La industria harinera canaria se enfrenta a una subida de los costes de producción sin precedentes. El precio del trigo, su principal materia prima, llevaba un año experimentando una importante subida. Incremento que ahora, tras la invasión rusa de Ucrania, se ha disparado, provocando que las empresas deban pagar por cada tonelada el doble que en el pasado ejercicio. Un sobrecoste que se une al alza del transporte marítimo hasta Canarias, así como al de otros servicios, como la electricidad o los combustibles. Una situación que no les deja otra salida que repercutir los sobrecostes en el precio de venta de la harina, lo que amenaza con una nueva subida del pan en el Archipiélago. 

«El problema es que llueve sobre mojado, ya que los precios del trigo estaban ya desorbitados», indica Laura Rivero, gerente del Grupo Haricana, una industria instalada en Gran Canaria que consume entre 50.000 y 60.000 toneladas de trigo cada año.  

Rivero explica que el mercado del cereal está muy globalizado por lo que cualquier desequilibrio tiene una afección internacional. Y aunque las empresas canarias no se suministran a través de las regiones que están ahora mismo en conflicto sino en mercados europeos como el francés o el alemán, el cierre de las exportaciones ucranianas y rusas está disparando el precio en todo el mundo, ya que territorios que se abastecían desde el Mar Negro están ahora buscando mercados alternativos. 

La tonelada de trigo, que hace un año cotizaba a entre 185 y 195 euros, llegó a superar los 400 tras el inicio de la guerra y actualmente se enmarca entre los 370 y 395 euros. Lo que supone que las empresas deben pagar ahora el doble que unos meses atrás. 

Una alza que se combina con la subida del precio de los fletes, es decir, del coste del transporte para traer el trigo desde los mercados exportadores hasta Canarias. Las dificultades para encontrar barcos que quieran hacer la ruta hacia el Archipiélago son cada vez más importantes. Así lo asegura Áureo Cutillas, director gerente de Harinalia Canarias, radicada en Tenerife. «Los barcos vienen de Francia, la travesía son cinco días de ida y otros cinco de vuelta y regresan sin carga», explica, por lo que a muchas navieras no les resulta rentable. Por eso, recalca que están teniendo problemas para encontrar barcos, algo que provoca que «a veces lleguen un poco justos de tiempo». 

Ante este escenario de sobrecostes, las harineras canarias aseguran que no tienen más opción que la de repercutirlos en el precio de venta de la harina. Una materia prima esencial para elaborar un producto básico en la cesta de la compra de la mayoría de las familias del Archipiélago: el pan. Un alimento que solo en el último año se ha encarecido un 5,6% en Canarias y que con el alza del precio de la harina se espera que registre nuevas subidas. 

Rivero insiste en que están preocupados por la situación del sector panadero en las Islas, que se enfrentan a una subida de los costes en un momento en el que han caído las ventas. «Lo haremos poco a poco para que los panaderos tengan tiempo de renegociar y adaptarse a la situación que hay ahora mismo, pero tendrá que llegar porque no podemos fabricar a pérdidas», valora, mientras que Cutillas apunta que las panaderías tendrán que seguir retocando el precio del pan para ajustarse a la subida de las harineras, porque la otra opción es «echar el candado».

Suministro garantizado

A pesar de las tensiones en el mercado del grano, las harineras del Archipiélago aseguran que tienen garantizado el suministro, al menos hasta el fin de la campaña. La gerente del Grupo Haricana, Laura Rivero, expone que se debe transmitir tranquilidad en relación a la disponibilidad de la materia prima. «No tenemos posiciones logísticas en la zona del Mar Negro», indica y mantienen una relación sólida con los proveedores de los mercados más importantes de Europa, a lo que se une la capacidad de almacenaje de la empresa «que podría acumular hasta 15.000 toneladas de trigo». Áureo Cutillas, director gerente de Harinalia, recalca que siempre tienen existencias «para un mes y pico» y que el suministro continuará. Lo que desconocen es a cuánto deberán pagar la tonelada si el precio sigue disparado. | D.G.