Inflación, deflación, estanflación... Y ahora, reduflación. Todos son conceptos económicos que afectan a las carteras de los ciudadanos y en la mayoría de los casos suena a que nos tenemos que rascar más el bolsillo a la hora de hacer cualquier tipo de compra o pagar los suministros con el mismo sueldo. La reduflación es un nuevo término económico, muy presente ahora en nuestras vidas cada vez que acudimos a un supermercado o tienda, y que debemos incorporar a nuestro vocabulario diario. Pero, ¿qué es realmente la reduflación?

Se trata de una estrategia de marketing de las marcas para reducir de forma casi imperceptible el tamaño o la cantidad del producto que venden manteniendo el mismo precio. Por ejemplo, si en una bolsa de papas fritas había hasta hace bien poco 20 unidades, ahora vendrían 15, pero el precio es el mismo. De esta manera, las empresas reducen los costes y aumentan el margen que reciben y el consumidor no se da cuenta de que le han subido el precio. O cuando compramos una chocolatina que antes tenía un peso de 100 gramos por un precio de un euro y ahora la misma chocolatina pesa 85 gramos y sigue valiendo un euro.

A este fenómeno se le bautizó en la década de 2010, en los medios anglosajones, como 'shrinkflation', un acrónimo de 'shrink', que significa reducción, y 'flation', referido al proceso de inflación.

Algunos productos que han puesto en práctica la reduflación.

Algunos productos que han puesto en práctica la reduflación.

Una subida de precios encubierta

En realidad, se trata de una subida de precios encubierta puesto que en la mayoría de los casos controlamos el precio del producto que adquirimos, pero no su peso. Esta práctica se da sobre todo en el sector de la alimentación, desde el chocolate, el turrón, los yogures o los helados, hasta las bolsas de papas fritas, los paquetes de pasta o de legumbres.

A pesar de que desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) señalan que la reduflación "se considera un engaño", supone una práctica legal ya que el fabricante o distribuidor especifica en el paquete dicho cambio de cantidad. Por eso la OCU recomienda que nos fijemos en el precio por kilo, gramo o litro, que es la cifra pequeña que sale debajo del precio del producto en los lineales del supermercado.

Reduflación o cómo pagas más por menos productos

La BBC ya hablaba en 2018 de shrinkflation, algo muy evidente en dulces y chocolates. De hecho, durante varios años analizó productos de 19 fabricantes y llegó a la conclusión de que todos menos uno habían visto reducida su cantidad. Además, esa reducción no se acompañaba de una bajada de precio. Solo se hizo en 9 de los productos analizados y ni siquiera fue de forma proporcional a la reducción de contenido.

Las marcas justifican su estrategia en la equiparación de los procesos de producción, el encarecimiento en los precios de importación de las materias primas y en los costes del transporte o de la mano de obra. También la justifican en su preocupación por la salud del consumidor al asegurar que ofrecen menos cantidad del producto porque han reducido la cantidad de azúcar o han eliminado ingredientes perjudiciales para la salud.

Reduflación o cómo pagas más por menos productos

En definitiva, muchas veces pagamos aire a precio de patatas, agua con conservante a precio de lentejas o plástico a precio de turrón. Y los consumidores, cada vez más indignados por una práctica que, aunque sea legal, no deja de ser deshonesta con el que paga.