Sindicatos y patronal se han tomado con naturalidad el anuncio de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, de que va a poner en marcha su anunciado “proceso de escucha” que -anticipan- desembocará en una candidatura electoral. Aunque el paso no se ha analizado formalmente en ninguna organización (este miércoles celebraba su Junta Directiva la CEOE -donde no se ha hecho ningún comentario al respecto- y su Ejecutiva UGT -donde se ha mencionado de pasada-), destacados dirigentes sindicales y empresariales desgranan sus impresiones y el pulso de sus organizaciones con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, diario que pertenece a este grupo, Prensa Ibérica, tanto en uno como en otro caso, las opiniones están coloreadas por la política económica y laboral: más simpatía en las centrales, menos en la patronal.

En CCOO, el paso se ve como “una posibilidad de ensanchar el apoyo popular a un gobierno de coalición progresista en un momento muy delicado, cuando la ola populista y reaccionaria que nos asalta no ha tocado techo”, según uno de sus líderes: “[Díaz] está muy pendiente de gentes con sensibilidades sociales parecidas a las que representa, aunque con posiciones políticas diferentes: el ejemplo más claro, el guiño a la doctrina social de la iglesia con su visita al Papa. Claramente quiere llegar a gente que no la ha votado, intenta ser más transversal”, valora este dirigente, que en todo caso enfatiza que su sindicato tendrá “especial cuidado en marcar distancias orgánicas” con el nuevo proyecto de la vicepresidenta para que nadie sienta la tentación de “considerarnos correa de transmisión de ningún proyecto político”. CCOO y Díaz están especialmente próximos por razones familiares (el padre de la vicepresidenta fue un importante dirigente del sindicato en Galicia) y por la relación pasada de varios miembros del equipo ministerial con el sindicato.

En UGT, subrayan que “la situación no ha cambiado para nosotros: la relación con Díaz es buena, y con el Gobierno de coalición también; a las bases y a la dirección les gustan las políticas de la vicepresidenta”, dice un miembro de su cúpula. Las posibilidades de un nuevo proyecto político de izquierdas no sientan mal (“a nosotros nos gusta que no haya mayorías absolutas, que haya más de un interlocutor”) aunque preocupa la falta de definición de sus propuestas: en palabras de otro líder de UGT, “todavía no ha explicado muy claramente lo que quiere hacer, ni qué va a pasar con Podemos, ni cuál va a ser su relación con el PSOE… es todo muy incipiente. Ahora, mejor una nueva fuerza de izquierdas con posibilidades que de derechas”, concluye.

Eso sí, tanto en uno como en otro sindicato aconsejan a Díaz que vaya pensando ya en una estructura: “tiene que procurarse una organización; las ideas sin organización no florecen, y puede correr el riesgo de ser otra personalidad con pies de barro, si no se dota de un apoyo estable”, apuntan desde CCOO; “sin presencia territorial le puede pasar como a Podemos, que es muy complicado arraigar”, explican desde UGT. Su talante negociador, que ambas centrales le reconocen, no bastará por sí solo para armar una iniciativa con posibilidades de éxito, aseguran.

CEOE: "debilita al bipartidismo"

En CEOE, aunque reconocen que la relación de interlocución con el ministerio es buena, un futuro proyecto político de Yolanda Díaz no entusiasma: “representa la posición más alejada de los planteamientos empresariales. Una nueva legislatura en la que participase acarrearía una profundización de la contrarreforma [laboral] y por lo tanto un problema más grande para nosotros”, dice un miembro de la dirección de la patronal. “Además, este nuevo proyecto supone un debilitamiento de lo que más nos va a nosotros: el bipartidismo, las fuerzas más centradas, la estabilidad”, resume. “Su talante es bueno, las formas son suaves, la voluntad de diálogo no se le puede negar… pero al final es quien sube el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y promueve la reforma laboral”, asegura.

Otro líder empresarial también ve como una ventaja para la trayectoria política futura de Díaz su actitud dialogante, aunque no cree que ese talante se corresponda luego con resultados: “está muy bien que escuche [en referencia a la voluntad de Díaz de acometer un proceso de “escucha activa”], pero además de escuchar hay que tomar nota; por ejemplo, nos escuchó cuando le dijimos cómo afecta a las empresas la subida del SMI y lo aumentó igual”, critica este líder empresarial, para el que la campaña de Díaz no empieza ahora, sino que lleva en marcha toda la legislatura: “la reforma laboral, el SMI… son sus proyectos personales, como lo ha sido no dejarse ver mucho en la campaña de Castilla y León para no dañar su imagen política”, asevera.

Todos los agentes sociales coinciden en que, en todo caso, serán circunspectos cuando el proyecto político de Díaz finalmente se materialice: los sindicatos, por su posición tradicional de no entrar en la pugna política “más allá de recomendar genéricamente el voto por las fuerzas que defiendan ideas como las nuestras”, dicen en CCOO; los empresarios porque “no marcamos posición sobre los partidos, aunque tengamos nuestra opinión interna”.