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La mitad de los hoteles y restaurantes de Canarias da por perdido el resto de la temporada alta

Ómicron corta de raíz las expectativas de los empresarios canarios de cara al primer trimestre de 2022

Un momento de la presentación del indicador de confianza empresarial en la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife. Carsten W. Lauritsen

Más de la mitad de las empresas del transporte y la hostelería (hoteles, apartamentos, restaurantes, bares...) dan por descontado que el arranque de 2022, la recta final de la temporada alta turística, traerá consigo menos actividad y menos facturación. Hasta un 55% de los empresarios de estos dos sectores, que son el motor de la economía regional, prevé una coyuntura desfavorable en el primer trimestre del año. La irrupción de la variante ómicron ha cortado así de raíz la progresiva recuperación de la confianza empresarial, que venía mejorando poco a poco desde que tocara fondo en abril de 2020, cuando el estallido de la pandemia llevó al confinamiento de la nación y a la paralización de toda actividad no esencial. Si se tiene en cuenta el gran peso que la hostelería y los transportes tienen en el tejido empresarial del Archipiélago, no resulta extraño que el pesimismo también crezca en otros sectores. De hecho, nunca en un inicio de ejercicio habían empeorado tanto las expectativas de los negocios de las Islas como en estos momentos. No al menos desde 2013, que fue cuando el Instituto Nacional de Estadística comenzó a publicar el Índice de Confianza Empresarial (ICE) con la actual metodología.

El tejido productivo de la Comunidad Autónoma «salía de la negatividad», casi de manera definitiva, cuando la ómicron se convirtió en la cepa predominante de la covid-19 en Europa. Así lo ha asegurado la directora general de la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife, Lola Pérez, en la presentación del informe de las Cámaras de Canarias sobre el clima y las expectativas a corto plazo en las empresas isleñas.

De no ser por la ómicron, el comienzo de 2022, esto es, la segunda mitad de la temporada alta turística, se presentaría como el punto de inflexión hacia un escenario de previsiones optimistas. Sin embargo, la situación ha vuelto a torcerse, con lo que vuelven a multiplicarse las voces que reclaman la prórroga de los ERTE hasta finales de año y el mantenimiento de las ayudas; en definitiva, el clima vuelve a empeorar. Y empeora hasta el punto de que solo en un 13% de los negocios de la región se prevé que el primer trimestre del año sea favorable. Es decir, en tan solo 13 de cada cien empresas, en poco más de una de cada diez, cuentan con un inicio de ejercicio de mayor actividad y mayor facturación, mientras que en un 35% de los negocios se preparan para lo contrario: para un primer trimestre en negativo. En muchos casos otro trimestre en negativo que añadir a los varios que llevan soportando desde el estallido de la pandemia.

El restante 52% de las entidades del Archipiélago no espera cambios en el arranque de 2022 y confía en una cierta normalidad, algo que sería positivo en tiempos de bonanza pero que es más bien negativo en una coyuntura en la que normalidad no significa lo mismo que antes del coronavirus, tampoco en el ámbito empresarial. Así pues, tras seis trimestres consecutivos en los que el ICE mejoró de forma gradual, la ómicron y las medidas para contener su avance vuelven a lastrar las expectativas en los negocios de Canarias. Tanto que el ICE experimenta en la Comunidad Autónoma «el mayor retroceso en un primer trimestre de año desde que viene elaborándose, en 2013, el indicador de confianza empresarial armonizado», ha puntualizado la directora general de la Cámara tinerfeña.

En las Cámaras de Canarias confían en que las perspectivas negativas sean solo coyunturales, lo que depende de que la ómicron remita y de que los países de donde sale la mayoría de los turistas, sobre todo Alemania y el Reino Unido, levanten las restricciones de la movilidad (amén de que España reconsidere alguna de las exigencias a los viajeros británicos, como la del certificado de vacunación a los menores de edad). En consecuencia, el grueso de la economía regional queda pendiente de factores externos, de ahí que las expectativas de las empresas sean peores cuanto mayor es su dependencia del exterior. Por eso la mayoría de las firmas de los transportes y la hostelería, el susodicho 55%, ajusta a la baja sus previsiones de actividad y facturación de cara al primer trimestre del ejercicio, mientras que las perspectivas negativas se suavizan en el resto de sectores. En la industria y la construcción, solamente un 29% de las empresas prevé un comienzo de año desfavorable, un porcentaje que llega al 35 en el caso del comercio. Además, las expectativas de los negocios son peores en Lanzarote y Fuerteventura, las dos islas más dependientes del turismo. No obstante, las empresas en peor situación son las de La Palma, aunque por un hecho tan extraordinario como la erupción del volcán, que ha dejado a la isla bonita sumida en la incertidumbre.

Falta personal

Entre los factores que limitan la actividad productiva en las Islas, dejando a un lado la debilidad de la demanda por la ómicron, los empresarios alertan sobre la falta de personal cualificado. La escasez de mano de obra no se produce así en términos cuantitativos, sino cualitativos; dicho de otro modo: no es que falten personas para contratar (imposible en una autonomía con tantísimos desempleados), sino que faltan personas preparadas para una economía cada vez más globalizada y digitalizada. Un problema del que vienen avisando las dos patronales provinciales de la construcción, Fepeco y la AECP, pero que parece haberse extendido ahora al resto de sectores.

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