El alza de los precios de la electricidad está cambiando los hábitos de consumo en el hogar. Las constantes informaciones sobre el alza de los costes energéticos está introduciendo cambios en el hogar de mayor enjundia de o lo previsto. Un estudio realizado por la multinacional LG asegura que el 85% de los hogares confiesan que han cambiado su manera de usar los electrodomésticos. Un 44% de los españoles afirman que ha cambiado sus horarios de uso a horas valle, mientras que un 39% ha reducido la frecuencia de uso de algunos aparatos. El precio de la luz ha vuelto a superar este 2 de marzo el umbral de los 300 euros con el gas en máximos. Crece casi 100 euros en un solo día hasta los 341,52 euros por megavatio-hora.

En concreto, el 84,6% de los españoles ha modificado en los últimos meses sus hábitos de consumo como consecuencia del aumento del precio de la electricidad. El estudio de LG se ha basado en una encuesta con 1.700 personas realizada este mes de febrero. Según las respuestas recibidas, un 44,2% de los encuestados confiesa haber modificado en los últimos meses sus horarios de uso de los electrodomésticos hacia horarios nocturnos y de fin de semana en los que los precios de la electricidad suelen ser menores, buscando un ahorro en su factura. Según los datos de LG y teniendo en cuenta el precio de la electricidad actual los ahorros son considerables entre distintos aparatos. LG asegura que el uso de electrodomésticos eficientes permite el ahorro de hasta 1.992 euros a lo largo de la vida útil de un frigorífico frente a modelos menos eficientes. En el caso de las lavadoras, ese ahorro puede llegar a los 416 euros en su vida media útil. Si hablamos del secado, en las secadoras el ahorro en toda su vida útil puede llegar a los 3.302 euros. 

Un 39,6% de los encuestados afirman que ha reducido la frecuencia de uso de algunos electrodomésticos. Entre otras medidas tomadas por los españoles, destacan comenzar a utilizar programas ECO (21,4%) o adquirir nuevos electrodomésticos más eficientes (15,8%). Tan solo un 15,4% de los entrevistados asegura no haber modificado sus hábitos de consumo, observando dentro de este porcentaje diferencias notables entre mujeres (10,6%) y hombres (20,5%) y entre los más jóvenes (8,5% entre encuestados de 18 a 34 años) y los mayores (22% en los mayores de 65 años).

En cuanto a las diferencias regionales, asturianos (26%) y madrileños (24%) son los más reacios a cambiar sus hábitos, mientras que un 94% de los gallegos aseguran haber condicionado su día a día por el precio de la electricidad. Un 69,1% de los responsables del pago de suministros en el hogar afirma que es más consciente del consumo energético total del mismo a raíz de la situación económica actual. Este porcentaje se eleva hasta el 76,1% en la franja entre 18 y 34 años. Por regiones, esta respuesta se encuentra en el 79% de los andaluces y en el 75% de los navarros, y tan solo en un 58% de los riojanos y un 63% de los catalanes. Del porcentaje restante, un 27,2% asegura que ya era con anterioridad plenamente consciente del consumo energético de su hogar y tan solo un 3,6% confiesa seguir desconociendo cuál es el consumo energético global de su hogar con exactitud.

Evaluar los electrodomésticos

Estos datos contrastan con el conocimiento de la calificación energética de cada electrodoméstico por separado: apenas un 28,1% de los españoles afirma conocer la calificación energética de todos los electrodomésticos del hogar y un 18,5% confiesa abiertamente no conocer ninguna. Un año después de su entrada en vigor, tan solo un 55,4% de los españoles sabe de la existencia de un nuevo etiquetado energético a nivel europeo. Esta cifra se torna más preocupante al constatar que, de estos, solo un 59,6% sabría identificar en qué consisten los cambios del etiquetado respecto al anterior. Este porcentaje es más amplio entre los jóvenes de entre 18 y 34 años (69,5%) que entre los mayores de 65 años (52,7%).

El 1 de marzo de 2021 entró en vigor en toda la Unión Europea un nuevo etiquetado energético de electrodomésticos para adaptar la clasificación de eficiencia anterior a los nuevos productos, tras quedar ésta obsoleta gracias a los avances tecnológicos de los últimos años. Con este etiquetado se obliga a los fabricantes a reinventarse e innovar para alcanzar las nuevas clasificaciones más sostenibles, que oscilan entre la A y la G (eliminando las A+, A++ y A+++) e incluyen nuevas variables como el nivel de ruido o la capacidad.