La Comisión Europea ya no esconde su preocupación por la situación del mercado energético europeo y la escalada de precios. “Es obvio que es muy difícil”, ha admitido este jueves la subdirectora general de energía, Mechthild Wörsdörder, ante la comisión de industria y energía del Parlamento Europeo. Una situación a la que Bruselas responderá con una nueva batería de propuestas que la presidenta Ursula von der Leyen detallará, según ha anunciado, durante el debate sobre el estado de la unión, el próximo 14 de septiembre en Estrasburgo. Sobre la mesa, topes de precios para quienes producen electricidad a partir de otras fuentes distintas al gas, como las renovables o la energía nuclear, medidas para reducir la demanda de electricidad o el uso de los beneficios extraordinarios de las eléctricas para ayudar a los consumidores más afectados.

“Estamos estudiando los topes a los precios. Hay diferentes formas de topes. Por ejemplo a la importación de gas de Rusia. También precios máximos en el mercado mayorista y minorista que los Estados miembros ya están aplicando. Estamos analizando todas las posibilidades a toda velocidad. Queremos conocer la opinión de los Estados miembros, en particular sobre los precios de la electricidad”, ha explicado sobre algunas de las líneas en las que trabajan a “velocidad de crucero” para evitar que el “chantaje energético” de Rusia siga encareciendo la factura de la luz europea. 

La primera ocasión que tendrá la Comisión Europea de medir el grado de apoyo entorno a las posibles opciones será el próximo viernes 9 de septiembre en un consejo de ministros de energía de urgencia convocado por la presidencia checa. Según un documento preparatorio, tres son los componentes que podrían formar parte de la intervención de urgencia. En primer lugar un tope de precios para “las tecnologías de generación eléctrica inframarginales”, como las renovables, que tienen “costes operativos más bajos que centrales de gas” con el objetivo de que “la rentabilidad comercial de estas tecnologías sea independiente del precio marginal de la electricidad”.

Según Bruselas, el límite de precios inframarginales daría a los Estados miembros recursos financieros para financiar las intervenciones en los precios minoristas y daría una mayoría certidumbre legal para proteger a determinados colectivos afectados por el impacto de los elevados precios de la electricidad a través de la tarea regulada. La Comisión también considera que la intervención solo tendrá éxito si además se produce una reducción en la demanda de electricidad que ayude a mitigar la presión de los precios.

Se trataría de aplicar medidas de ahorro como las aprobadas para reducir un 15% el consumo de gas entre agosto y marzo de 2023, con vistas a hacer frente a un invierno sin gas ruso en caso de que Moscú decida cerrar el grifo (un 7% en el caso de España y Portugal por sus escasas interconexiones). La Comisión Europea tampoco se olvida del impacto que los beneficios caídos del cielo, los ingresos extraordinarios logrados por las eléctricas por el elevado precio del gas, podrían tener para para ayudar a los consumidores vulnerables e incluso a los hogares con ingresos medios y a las empresas. 

Reforma eléctrica

En lo que no es probable que haya grandes anuncios todavía es en la reforma del mercado eléctrico y el sistema marginalista de precios, en el que precio de la energía más cara marca el precio final encareciendo la factura. La intención de Bruselas es revisar el diseño estructural a medio plazo y von der Leyen ya ha precisado que será para principios de 2023.

“Llevará tiempo. La presidenta von der Leyen no podría prometer eso de un día para otro pero haremos una evaluación de impacto adecuada y analizaremos todas las opciones con la mente abierta porque estamos en una situación muy distinta a la que estábamos antes”, admiten en el Ejecutivo comunitario. “Somos conscientes de que tenemos que rediseñar el mercado pero no se puede hacer de la noche a la mañana”, insisten.

Cortes de gas

Bruselas es consciente de que el riesgo de corte total en el suministro es “fuerte” ya que cada vez son más los Estados miembros afectados por el corte parcial o total en el suministro. Esta semana sin ir más lejos Gazprom ha decidido suspender el envío de gas a través del gasoducto Nord Stream 1, que lleva el combustible fósil a Alemania, alegando necesidades de mantenimiento.

“Hay peligro de que haya cortes de suministro. La situación es difícil y hay países que pueden verse afectados”, ha avisado la subdirectora general de energía. Como nota positiva, el hecho de que las reservas europeas ya están al 80% con dos meses de antelación. Bruselas, no obstante, insiste en que los Estados miembros tendrán que seguir llenando los depósitos y que para afrontar el próximo invierno con garantías en marzo de 2023 tendrán que llegar al menos 40%. “Hay que tener en cuenta no solo este invierno sino también los siguientes”, ha dicho Wörsdörfe.