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Abrir los ojos tras una larga pesadilla

Las calles comerciales de las Islas recuperan la ‘vida’ que perdieron con la pandemia | «La gente se ha vuelto loca comprando», afirma la encargada de una tienda de ropa

Dos turistas compran algunos artículos en una perfumería de la capital grancanaria. | | JUAN CASTRO

La pesadilla de Carolina López, encargada de una perfumería de la calle Triana (Gran Canaria), no la protagonizaban ni fantasmas, ni demonios, ni precipicios, solo aparecía una tienda vacía, pero el miedo era el mismo. Es ahora, en los primeros meses de 2022, cuando Carolina empieza a abrir los ojos tras un mal sueño que ha durado más de dos años. Un sueño muy real que tiene de nombre «pandemia» y de apellido «covid», y que se llevó por delante a las calles comerciales isleñas que empiezan ahora a recuperar la vida que perdieron en 2020. «La normalidad ha llegado a las tiendas, estamos despertando ahora», afirma Carolina con una sonrisa.

El panorama en las calles recuerda a cuando el virus chino no existía. Gente entrando y saliendo de las tiendas, colas en las cajas y manos cargadas de bolsas. Esto lo sabe bien el «cuenta clientes» de la puerta de la tienda de lencería que dirige Nereida Bethancourt que ya registra las mismas cifras que en 2019. «Todavía las ventas no han llegado a los mismos niveles porque han sido años muy duros, pero está claro que la gente está animada y dispuesta a comprar», afirma Nereida mientras observa como la máquina de la puerta sigue creciendo con cada visita. «Vemos el futuro con optimismo, el crecimiento que estamos teniendo es brutal por lo que pronto llegaremos a ser los que fuimos», afirma la encargada.

También está entusiasmada Vanesa Lana, encargada de un tienda de ropa en plena calle Castillo, en Santa Cruz de Tenerife, ya que en su local las cifras de este año «han superado con creces» a las de 2019. «Estos meses hemos vivido un boom de clientes que no nos esperábamos», reconoce Vanesa, quien asegura que el aumento de compras se debe a «las ganas contenidas durante tantos meses».

El éxito de las calles comerciales está estrechamente relacionado con la vuelta del turismo a las Islas. Y este hecho no ha pasado desapercibido para los trabajadores de las tiendas que durante esos días ven como gran parte de la clientela es extrajera. «En la calle Castillo nos nutrimos muchísimo de los cruceros y eso es lo que nos está permitiendo sacar la cabeza del agujero y respirar», explica Romina Fumero, encargada de una tienda de decoración en la capital tinerfeña.

También agradece la llegada de visitantes Manuel Martínez, responsable de una joyería en la calle León y Castillo en Puerto del Rosario (Fuerteventura). «Nos salva que han vuelto los barcos a nuestras costas» afirma el empresario, quien reclama a las administraciones una mejora de las zonas comerciales para aumentar el interés de nuevos clientes .

En la isla de al lado, en Arrecife (Lanzarote) la zapatería en la que trabaja Elsa Valiente también registra crecimiento en sus ventas. Con la tienda a rebosar, la encargada asegura que se nota la mejoría cada día, lo que le permite creer que «la recuperación del sector ha llegado».

Los trabajadores de las zonas comerciales de Canarias coinciden al señalar que lo más importante es que se registran ventas a diario, sin necesidad de campañas especiales o temporadas señaladas como las Navidades. «Un lunes cualquiera tenemos la perfumería a rebosar y eso hacía meses que no lo veíamos», afirma Carolina y con ella coincide Diana Bonilla, responsable de una tienda de moda en Triana. «La gente viene todos los días con ganas de comprar, muchos ni miran los precios», señala Diana, quien destaca un incremento de ventas entre los jóvenes. «Me sorprende porque no es una tienda especialmente barata y aún así: persona que entra, persona que se lleva algo», aclara.

Ni la guerra, ni la inflación preocupan, por el momento, a los compradores isleños, por lo menos esa es la percepción que tienen los empleados de las tiendas. «Prefieren no ver lo que puede venirse encima y están viviendo al día», afirma Carolina, quien asegura que el encierro del covid ha provocado que los canarios «no piensen en el futuro y vivan el presente a tope». También nota la «despreocupación», Nereida en su tienda de lencería. Según sus palabra, los clientes no se cortan ni se les ve con «miedo» a lo que pueda pasar. Para ella, la lejanía de las Islas respecto al continente europeo, «beneficia por una vez» al Archipiélago. «Somos geográficamente africanos y tenemos que aprovecharlo», declara.

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