El seguimiento desigual marcó el primer día de aplicación en Tenerife de las principales medidas del plan de ahorro energético decretado por el Gobierno de España. La desconexión de la iluminación de escaparates comerciales y edificios públicos a partir de las 22:00 horas tuvo una respuesta dispar. El apagón se circunscribió prácticamente a las instituciones públicas y no obtuvo excesivo seguimiento en el ámbito privado. En cuanto a la imposición de poner el aire acondicionado a 27 grados, como también determina la nueva normativa, la mayoría de comercios minoristas no lo cumplió en esta jornada inicial a la espera del plazo de siete días previsto para la adaptación. La Isla respondió al Decreto Ley del Gobierno de España de manera dispar. Entre el acatamiento obligado, el rechazo y el escepticismo.
A las diez en punto de la noche se apagaron las última luces del edificio del Cabildo insular de Tenerife. Lo mismo ocurrió con el Parlamento de Canarias y los Ayuntamiento de Santa Cruz o La Laguna. El Real Decreto no contempla apagar los bienes inmuebles como plazas o fuentes.
Pero la respuesta fue mucho más floja en las zonas comerciales abiertas. En la calle Castillo y adyacentes, como Viera y Clavijo o Suárez Guerra, la proporción fue de un 60% a 40% a favor de la oscuridad. El factor de una primera jornada que muestra la necesidad de adaptación y el rechazo frontal a las medidas de una parte del comercio se unieron para determinar este resultado desigual.
Desde por la mañana.
La tienda de ropa y zapatos online Inside, en la calle Castillo, se preparara desde por la mañana para cumplir la ley. Sus dependientas cuelgan en el escaparate las instrucciones de la empresa matriz. Estas recuerdan que el Decreto Ley establece en 25 grados el aire acondicionado para trabajos de carga como los de la franquicia en Tenerife. Esa es la temperatura del local a la una de la tarde. El segundo turno apagará la luz a las 21:30 «con la bajada de la palanca». La encargada apunta: «Era automático pero llevamos una semana ensayando el apagón manual».
En un comercio muy diferente, en la cercana calle Suárez Guerra, Beni Rodríguez, de Armas Intersport, muestra la zona de deportes donde hace un tiempo se rompió el aire acondicionado La verdad es que hace calor. En la armería tiene el aire a 25, un poco por debajo del límite de 27, que ha probado estos días «y el aire no llega a mi oficina». Ambas puertas están abiertas y es contraria a cerrarlas porque «el cliente, simplemente no entra». Lo dice quien tiene 40 años de experiencia Además, añade, «no tengo recursos para instalar el cierre que plantea el decreto mientras funcione el aire acondicionado». Los comerciantes consultados establecen el coste entre 1.000 y 3.000 euros. En cuanto al escaparate cuenta: «El apagado de las luces es automático. Hasta hace unos días a las diez de la noche y ahora, para no despistarme, desde las nueve y media».
«Que corra el aire».
La otra iniciativa principal, mantener el aire acondicionado a 27 grados en el interior de los locales, también fue seguida de manera desigual en la Isla. Casi ninguna tienda cumplió exactamente con lo determinado por la ley. En unos casos por desconocimiento -aunque parezca mentira, dada la repercusión mediática del Decreto Ley- y en otros por las condiciones climatológicas de la jornada, bastante más fresquita que las anteriores. También porque existe un margen para la adaptación y, finalmente, por simple rechazo. Administraciones, empresarios, asociaciones y los propios comerciantes muestran su escepticismo y, sobre todo, las dudas que despierta la nueva normativa.
Los trabajadores de la librería Islátika bromeaban con el aire a 23 grados: «Si nos obligan a cambiar la puerta, pues lo quitamos y ya está. Que corra el aire».
En Grupo ATE, asesoría ubicada en la avenida de Buenos Aires, el termostato estaba a media mañana a 20 grados y no sabían que desde las 00:00 horas de ayer el decreto está en vigor. Apuntan resignados: «Habrá que cumplir la ley, no nos queda otra».
En la clínica dental Escribano Escrivá, en José Hernández Alfonso, tampoco sabían nada pero el aire estaba a 26, solo un grado por debajo de lo que establece el plan de ahorro energético.
En la tienda de Tenerife Espacio de las Artes (TEA) la temperatura era muy inferior a 27. La trabajadora respondió con un explícito «a comprar ventiladores» cuando se le informó de la norma.
La Administración de Lotería número 14, en Valentín Sanz, cumplía con el aire a 27 grados. De los pocos, aunque su responsable fue claro en la despedida: «Si viene otra ola de calor, lo bajo».
