Hace unos días se anunció que la Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias recibirá 332,8 millones de euros de los fondos Next Generation con el objetivo de impulsar 10 programas que mejoren el destino turístico entre 2021 y 2026. Este dinero, sumado a los 50 millones que acaba de aprobar el Consejo de Ministros para fomentar la competitividad turística de Canarias en materia de resiliencia, hacen que inevitablemente surja la siguiente pregunta: ¿estos nuevos paquetes de ayudas contribuirán realmente a transformar la industria turística canaria o son solo un parche momentáneo?   

La teoría me la sé al dedillo. Tales subvenciones, al igual que otras que nos llegan periódicamente desde Bruselas, están diseñadas para estimular el desarrollo de nuestro archipiélago en materia de turismo y para compensar su vulnerabilidad ante fuertes caídas de la demanda. Suena bien, ¿verdad? Pero, en la práctica, ¿en qué se traduce esto? Lo cierto es que el abanico de posibilidades que abren estas ayudas económicas es bastante amplio: recualificación de infraestructura turística obsoleta, inversión para mejorar espacios públicos como playas, senderos y servicios, formación de jóvenes en el ámbito del turismo, desarrollo de productos turísticos alternativos al de sol y playa, impulso de la digitalización y la sostenibilidad, etc. Pero, todo esto, a falta de que se materialice en acciones concretas, es solo teoría. La realidad es que, al igual que ha sucedido con otros paquetes de subvenciones provenientes de los fondos europeos, estas inyecciones de dinero pueden traer consigo un cambio real de la industria, pero también pueden no pasar de ser otra cosa que pan para hoy y hambre para mañana. Todo dependerá de si se usan pensando en el futuro de todos o en las urgencias de algunos.  

Los fondos europeos son claves para la transformación de la industria turística  

Con independencia de lo que suceda con estos últimos paquetes de ayudas europeas, no hay que olvidar que si de algo son capaces estas subvenciones es de generar debates de alto voltaje. Al principio de este artículo, se planteaba si este tipo de inversiones puede contribuir a la evolución de la industria turística o es solo una forma de tapar unas goteras que, inevitablemente, volverán a aparecer. Pues bien, llegados a este punto es necesario subrayar que, en buena medida, la resolución de esta cuestión varía en función de cómo se repartan estos fondos y de la capacidad de los organismos públicos y privados de colaborar entre sí.  

Estos paquetes de ayudas económicas pueden utilizarse para acumular más cemento en nuestra tierra y continuar así con el viejo modelo turístico o, por el contrario, se pueden emplear para impulsar una transformación que coloque a Canarias a la cabeza de la innovación turística. Pero, para que esto ocurra, es importante tener bien definido un criterio de reparto de los recursos. Si se quiere apostar por el futuro, hay que priorizar directrices como la digitalización, la innovación y la sostenibilidad para que la industria turística de Canarias no dependa solo de la ocupación de sus hoteles, sino que también pueda beneficiarse de la exportación de soluciones tecnológicas y conocimiento a destinos de todo el mundo.   

La colaboración público-privada como eje del nuevo modelo  

Si los fondos europeos se utilizaran de manera correcta, Canarias tendría en sus manos la oportunidad de convertirse en un auténtico hub de innovación turística, pero para que esto ocurra se debe hacer un esfuerzo colectivo por parte de instituciones públicas y privadas. De lo contrario corremos el riesgo de perder atractivo tanto para los futuros visitantes del archipiélago como para los trabajadores de nuestra industria turística.  

La cooperación y la cohesión social, ahora más que nunca, son piezas irremplazables para abrir paso al mejor de los futuros para el turismo. Por ello, es vital que nos despojemos de viejas mentalidades como la de pensar exclusivamente en nuestro negocio y que comencemos a fijar objetivos comunes para involucrarnos en proyectos de mayor calado. Solo estableciendo alianzas entre las empresas privadas y las administraciones públicas se aumentará la capacidad de expansión del tejido industrial canario. Y esto es un paso básico a la hora de fomentar un cambio de modelo en la industria turística. Pero, ¿cuál es la mejor estrategia para labrar alianzas público-privadas? La respuesta no es otra que la implicación del Gobierno de Canarias para que destine parte de los fondos europeos a apoyar especialmente aquellos proyectos del sector privado local que aporten innovación y crecimiento, en lugar de aquellos importados por empresas cuyos objetivos, en ningún caso, tienen en cuenta el desarrollo de nuestra sociedad. Solo así estará contribuyendo a la creación de puestos de trabajo de calidad para las nuevas generaciones y a la consolidación de un nuevo modelo turístico más sostenible y eficiente. La pelota está en su tejado.

Raúl Domínguez, Fundador y CEO de Maarlab