El informe toxicológico de los restos del empresario Ángel Ferrera concluyen que no hubo envenenamiento, según ha trascendido este viernes.

La incineración de Ferrera, que falleció en Las Palmas de Gran Canaria el pasado lunes a los 78 años, había sido paralizada por una orden judicial. La cremación de los restos mortales se retrasó debido la petición de las hijas a la autoridad judicial por una sospecha de muerte "por envenenamiento", según trascendió en el entorno familiar y entre los más allegados al empresario. Ángel Ferrera tuvo tres hijas de su primer matrimonio con Margarita Alonso y en el momento de su fallecimiento estaba casado con María Tavío, con la que no tuvo descendencia.

La catedral de Las Palmas acogió el pasado 23 de agosto el funeral que organizó su viuda, María Tavío. Hasta ese momento su cuerpo llevaba ocho días después del óbito en el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Las Palmas a la espera de poder ser incinerado tal y como Ferrera dejó ordenado en su testamento vital.

La misa que ofició el obispo auxiliar de la Diócesis de Canarias, Cristóbal Déniz, en la catedral de Santa Ana, era la segunda ceremonia que se celebró en memoria del expresidente de Toyota Canarias. La semana anterior, el 18 de agosto, sus hijas le dieron el último adiós en una eucaristía celebrada en la parroquia de Santa Catalina, en los Salesianos.

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