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Industria

Almussafes y Sagunt se convierten en los dos pilares del futuro industrial valenciano

Ambos proyectos atraerán empresas y consolidarán la posición de la autonomía en Europa

Varios trabajadores salen, el pasado miércoles, de la factoría de Almussafes tras el anuncio de electrificación de Ford para la planta. PERALES IBORRA

Han bastado apenas dos meses para que el panorama de futuro de la industria valenciana no solo se despeje sino que se ensanche hasta un límite difícil de vislumbrar todavía, pero con una certeza: que el sector secundario de la automoción, clave para el desarrollo económico, tiene por delante muchos años de pujanza. En el inicio de este 2022 nuevamente aciago por la guerra en Ucrania y una inflación descontrolada que augura tiempos de recesión y conflicto, la Comunitat Valenciana no figuraba entre las candidatas a acoger una inversión multimillonaria como la gigafactoría de baterías de Volkswagen en Sagunt, que parecía destinada a otros territorios de España y que, finalmente, como se anunció a principios de mayo, se ubicará en el municipio del Camp de Morvedre.

Tras ese triunfo, la gran preocupación industrial de la sociedad valenciana se enfocaba en único punto: la factoría Ford de Almussafes. La multinacional, en su tránsito al coche eléctrico, debía decidir qué planta de Europa –la valenciana o la alemana de Saarlouis– recibía, además de la de Colonia, las últimas inversiones previstas en el continente para esta nueva tecnología. Tras muchos meses de incertidumbre, un convenio colectivo defendido solo por UGT, el sindicato mayoritario, que parece haber sido determinante, y un trabajo silencioso de la filial española y las administraciones públicas, Almussafes ha sido finalmente esta semana la designada para alivio de sus trabajadores, principalmente, pero también de la industria auxiliar –unos 24.000 empleados– que pilota parte de su negocio en torno a la factoría.

Con el futuro despejado y a la espera de conocer qué modelos, en qué cantidad, a partir de cuándo y con qué inversión, Almussafes se suma así al proyecto de Volkswagen –3.000 millones a invertir en Parc Sagunt más la capacidad tractora que ejercerá sobre otras empresas auxiliares– para conformar un polo de fabricación eléctrica –la planta de baterías de VW para este tipo de coches está destinada a suministrar a sus plantas de Martorell (Barcelona) y Landaben (Navarra)– que sitúa a la Comunitat Valenciana y a su industria en la vanguardia.

Una oportunidad irrechazable

Así lo atestiguan a Levante-EMV fuentes de la Conselleria de Política Territorial, que aseguran que tanto garantizar la supervivencia de Almussafes como la gigafactoría en Sagunt «eran una oportunidad que no podíamos dejar pasar» porque, especialmente con el nuevo proyecto de VW, "vamos a convertirnos en un polo importantísimo que permitirá atraer más empresas y, además, ser una referencia en la innovación y la tecnología del futuro".

No en vano, según explicó a este diario Begoña Cristeto, socia responsable de Automoción, Industria y Química de KPMG en España, las previsiones de la firma son que, para 2030, "un 30 % de la producción de vehículos en las fábricas españolas serán de eléctricos (puros, híbridos e híbridos enchufable)". Con este dato, contar con ambos pilares en la Comunitat Valenciana y "convertirte en ese polo del sur de Europa» supone «consolidar la industria y estar preparado para el futuro", creando "empleo y riqueza para el presente y, sobre todo, el futuro", destacan desde la conselleria.

Además, estas mismas fuentes apuntan al impacto que tendrá en la red de pymes valencianas. "Que se puedan sumar a este tipo de empresas multinacionales les va a permitir avanzar muchísimo. Eso es lo importante", concluyen.

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