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La inflación se come la subida del SMI: «35 euros no me van a cambiar la vida»

Los trabajadores canarios que cobran el salario mínimo valoran llegar a la cantidad de 1.000 euros al mes pero aseguran que ante el alza de los precios «se queda en nada»

Sara Méndez

Para los canarios que cobran el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) llegar a fin de mes se convierte en una carrera de obstáculos en la que deben hacer malabares para hacer frente a los gastos del día a día, mientras que ir al dentista, al oculista o salir de vacaciones se convierte en un objetivo muchas veces inalcanzable para ellos. La subida del SMI aprobada por el Gobierno de Pedro Sánchez –que elevará el salario mínimo hasta los 1.000 euros, 35 más que este año– queda empañada por el considerable incremento de los precios, que provoca que el alza apenas llegue para una pequeña compra y ni siquiera para llenar el tanque del coche de gasolina.

«Todo ha subido, 35 euros más al mes se agradecen pero no me van a cambiar la vida». Así lo asegura Sara Méndez, una joven de 28 años que trabaja como dependienta en una tienda de ropa y que será una de los 120.000 trabajadores canarios que se beneficiarán de la subida del SMI. «Creo que no se puede vivir con mi sueldo, solo trabajo para pagar cosas», resume y asegura que en los últimos meses ha notado mucho el encarecimiento de productos y servicios. La vivienda, el agua, la electricidad y los combustibles son ahora un 20% más caros que hace un año, el transporte un 11% y la cesta de compra un 4,8%. De hecho, los precios cerraron el año con una subida del 5,8% en Canarias, mientras que el alza del salario mínimo apenas alcanza el 3,6%. «Vas al supermercado y en una bolsita se te van 50 euros», algo que añadido al alquiler, agua, luz, internet hace que ahorrar sea prácticamente una quimera.

José Francisco Hernández

Canarias es la comunidad que resultará más beneficiada del alza del SMI ya que es la región donde en proporción un mayor porcentaje de trabajadores cobran este tipo de salario. Hasta un 14,7% de los asalariados del Archipiélago notarán el aumento en sus nóminas. La subida contó con la aprobación de los sindicatos mientras que la patronal se desmarcó apenas 24 horas después de recibir la propuesta, alegando que no era el momento de un nuevo incremento –el SMI ha subido más de un 30% en los últimos cinco años– y que este alza supondría un importante esfuerzo para las pymes, micropymes y autónomos, que en Canarias representan el 90% del tejido económico.

Aunque Méndez reconoce que para un pequeño negocio como para el que ella trabaja puede resultar difícil hacer frente a esta subida, «con lo cara que está la vida» no hay más remedio que subir los sueldos o los trabajadores no tendrán cómo subsistir.

Y si llegar a final de mes con el SMI ya es difícil si no tienes menores a tu cargo, la carrera de obstáculos se vuelve todavía más agotadora si se debe sacar adelante a una familia. Este es el caso de Ana Peña, madre de dos hijos que trabaja como auxiliar de ayuda a domicilio. «Yo vivo la cuesta de enero todos los meses», evidencia, ya que aunque su marido también trabaja ni siquiera aunando los dos sueldos les da para vivir de manera holgada. «Siempre estamos temblando pensando que se nos averíe el coche o llegue algún gasto imprevisto», reconoce y asegura que su truco para tratar de llegar a todo no tiene ningún secreto. «Priorizamos en las necesidades de los niños y al final tú te vas abandonando», lamenta. ¿Ir al dentista? «Cuando cobramos la doble paga». ¿Vacaciones? «Nosotros no podemos permitírnoslo». ¿Salir a comer fuera? «Muy de vez en cuando y en un sitio barato». Porque Peña sabe que lo que quita de un lado «tiene que salir de otro». Y así, mes a mes, «vamos escapando».

Ana Peña

A su juicio «es triste» que aun teniendo trabajo, su familia tenga que pasar estas estrecheces. Algo que también achaca a la precarización de su sector. «Trabajas para una subcontrata que no piensa en el trabajador y si te pueden rapiñar diez euros lo hacen», apunta.

Nada más le ingresan a José Francisco Hernández el sueldo en su cuenta más de la mitad vuela para pagar los gastos fijos. «A esto luego hay que sumar la compra, la gasolina y todo está por las nubes», aclara. Este vigilante de seguridad tiene además que enviar cada mes dinero a Senegal para ayudar a sus familiares, a los que no puede traer precisamente por sus bajos ingresos. «Te exigen al menos 1.600 euros entre mi mujer y yo y no llegamos», señala.

Y mientras tanto ambos tienen que renunciar a muchas cosas para que el dinero de para todo. «Me faltan cuatro muelas pero al dentista no puedo ir», explica y «de ahorrar olvídate». Ni siquiera sabe si podrá permitirse salir a cenar «para celebrar el Día de San Valentín como cualquier pareja».

A Hernández, la subida acordada entre el Ministerio de Trabajo y los principales sindicatos le parece «muy bien» pero considera que es «escasa» ante la escalada del precio de muchos productos.

«Me aprieto el cinturón»

«Vivo con el cinturón apretado». A Sara Méndez, dependienta en una tienda de ropa, después de terminar de pagar todos los gastos fijos «el poco dinero que me queda lo tengo que cuidar al máximo». Esta joven de 28 años considera que cobrar el salario mínimo la condiciona incluso si en un futuro quisiera ser madre. «Sería muy difícil, tendría que contar con ayuda económica de mi familia», apunta, ya que ahorrar se hace extremadamente difícil.

«No puedo ir al dentista»

José Francisco Hernández tiene una visita pendiente al dentista desde hace bastante tiempo. Pero debido a su sueldo no se lo puede permitir. «Tengo que elegir entre ir al dentista o al oculista y prefiero ver bien a ponerme las piezas que me faltan», asume. Este vigilante de seguridad comenzó a trabajar hace 19 años cobrando 600 euros. «Dos décadas después el sueldo no ha subido tanto como se han incrementado los precios», lamenta.

«Me tiro a las ofertas»

Ana Peña trabaja en el sector sociosanitario y con su sueldo se ve obligada a tirarse a por las ofertas para poder estirarlo hasta final de mes. «Con dos hijos, dos coches y una hipoteca no estamos para muchos lujos», recalca y asegura reírse cuando escucha que «hay que ahorrar para el día de mañana, la cuestión es cómo». Que el SMI alcance los 1.000 en 14 pagas «no va a suponer un cambio radical» ya que seguirá teniendo que optar siempre «por lo más económico».

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