El Gobierno ya trabaja en una actualización del Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC), la hoja de ruta oficial para impulsar la descarbonización de la economía y del sistema energético durante la próxima década. La revisión del plan incluirá -se da por descontado- objetivos más ambiciosos de despliegue de energías renovables hasta 2030, pero el Ejecutivo se dispone también -y esto no estaba tan asegurado- a dar más protagonismo a los gases renovables.

Así lo confirmó esta semana la secretaria de Estado de Energía, Sara Aagesen, anticipando un incremento en los objetivos de producción de biometano y un gran impulso a la expansión del hidrógeno verde. “El gas es indispensable en la transición energética”, proclamó ante los principales ejecutivos del sector nacional del gas. “Estamos dispuestos a dar un impulso a los gases renovables y elevar los objetivos contemplados en el PNIEC”.

El anuncio lo hizo la secretaria de Estado en el gran cónclave anual de la Asociación Española del Gas (Sedigás), que se convirtió con los discursos de todos los intervinientes en una continua reivindicación de la oportunidad histórica de España de liderar la revolución de los gases renovables en Europa, y de la relevancia estratégica del sector para garantizar la seguridad de suministro, la soberanía energética y para impulsar la transición energética hacia la descarbonización.

“España tiene un potencial que nos debe convertir en el gran hub de Europa de gases renovables”, sentenció Joan Batalla, presidente Sedigás. Un mensaje que respaldaron los principales directivos, con los matices diferenciados sobre cómo hacerlo, tirando cada uno para la fórmula más beneficiosa para su propia compañía. “España puede y debe asumir el liderazgo europeo en la generación de gases de origen renovable”.

Desde el sector se subraya que la colosal infraestructura gasista española con más de 100.000 kilómetros de red de transporte y distribución ya preparada o fácilmente adaptable para la circulación de gases renovables y la cartera de proyectos de la industria española para desarrollar la producción de biometano (obtenido a partir de biogás generado reciclando residuos orgánicos) y de hidrógeno verde (producido sólo con energías renovables) colocan al país en una posición de privilegio para liderar la carrera europea para el despliegue de los gases renovables.

Primero biometano, después H2

Las grandes energéticas contemplan con carácter general una rápida expansión del biometano y un despliegue más adelante del hidrógeno verde (H2), y para este último reclaman más ayudas públicas en forma de subvenciones aprovechando los fondos europeos para conseguir el grado de madurez suficiente para la tecnología.

España cuenta ya con cinco instalaciones que producen actualmente biometano y lo inyecta en la red mezclándolo con el gas natural. Y dispone también de más de 200 proyectos en cartera que podrían estar en marcha en los dos próximos años. En paralelo, gigantes empresariales como Iberdrola, Endesa, Naturgy, Repsol, Cepsa, Enagás, Redexis o Acciona están en esta carrera por entrar en el gran negocio del hidrógeno verde y acumulan con proyectos con inversiones milmillonarias previstas para poner en marcha plantas de producción en España.

“En términos de biometano, la UE reconoce que somos el tercer país con mayor potencial. En cuanto al hidrógeno, somos la primera potencia para la producción y para la exportación de hidrógeno. En este sentido, el biometano es el presente, atendiendo a que es una tecnología madura y competitiva, y el hidrógeno, sin duda, es el vector energético del futuro”, subrayó el presidente de Sedigás. La patronal considera que España debería marcarse un objetivo ambicioso de producir biometano para cubrir en torno al 10% de toda la demanda gasista en 2030.

A la espera de la revisión del PNIEC, en principio prevista ya para 2023, desde el Gobierno se reivindica los pasos ya dados para impulsar los gases renovables con la aprobación de la Hoja de Ruta del Biogás, la Hoja de Ruta del Hidrógeno y sobre todo con el macroproyecto estratégico del Plan de Recuperación para impulsar el hidrógeno verde y las energías renovables, que contempla 16.300 millones de inversiones públicas y privadas.

El impulso de la UE

El plan diseñado por la Comisión Europea para romper la dependencia europea de los hidrocarburos de Rusia contempla inversiones por 210.000 millones de euros hasta 2027. El objetivo es que los países lancen nuevas iniciativas para reducir su consumo energético, diversificar proveedores sobre todo de gas y acelerar el despliegue de renovables como vía para ganar soberanía energética y reducir la vulnerabilidad europea que la invasión militar de Rusia sobre Ucrania ha dejado al descubierto.

Entre los objetivos marcados para frenar la crisis energética y acelerar la desconexión de Rusia, Bruselas otorga una relevancia estratégica al impulso de los gases renovables como parte de la transición hacia un futuro descarbonizado y para blindar la soberanía energética, dado que se pueden producir en la propia Unión Europea.

En su hoja de ruta REPowerEU para frenar la crisis energética y acelerar la desconexión de Rusia, la Unión Europea otorga una relevancia estratégica al impulso de los gases renovables como alternativa para un futuro más verde y con una mayor soberanía energética. El plan europeo marca como objetivos aumentar la producción e importación de hidrógeno renovable hasta los 20 millones de toneladas en 2030, o ampliar hasta los 35.000 metros cúbicos la producción de biometano. Y se contempla destinar 27.000 millones de euros al despliegue de infraestructuras de hidrógeno y otros 10.000 millones a reforzar las redes gasistas por las que circulará es gas de origen renovable.

Más interconexiones

El sector gasista y el Gobierno coinciden en considerar ineludible un reforzamiento de las interconexiones internacionales para conseguir el objetivo de hacer de España un hub de los gases renovables. “Es imprescindible avanzar en el despliegue de infraestructuras para el aprovechamiento de los gases renovables”, indicó Naiara Ortiz de Mendíbil, secretaria general de Sedigás. “Hay que seguir ampliando las interconexiones del sistema gasista español con Europa”.

Desde el Gobierno español se ha venido reclamando a la UE reactivar el proyecto de construir un nuevo gasoducto con Francia por el Pirineo catalán (denominado MidCat), pero condicionándolo a que la la infraestructura no la paguen los consumidores españoles y que puede reconvertirse en el futuro para transportar hidrógeno verde. Bruselas ha mostrado su disposición a financiar parte del coste de la construcciones de nuevas interconexiones tanto de gas como de electricidad entre España y Francia.