Antes de apostar por la sostenibilidad, muchas empresas se preguntan por la rentabilidad que tendrá reducir su impacto medioambiental y desarrollar un negocio que sea económico y socialmente sostenible. Para la cadena GF Hoteles, del grupo Fedola, la apuesta no ha sido solo rentable sino «absolutamente imprescindible”, afirma su director de Operaciones, Juan Carlos de León. «Es que sencillamente no va a quedar otra opción», subraya.

En GF Hoteles, que en el sur de Tenerife posee los hoteles GF Victoria, GF Gran Costa Adeje, GF Isabel y GF Fañabé, además del hotel GF Noelia, este en Puerto de la Cruz, empezaron hace unos quince años poniendo placas solares térmicas para calentar el agua, «más por una decisión de ahorro de costes que por otra cosa. La energía se había disparado y nos pareció que así podríamos ahorrar», recuerda De León. Después de eso fueron sumando acciones como reducir el consumo de agua y de papel o integrar al personal del hotel en la necesidad de avanzar hacia un desarrollo sostenible.

«Siguiendo la línea de la Agenda Canaria 2030, que es una guía para la sostenibilidad de las islas construida de manera muy participativa, en GF Hoteles creamos grupos de trabajo con todo el equipo humano para decidir cuál sería nuestra estrategia de sostenibilidad en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas», explica Moisés Expósito, coordinador de Sostenibilidad en la cadena hotelera. «Hoy se puede decir que los ODS han entrado a formar parte de la cultura de grupo Fedola».

¿Pero cómo se amortiza la inversión en sostenibilidad? Según Juan Carlos de León, todas las acciones tomadas por el grupo tienen un estudio detrás y un plan de amortización. «Yo había hecho un plan de amortización en el que recuperábamos la inversión de las placas solares térmicas en 12 años, pero por la subida de los precios de la energía la terminamos recuperando en 8 años. Aunque tenían una vida útil de 25 años, no llegaron porque hace un año salieron unas nuevas placas, esta vez de energía fotovoltaica, y las pudimos aprovechar gracias a una subvención. Así que ahora tenemos instalados 180 kilovatios de fotovoltaica», explica. «En mis cálculos de amortización, recuperábamos esa inversión en cinco años, pero, con los nuevos precios de la luz, va a ser aún más rápido: la vamos a recuperar en dos años».

Los hoteles del grupo han tomado otras medidas cuya repercusión económica no es tan evidente, como reducir los plásticos de un solo uso hasta su eliminación casi total, instalar en los grifos unos dispositivos que, sin disminuir el confort, han hecho pasar de 15 a nueve litros el consumo de agua por minuto, o crear una lavandería central en vez de una por hotel. Como dice De León, «por parte de los clientes cada vez se nos exige más que seamos respetuosos con el medioambiente».

¿Hay alguna forma de demostrar el trabajo del grupo en sostenibilidad? Expósito cuenta que tienen la certificación ISO 21401, una auditoría específica para hoteles sostenibles sobre los tres pilares de la sostenibilidad: el social, el económico y el medioambiental. «Fuimos la primera cadena hotelera de Europa en tener todos sus hoteles certificados», asegura.

Antes de certificar, explica De León, es obligatorio medir para saber en qué se están gastando los recursos. Este es un primer paso, fundamental, en todas las empresas que quieran dar sus primeros avances en sostenibilidad. Como dice Expósito, «lo que no se mide, no se controla». Implementando equipos de medida o registrando manualmente los consumos, fueron conscientes del agua y del papel que se gastaba en los hoteles, por ejemplo.

Para reducir el consumo de agua instalaron en los grifos unos dispositivos llamados perlizadores y crearon la lavandería central, que hizo pasar de 22 a nueve los litros de agua necesarios para lavar un kilo de ropa. Con el papel implantaron medidas tan sencillas como sustituir los sobres desechables por pequeñas carteras o digitalizar el proceso de registro en los hoteles.

«Fuimos la primera cadena en Europa en tener todos los hoteles certificados»

Desde GF Hoteles explican que aún no se han desarrollado mucho los portales especializados en hoteles sostenibles, aunque creen que es algo que va a ocurrir ineludiblemente. «En una encuesta del sector se demostraba que la gente quiere tomar la decisión de su alojamiento turístico alineada con sus valores, aunque todavía no se le presenta la información de una manera sencilla para tomarla. Ya hay portales que identifican a los hoteles o servicios vinculados con la sostenibilidad, pero esto es algo que todavía está en pañales: la sensibilización por este asunto se va a disparar», concluye De León.

La apuesta por la sostenibilidad no es solo ética, sino rentable. ¿Cómo es posible que no lo estén haciendo todas las empresas? Expósito lo atribuye a una falta de visión que se irá corrigiendo poco a poco. «Una de las premisas de la Agenda 2030 es que las empresas tienen que ser los agentes del cambio», señala. «Pero no vamos a llegar ahí hasta que las empresas no se den cuenta de que la inversión en sostenibilidad es rentable, y en muchos casos esto es un asunto de personas. En el caso de los hoteles, son directores que sencillamente no quieren cambiar la forma de hacer las cosas. Pero las empresas en general y los hoteles van a tener que amoldarse y empezar a practicar la sostenibilidad por una mera cuestión de supervivencia. Va a ser la única forma de que Canarias pueda seguir viviendo del turismo», sostiene.