Judith, de Serís Peluqueros, en la calle Imeldo Serís, es muy crítica: «Estoy a favor del ahorro energético, pero no entiendo este tipo de medidas. No especifican nada y se trata de imponer por imponer. Y ya lo de la puerta nueva antes del 30 de septiembre no tiene nombre». Una clienta tercia: «No voy a entrar más a un comercio. Antes lo hacía por el fresquito pero ahora da lo mismo asarse dentro que fuera, en la calle».
Norma, de la Boutique del mismo nombre, ubicada en Viera y Clavijo, también rechaza la medida: «Tengo el aire a 16 grados. Mi negocio es de ropa para tallas grandes, las clientas pesan de 70 a 180 kilos y tienen patologías de todo tipo». También se opone al obligatorio cambio de puerta porque «simplemente, no puedo afrontar el coste». El escaparate lo ha adaptado para apagarse a las diez cuando antes se desconectaba la luz a medianoche. Califica así la medida: «Ridícula».
La restauración se ve también afectada. Juan, de Rancho Arizona, subraya: «La temperatura ideal es entre 22 y 24 grados. A 27 hace demasiado calor y el cliente no come a gusto». Aprovecha el sistema interno de refrigeración del centro comercial donde está el restaurante e imagina que «lo pondrán como marca esta ley».
«No» a otra puerta.
Comerciantes y empresarios tiene opiniones diversas respecto al Decreto Ley. Abbas Moujir es presidente de Federación de Áreas Urbanas de Canarias (FACUA). Deja claro que «estamos a la expectativa de leer bien la letra pequeña, pero la normativa hay que cumplirla». Indica que «veo problemas con los apagones en zonas turísticas como Las Américas o Los Cristianos porque hay espacios que reúnen hostelería y comercio. Habrá que ver cómo se articula todo». Añade un tercer factor al del aire acondicionado a 27 grados o apagar las luces después de las 22:00 horas: «Preocupa mucho que no haya ayudas para acondicionar las puertas con un cierre en caso de tener aire acondicionado. La fecha límite es el 30 de septiembre y los comerciantes no pueden afrontar ese gasto». Valora que «después de dos años de crisis esto es un nuevo palo para el sector cuando empezaba a levantar el vuelo». Confía en «ese plazo de siete días que dan para la adaptación durante el cual haremos consultas a la Federación Nacional de Comercio». Critica. por último, que se haya publicado este decreto «en un mes de agosto cuando todo el mundo, incluidos los propios miembros de la administración, están de vacaciones».
Jorge Marichal, presidente de la Asociación Hotelera y Extrahotelera de Santa Cruz de Tenerife (Ashotel), opina en sentido inverso. Garantiza el cumplimiento de las medidas en los establecimientos asociados. Valora: «Nos parecen bien, estamos de acuerdo, tanto como que llevamos en ese camino desde hace años». Añade Marichal: «Es un gesto de responsabilidad apoyarlas en la búsqueda de la independencia energética con solidaridad hacia nuestros vecinos europeos». Subraya que «nuestras temperaturas nos hacen diferentes a las demás comunidades autónomas».
Una tercera perspectiva la ofrece Roberto Ucelay, presidente del Círculo de Empresarios del Sur de Tenerife (CEST). Después de garantizar el acatamiento entre sus asociados considera que «es muy negativo para la operativa turística. Una medida únicamente de España que ya ha aprovechado parte de la prensa británica para hablar mal de Canarias». Explica que «ha causado sorpresa entre los turistas que vienen disfrutar y se encuentran con estas restricciones en pleno periodo vacacional». Resto a los apagones «son negativos incluso para la seguridad de los establecimientos y de las personas». Espera que «las medidas se apliquen sin prisas».
Un comerciante lagunero que quiere mantener el anonimato resume lo que siente el sector ante las medidas: «Desconocimiento, desconexión, improvisación y falta de alternativas».
Las instituciones cumplen.
El Cabildo cumplió con las medidas de ahorro energético en la primera jornada. Se reprogramó la temperatura en los edificios y se dio la orden para desactivar la iluminación de las fachadas a partir de las diez de la noche. Además, se va a enviar un correo a todo el personal para recordar las medidas y pedir la colaboración a la hora de hacer un uso razonable y eficaz de la energía. Los principales Ayuntamientos de la Isla también aplicaron la nueva normativa. Santa Cruz «con resignación», según su alcalde, José Manuel Bermúdez. Deja claro que «esta normativa no tiene en cuenta las peculiaridades de nuestra tierra» y, además, «improvisa». En La Laguna, el Gobierno considera «acertadas» las medidas para fomentar al ahorro energético y «están en la línea del ayuntamiento».