Alfredo Medina (1965, Santa Cruz de Tenerife) es Director de Comunicación de El Corte Inglés en Canarias. Andrés Gutiérrez

Además de ser el director de Comunicación, Sostenibilidad y Relaciones Institucionales de El Corte Inglés en Canarias, Alfredo Medina (1965, Santa Cruz de Tenerife) es el secretario general de la Asociación Canaria de Medianas y Grandes Empresas de Distribución, toda una responsabilidad en medio de un escenario repleto de incertidumbres económicas.

Un arranque de curso es sinónimo de «locura» en los centros comerciales, ¿no?

Este año mucho más porque entra en vigor la nueva Ley de Educación y hay cositas que no están funcionando de forma correcta, sobre todo las listas de libros de Primaria y Secundaria de los cursos impares. El lío es grande. Los editores no saben qué libros imprimir, los comercios cuáles vender y los padres qué tienen que comprar... Canarias está entre las siete comunidades que no han cerrado esos listados.

¿Y el curso empieza el día 9?

Los libros y los uniformes acaparan el gasto más importante de la vuelta al cole y los padres suelen dejar bien armadas esas compras antes de irse de vacaciones: no solo realizan las reservas sino que empiezan a pagar sus encargos para evitar el golpetazo de septiembre... Eso es algo que muchos no han podido hacer este verano.

¿Dónde se perciben más nervios, o «dolores de cartera», en la campaña de vuelta al cole o en la de Navidad?

Ahora hay más incertidumbres. La del mes de septiembre es muy importante, pero no cabe duda de que en navidades los niños son el centro de todo; los que aún lo son por edad y los niños que lo son por espíritu [sonríe].

¿Entonces gana la ilusión?

Por goleada... Estoy seguro de que hay más de un niño que ahora daría saltos de alegría si le dices que va a empezar el curso sin libros. La carta de Reyes no es «negociable»: en ella se anotan cosas que crean una enorme ilusión, también numerosas dudas, hasta que te despiertas la mañana de Reyes.

¿Hace falta mucha ilusión entre los comerciantes para sortear tantas zancadillas económicas?

El único objetivo que tiene un cliente que acude a un centro comercial es solucionar un problema. Ante esa preocupación lo único que funciona es encontrar a un comerciante que te genere ilusión y positivismo... El pesimismo nunca permite avanzar y lo que queremos todos en medio de tantas malas noticias es lograr salir del lugar en el que estamos.

¿Y algo de luz, a pesar de los planes de ahorro energético que se han colado en nuestras vidas?

El comerciante debe poner luz en medio de la oscuridad aunque el decreto no lo permita del todo...

¿Quedarse a dos velas no parece lo más adecuado?

Ni en lo laboral ni en los escaparates... No queda otra que adaptarnos a los cambios normativos, que dicho sea de paso ya llevamos un montón. Nadie podía imaginar antes de que llegara la pandemia que nos tendríamos que adaptar a unas leyes tan inversivas que afectan a la actividad comercial.

Lo importante es no quedarse a oscuras...

Eso no va a pasar. Antes de que activaran el decreto el comerciante ya llevaba tiempo tomando medidas de ahorro asociadas con el consumo de agua, electricidad o telefonía. Igual que en la mayoría de los hogares... Yo nací en una familia numerosa y recuerdo que mi padre solía aflojar alguna que otra bombilla de la lámpara: alumbraba igual, pero se gastaba menos. Ese ahorro doméstico viene de serie, es decir, que los comerciantes no nos quedamos de brazos cruzados esperando a que el gobierno nos venga a decir algo que resulta lógico. Eso no significa que estemos contentos. Sus propios socios ya le han dicho que «las cosas hay que hacerlas mejor».

¿Se acabaron los paseos en las grandes superficies bajo el fresco de los sistemas de aire acondicionado?

Ja, ja, ja... En ese debate participamos todos y, por lo tanto, si alguien percibe un poco más de calor sabrá de antemano la razón. Yo suelo recordar que el cambio más importante que puede darse en la vida es la sustitución de una moneda y a nosotros nos cambiaron la peseta por el euro y aquí seguimos... ¿Si superamos eso, cómo no nos vamos a poder adaptar a una pequeña variación de temperatura en un centro comercial, en un aeropuerto, en el transporte público, en el cine o en la oficina?

Problemas de colectividad, la pandemia, la invasión de Ucrania... ¿No levantamos cabeza?

Por no mencionar otras muchas cosas que todavía no han ocurrido no vaya a ser que se acaben cumpliendo [silencio]. Hace menos de dos años no había ninguna previsión que hiciera referencia a tantas calamidades o catástrofes. En esa lista, además, falta lo ocurrido con el volcán de La Palma, que es un fenómeno inesperado que dificultó un poco más la existencia de muchas personas.

¿El problema es que el conflicto entre Rusia y Ucrania no se va a resolver mañana?

Muchos creían que la guerra iba a durar unos días y llevamos más de seis meses de conflicto [y lo que nos queda]. No parece que las consecuencias de esta invasión solo las vayamos a sufrir este invierno sino que su onda expansiva puede llegar al de 2023 debido a los graves problemas energéticos que se nos están acumulando. Ojalá esto acabara hoy, sobre todo por una cuestión humanitaria, pero me temo que va para largo. Es cierto. Nadie nos preparó para sufrir tantas desgracias en tan poco tiempo.

Compartir el artículo

stats