Arranca el verano. La primera ‘operación salida’ que dará el pistoletazo de salida a las primeras vacaciones pospandemia se verá empañada por las huelgas en algunos aeropuertos y la subida de los precios que presionará al alza el presupuesto de los viajes por el mayor coste de los hoteles, los billetes de avión y los carburantes. El sector se prepara para una temporada que podría rozar los récords de años anteriores, en llegadas e ingresos, por las ganas de viajar y el ahorro acumulado, aunque tendrá un invitado inesperado: la inflación.

Entre este viernes y el lunes, se prevén operar un total de 24.600 vuelos, según Aena; en las carreteras se esperan 4,5 millones de desplazamientos, según la Dirección General de Tráfico (DGT), y Renfe ha reforzado su oferta con 95.000 plazas más, hasta un millón en total. El fin de semana coincide con las huelgas de Ryanair –que celebra este viernes y sábado los dos últimos días de paro— e EasyJet –que inicia este viernes la primera de las nueve jornadas de huelga que afectarán al primer, el tercer y el quinto y último fin de semana de julio (1, 2, 3, 15, 16, 17, 29, 30 y 31 del mes)— lo que podría provocar retrasos y cancelaciones de muchos planes.

Este viernes, de hecho, se han cancelado nueve vuelos de EasyJet y otros 54 han sufrido retrasos en las bases de El Prat-Barcelona, Palma de Mallorca y Málaga, según el sindicato USO. En el caso de Ryanair ha habido seis cancelaciones (dos en Barcelona), y 277 retrasos, siendo Palma de Mallorca el aeropuerto más afectado, según el mismo sindicato. En total, en el caso de la ‘low cost’ irlandesa suma casi 200 vuelos cancelados en España desde el inicio de las movilizaciones, según USO.

La Asociación española de usuarios, empresarios y profesionales del Transporte Aéreo (Asetra) ha exigido al Gobierno "que se regule por ley la imposibilidad de convocar huelgas en fechas señaladas". Y desde el sector reconocen que las huelgas y las colas en los aeropuertos que se han visto en las últimas semanas están teniendo “repercusiones importantes” y no solo entre los pasajeros españoles. “El mercado inglés se ha ralentizado en las últimas semanas por los paros de Ryanair e EasyJet y también por las colas en los aeropuertos”, reconoce el vicepresidente del lobi Exceltur, José Luis Zoreda.

Según las cifras de la empresa de análisis FordwardKeys, compartidas por el Gobierno esta semana, este verano se prevé superar el número de turistas nacionales y alcanzar casi el 90% de los internacionales respecto a los números del año 2019. El mercado inglés es el más importante para España, al suponer uno de cada cuatro turistas que llegan a este país. Para favorecer el tránsito de los británicos –que tras el Brexit son turistas extracomunitarios y requieren pasar por el control de pasaportes— desde mayo se les permite acceder a través del sistema ‘ABC’ de control automatizado con una fila especial para ellos en los doce principales aeropuertos del país, según han confirmado fuentes del Ministerio del Interior.

Precios altos

El alza de los precios afecta a los turistas y a las empresas. A los primeros porque les encarecerá los viajes. Llenar un depósito de 50 euros que en abril costaba 90 euros ahora rozará los 97 euros. Y quien tenga un paquete turístico reservado podrá recibir una subida de precios a posteriori por el alza del petróleo. También los hoteles empiezan a subir sus precios. Según las cifras del INE, en mayo fueron de media un 25% más caros que en el mismo mes de 2020 y un 15% más que en 2019. Y esto también se nota en el coste de los alimentos.

Según relató este viernes el presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT), Jorge Marichal, en declaraciones a TVE este incremento de la inflación se empieza a notar ya con “cierta ralentización” de las reservas de verano. Pero también las empresas lo notarán en la rentabilidad de sus negocios. El secretario general de la Mesa del Turismo, Carlos Albella, asegura que si los hoteles han subido un 15% los precios, los costes de estos establecimientos lo han hecho entre el 30% y del 35%. “El sector lo que ha hecho ha sido apostar por la recuperación de la demanda y ha decidido sacrificar el margen para recuperar la actividad y que el mercado se vuelva a mover. No han trasladado la totalidad del incremento de costes al precio final”, asegura Albella.