Canarias se libra por el momento de los retrasos que padecen varios de los grandes aeropuertos europeos, con los británicos a la cabeza. AENA señala que la operativa de los aeródromos del Archipiélago ya mostró su fortaleza al final de la pasada temporada de invierno, cuando la variante ómicron del coronavirus dio un respiro y el sector pudo empezar a descontar pérdidas. No obstante, no todas las variables del problema están en manos de las Islas, una parte de ellas se gestan en origen.

«Estamos en temporada baja y aquí no pasa nada de eso», sostiene el presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo (FEHT) de Las Palmas, José María Mañaricua. Compara la traslación del caso que sí se vive en Madrid-Barajas, por ejemplo, con el de otros que, como la turismofobia, tampoco han tenido traducción en Canarias.

Siendo cierto que los aeropuertos isleños han despachado sin incidentes reseñables el retorno a un volumen de actividad considerable, también lo es que pueden encontrarse con el problema en su puerta. ¿Por qué? Los retrasos que acumulan los vuelos en los aeropuertos de origen pueden provocar que se agolpen las llegadas en un momento indeterminado.

Tenerife Sur y Lanzarote son los aeródromos canarios que más turistas británicos reciben

Esa circunstancia se traduciría, a su vez, en esperas en el aire hasta el momento de poder efectuar la maniobra de aterrizaje y, en el caso de que los que se acumulen provengan de Reino Unido, largas colas ante los puestos de control de aduanas en los que ahora, al contrario de lo que ocurría antes de concretarse el brexit, tienen que mostrar sus pasaportes.

Tanto Mañaricua como su homólogo en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, Jorge Marichal (Ashotel) –también presidente de la patronal alojativa nacional, Cehat– señalan los aeródromos de Tenerife Sur y Lanzarote como los puntos que pueden tornarse más conflictivos, precisamente porque son los que registran el paso de un mayor número de británicos en comparación con el resto.

Precisamente por esa previsible aglomeración de turistas provenientes de Reino Unido, Marcos Santiago, secretario federal del Sindicato Unificado de Policía (SUP) en Canarias desde hoy mismo, señala que hacen falta más agentes en los controles. Sobre todo en los dos aeropuertos mencionados «y en momentos puntuales, también en Gran Canaria».

AENA aprovechó los meses de escasa o nula actividad por la pandemia para implementar lectores electrónicos de pasaportes, aunque «a veces fallan», apunta Santiago. A pesar de ese elemento que aligera el paso de los usuarios, él también aludió a los casos en los que los retrasos de los vuelos provocarán el agolpamiento «de 400 personas que tienen que pasar por un mismo filtro».

AENA aprovechó la pandemia para instalar elementos que aceleran el paso por los controles

El retraso acumulado más la espera en el control se traduce en un potencial incremento de la irascibilidad de unos turistas que inician sus vacaciones con notables molestias. «Hay fricciones y espero que estemos preparados para ello», relata Mañaricua. Del mismo modo, podría ocurrir en el área de salidas, donde también un gran volumen de viajeros estarán esperando la llegada de esos aviones retrasados y que son los mismos que tendrán que trasladarlos de vuelta a sus casas.

«Debemos tener contemplada la posibilidad de que pueden llegar a los hoteles clientes diez horas después de cuando se les espera y de no muy buen humor. Y tenemos también que hacer todo lo posible por compensarles ese mal rato aunque no seamos responsables de haberlo generado», recomienda el presidente de Ashotel. 

El propio Marichal acaba de estar en Grecia y ha recopilado relatos que incluyen demoras de hasta 20 horas sobre lo previsto, lo que «complica mucho», apunta, poder convertir ese primer impacto tan negativo en «una buena experiencia final».

El origen del problema

En el transporte aéreo se replican los problemas que padecen actividades como el tráfico marítimo de mercancías en el presente. «Recordemos que venimos de un cero y hemos pasado a 70 en solo tres meses», señaló ayer el presidente de Ashotel, Jorge Marichal. En España, los expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) sirvieron para sujetar las plantillas a pesar de la ausencia de actividad. Sin embargo, en otros países el personal se desvinculó y buscó sus ingresos en otros ámbitos; cuando las gerencia de los aeropuertos han ido a buscarles, no estaban. En el caso británico, agravado más por la entrada en vigor de un brexit que no pone fácil la permanencia en el país de los extranjeros. Se trata además de personal que requiere de una cierta cualificación, no pueden incorporarse desde el primer día sin pasar antes un proceso de formación. Madrid es la prueba de lo que puede ocurrir en las Islas. Según AENA hay personal suficiente, por lo que serían los problemas en origen los que terminar por instaurar un cierto caos en el destino. | J. G. H.