España ha estado al margen de la revolución de la eólica marina desatada en otros países. Mientras que en Estados Unidos, Reino Unido o Alemania se ponen en marcha colosos eólicos en sus aguas, nuestro país se quedaba atrás por una razón orográfica: sus aguas territoriales son muy profundas y dificultan la instalación de los aerogeneradores anclados al suelo marino. Los avances tecnológicos acelerados para el desarrollo de la eólica marina flotante, que permiten sortear el problema de la profundidad, brindan a España la oportunidad de sumarse al boom.

En los últimos años, grandes energéticas han venido diseñando proyectos para instalar parques eólicos en las costas españolas. Iberdrola, uno de los líderes mundiales de eólica marina, cuenta con proyectos flotantes con una potencia conjunta de más de 1.200 megavatios (MW) con localizaciones previstas en Canarias y en Galicia.

Bluefloat Energy y Sener cuentan con proyectos de cerca de 2.000 MW en varias localizaciones, incluido un coloso de 1.200 MW frente a las costas gallegas. Y también han diseñado instalaciones de eólica flotante EDP Renovables y Engie, ACS, Greenalia, Enerocean… En total, los proyectos en cartera superan los 3.000 MW de potencia y se reparten en localizaciones frente a las costas de Galicia, Asturias, País Vasco, Cataluña, Andalucía o Canarias.

Repsol y Naturgy han confirmado esta semana su intención de lanzarse también a la carrera por controlar la eólica marina en España y lo han hecho sellando alianzas con gigantes globales para reforzar sus posibilidades de expansión. Repsol entrará en la pugna por desplegar parques en las aguas nacionales de la mano de la danesa Ørsted, líder mundial de eólica marina, y Naturgy se alía con la noruega Equinor para buscar oportunidades de despliegue en el mercado español.

De momento, el boom de la eólica marina en España es una promesa y un plan ambicioso sin concretar de manera efectiva. El Gobierno aprobó el pasado diciembre la Hoja de ruta para el Desarrollo de la Eólica marina y de las energías del mar en España, la estrategia país para impulsar hasta 2030 el despliegue de nuevas renovables en aguas marinas con el objetivo de alcanzar entre 1.000 y 3.000 MW de eólica marina flotante y 60 MW de otras energías del mar más incipientes, como el aprovechamiento de las olas o las mareas.

Los objetivos marcados por España para la próxima década que, según se queja el gigante Ørsted, son “muy prudentes y conservadores”. “Estamos seguros de que hay potencial para mucho más”, sentencia Peter Obling, director de Mercados para Europa del grupo danés, en declaraciones a la agencia especializada Montel. Desde el Gobierno se contrapone que el objetivo de alcanzar hasta 3.000 MW de eólica flotante supone concentrar en aguas españolas el 40% de todo desarrollo previsto de este tipo de tecnología por la Comisión Europea hasta 2030.

Primera subasta, en 2023

Ahora toca poner las bases para hacer posible la expansión. El Ministerio para la Transición Ecológica, comandado por la vicepresidenta Teresa Ribera, ultima la apertura de la consulta pública -en mayo- del nuevo marco regulatorio para el desarrollo de la eólica marina en España y que debe permitir la ordenación de los usos del espacio marítimo para evitar impactos ambientales indeseados. El Gobierno tiene previsto celebrar la primera subasta para eólica marina flotante a principios de 2023, según confirmó esta semana la secretaria de Estado de Energía, Sara Aagesen.

La Hoja de Ruta también establece como objetivo reforzar España como polo de innovación para el diseño y experimentación de nuevas tecnologías, e incluye una primera dotación de 200 millones de euros en ayudas para I+D hasta 2023 con cargo a los fondos europeos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

España se reivindica ya como una potencia en el desarrollo de soluciones flotantes para los parques eólicos marinos: de las 27 identificadas a escala global, siete son españolas. Y también es el país europeo con más instalaciones de I+D para eólica flotante y las otras energías del mar, como la Plataforma Oceánica de Canarias (PLOCAN) y la Plataforma de Energía Marina de Vizcaya (BiMEP) o la Zona experimental de aprovechamiento de energías marinas de Punta Langosteira (La Coruña), el segundo banco de pruebas del mundo para la energía de las olas.

La carrera de la eólica marina también lo es hacia la eficiencia y la rentabilidad. Según los estudios de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) y la patronal eólica continental Wind Europe, la eólica flotante acelerará su maduración tecnológica en los próximos años y conseguirá reducir sus costes operativos parta aumentar su competitividad. Los proyectos de demostración a pequeña escala de eólica flotante tienen actualmente un coste de generación durante su vida útil (LCOE) de 180 a 200 euros por megavatio hora (MWh), se prevé que los primeros parques comerciales lo rebajen a entre 80 y 100 euros por MWh para 2025, y recortarlo aún más hasta entre 40 y 60 euros en 2030.