La plantilla de Ford Almussafes ya sabe de forma oficial que se enfrenta a despidos en el medio plazo incluso aunque consiga las vitales adjudicaciones de coches eléctricos por las que compite con la planta de Saarlouis (Alemania). Era un secreto a voces del que venían advirtiendo los sindicatos de la factoría valenciana y del que ya se ven ejemplos en el sector, pero ahora la sospecha se convierte en realidad. El CEO de Ford Europa, Stuart Rowley, ha remitido una carta a la plantilla valenciana a la que ha tenido acceso este diario en la que advierte de que, sea cual sea el resultado de la carrera por los nuevos contratos entre Valencia y Alemania, "es previsible" que ambos emplazamientos "deban someterse a un redimensionamiento de su estructura actual".

El máximo responsable de la división europea de Ford añade en el texto que los "detalles exactos" de esta reducción "no estarán disponibles hasta que hayamos seleccionado una planta preferida", algo que espera que ocurra "a finales de junio". Este diario ya informó, tras el pacto por la electrificación alcanzado por el sindicato mayoritario UGT y Ford Europa en virtud del cual se recortaban sensiblemente las condiciones laborales de la plantilla a cambio de esa carga de trabajo, que el acuerdo no recogía ninguna cláusula de mantenimiento del empleo en Almussafes.

Las fuentes sindicales consultadas rechazan por el momento lanzar previsiones sobre el número de despidos que podría ejecutar Ford en tierras valencianas, si bien en otras fábricas, como la de Seat en Barcelona, la multinacional ya avanzó hace semanas que la electrificación comportará en torno a un 30 % menos de horas de trabajo, lo que podría implicar hasta 3.000 despidos. Los sindicatos catalanes buscan recolocar a ese personal en la gigafactoría de Sagunt, algo que también podría hacer Ford.

La carrera sigue abierta

En cualquier caso, Rowley destaca que "independientemente de la planta que se seleccione", es "importante recalcar que aún no se trata de una decisión de inversión en producto" y que "después de la selección de la planta" ganadora quedará "mucho trabajo por hacer para asegurar el producto para Europa".

Igualmente, incide en que la decisión no implicará necesariamente el "cierre" de la planta perdedora. "Estamos buscando activamente futuras oportunidades para la planta que no sea seleccionada", explica el CEO de Ford en Europa, que recuerda que este proceso deberá ser un "esfuerzo que incluya a gobiernos locales y nacionales".

Por último, Rowley admite que la subasta inversa a la que Ford ha empujado a Almussafes y Saarlouis es un "proceso difícil" para los trabajadores involucrados, a quienes agradece "la manera profesional" con la que "han llevado a cabo las consultas".

Saarlouis sigue elevando la presión para que Ford no baje la persiana en el Sarre.

Hace pocos días la nueva primera ministra del Estado federal, Anke Rehlinger (SPD), rompía el silencio que envuelve a todo el concurso entre las plantas alemana y valenciana y criticó la "competencia indecente" a la que la firma del óvalo azul había empujado a ambos emplazamientos. La propia socialdemócrata se ofreció ayer a negociar personalmente con la cúpula de Colonia o Detroit para amarrar la continuidad de la marca del óvalo en el Sarre. 

Según publicó la agencia alemana DPA, Rehlinger se ha abierto a viajar a cualquiera de las centrales de Ford pese a que todavía no hay un veredicto firme sobre las adjudicaciones. La primera ministra, que encabezó la marcha del Primero de Mayo sosteniendo una pancarta de apoyo a Ford, está implicándose en el proceso desde su victoria en las elecciones, lo que contrasta con el silencio del Gobierno y del Consell.